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EDICIÓN IMPRESA – TRABAJAR EN FAMILIA: Astillero FMA

Esta vez nos alejamos un poco de Buenos Aires, exactamente llegamos a San Pedro y visitamos a la familia Moretti en su Astillero FMA y fuimos recibidos por Federico José, Ana Clara y Federico Hugo Moretti.

La familia Moretti consta de tres generaciones que continuan el legado de su fundador Federico Moretti Arriola que precisamente forma la sigla con sus iniciales del Astillero. Federico padre, que de él se trata, está bastante retirado de la actividad, lo que no impide que siga teniendo injerencia en alguna de las decisiones. Quienes lo conocemos, sabemos que es difícil que no lo haga debido a que su carácter lo impide, con la misma fuerza y tenacidad que inculcó a su hijo Federico, quien es el titular del Astillero FMA.
El resultado de esa charla sumamente enriquecedora, donde se mezclaron conceptos de empresarios y navegantes y en la que no faltaron chanzas y chascarrillos fue la que transcribimos a continuación para compartir con nuestros lectores.

Barcos: Federico, como titular del astillero, te pido que presentes al Astillero FMA
Federico Moretti: En este momento FMA debe ser el astillero más antiguo de Argentina, en el 2027 vamos a cumplir 50 años. Hemos fabricado desde tablas de windsurf hasta barcos de 40’.
Barcos: ¿Se puede decir que la familia, además de construir barcos se dedica al yachting?
FM: Toda la familia navega y corre regatas desde hace muchísimos años; imagínate, papá es campeón argentino de Grumete en el año ’57 y también de Snipe, ganó también varios campeonatos argentinos compitiendo en otras clases. Ana Clara corrió en Optimist, y participó con barcos nuestros en cuanto circuito de match race de Argentina y mi hijo Federico, corre en 29er. En este momento es el actual campeón argentino de la clase, luego de haber recorrido todo el país corriendo en Optimist. Y yo corrí en Snipe, me iba bastante bien, me divertí y aprendí mucho como timonel, también en Optimist, Penguin y mi última incursión fue en Grumete, siempre tratando de navegar bien y aprender, lo cual nunca se termina y eso es lo más interesante del yachting. De acuerdo a nuestras experiencias es que intentamos hacer nuestros barcos lo mejor posible, con diseños que sean los más modernos y sintonizados con lo que se usa en el mundo.


Barcos: Tengo entendido que algunos de los diseños del astillero son obra tuya y son muy exitosos
FM: Sí, soy diseñador naval, de la época anterior a la incorporación hecha por la Universidad de Quilmes. Mi profesor de diseño fue Roberto Rovere, a quien adoro y le agradezco mucho lo que se. El hecho de tener un astillero me ha servido para volcar lo que aprendí, lo que hace que nuestros productos sean un éxito tanto en la parte comercial como en su estructura de buenos barcos. Navegan muy bien y son muy divertidos. De mis diseños, hoy por hoy puedo decir que el Magic 26 tiene muchos títulos y es un barco muy reconocido en el país que se construye desde el ’98.
El Magic 23 es otro diseño mío, un barco pensado para la familia, con orza, del que se vendieron varias unidades. El 23 es un barco con cabina, baño compartimentado, más de crucero, más para la familia, con quilla izable y es el más multiuso porque también corre regatas. El 26 es mucho más cómodo también es rápido y divertido de navegar, que tiene versión quilla izable y con quillote fijo
Barcos: ¿Y los otros modelos? ¿Cuáles están en producción?
FM: La última adquisición del astillero son las matrices del ex Pandora 31, que dio vida al Magic 31 que tiene todas las modificaciones que le impusimos gracias a nuestro know how, sobre la base de un velero que recogió muchos éxitos a través de su vida. Con este modelo juntamos todas las ventajas ya conocidas, logramos un barco muy lindo y fuerte y seguro. Fue el compendio de las modificaciones que se le agregaron, de gente que sabía mucho. Logramos así un producto de altísima calidad. Estéticamente no se ven las modificaciones, pero sí en su parte constructiva, se hizo muchísimo más rígido, se puso en el peso original para el que fue diseñado, y con un calado muy cómodo de navegar en cualquier condición de crucero, además es el que mejor mide en la mayoría de las fórmulas, navegando muy bien. Se buscó un aparejo fácil y sencillo para navegar en familia y además es muy competitivo. Le dimos una vuelta de rosca a un barco de por sí exitoso.
En este momento estamos fabricando dos Magic 31, tres Magic 26 y estamos para empezar a construir un Magic 23 y un 21. El 21, diseño de Marcos Antonini este barco se usó en su momento para correr el match race, como barco de escuela es muy divertido. Se usa mucho en los lagos interiores y en Mar del Plata hay un montón. Finalmente encontramos el 33 que nos dio muchas satisfacciones y muchos títulos, muy cómodo y exitoso, navega muy bien y es dibujo de Javier Soto Acebal. Fue un placer todo lo aprendido con él y el logro con ese modelo. Siempre estamos abiertos a la posibilidad de otro diseño. Tenemos en carpeta un 28’ y un 40’, a la espera de ver cómo se desarrollan los episodios, cómo se comporta el mercado y el giro que tome la economía del país. Es determinante para tomar estas decisiones.


Barcos: Cuenten cómo empezó cada uno en este metier
Ana Clara Moretti: Yo tengo 32 años, soy mamá de un niño de 3 años que se llama Juan Pedro y que todavía no está arriba de un barco jajaa. Arranqué hace poquito nuevamente debido a que la maternidad me había alejado. Necesitaba hacer algo, acá necesitaban que diera una mano y se combinaron las dos cosas. Vine y me sumé para agrandar el staff del astillero. Hago de todo un poco, la parte administrativa, mandados varios y se muy bien en qué consiste el uso de herramientas para el armado de un barco. En ese sentido tengo mucha experiencia porque me gusta mucho la mecánica. De metida, mirando y aprendiendo de lo que veía tengo muy claro el uso de las mismas. Es lo que mamé y me gusta. Tengo la oportunidad de estar acá y la aprovecho. Cuando corría en match race ayudaba a laminar pero hoy no me dejan jajaja.
FM: Cuando papá fundó el astillero, yo venía en las vacaciones o en el momento que podía y me hacían lijar. Mi recuerdo de esa época era que lijaba todo el tiempo. Eso que los barcos son de madera, son de plástico, son de acero, son de carbono… es mentira, son de lija. Era chico, navegaba en Optimist, o Penguin o Snipe… hasta que terminé el colegio y quise estudiar ingeniería y me resultaba muy difícil compatibilizar los barcos con la ingeniería. Abandoné y opté por diseño naval, en el estudio de Rovere. En diseño es una persona sumamente exigente, gran dibujante y constructor, con un criterio y cariño especial por los barcos que nos transmitió. Fue sumamente exitoso en regatas, con gran concepto del uso del barco. Esa carrera dio origen a la actual en la Universidad de Quilmes que es maravilloso lo que está haciendo. Uno de los egresados de alli fue Héctor Longarela, docente investigador que fuera director de la carrera de arquitectura naval de la Universidad de Quilmes, que tiene diseños de barcos muy lindos, Rodolfo Lanzani, que se dedicó a los mástiles. Terminamos todos dentro de la náutica pero con otro basamento técnico. Fundamentalmente me sirvió para ir más rápido, para saber qué es lo que tenemos dentro del agua y navegar mejor.
Papá es de La Plata, vino a San Pedro a correr regatas, la conoció a mamá y se quedó acá. Yo estudiaba en Buenos Aires, trabajaba en el astillero y viajaba. Me gasté un auto yendo y viniendo… A nosotros estudiar en la facu nos implicaba, viviendo fuera de Buenos Aires, alquilar un departamento, montar una vivienda, es bastante costoso. Es lo que estoy haciendo ahora con mi hijo. En mi época para achicar costos y optimizar los recursos, trabajaba en el astillero y los días que tenía que cursar iba y volvía lo más rápido posible para seguir ocupándome. También aprovechaba los viajes para hacer alguna compra o trámite por el astillero. Me llevó 4 años, pero me sirvió porque es lo que realmente nos apasiona a todos. Papá siempre dice que el yachting no es un deporte, es una adicción y una disciplina que tiene idioma propio, que tiene componentes que hacen a la persona que lo practica alguien especial, sobre todo los que tuvimos la suerte de desarrollarlo desde muy chicos. Muchos aprendimos a navegar antes de aprender a andar en bicicleta… Hasta nos hace creer en algún aspecto que somos invencibles. Piensen en chicos que se van a navegar a 3 millas de la costa en condiciones en que otros se meten dentro de las casas, y… los hace medio raros… Tengo mis dos hijos y como padre me siento recontra orgulloso de tener a Ana Clara trabajando conmigo y ni hablar de Fede (no fuimos muy originales con los nombres, él es Federico VII), que parece que es el más rápido de la familia, el que mejor navega.
Federico Hugo Moretti: Tengo 18 años, navego en 29er luego de haber competido desde chico hasta los 15 en Optimist. Empecé a estudiar ingeniería en la UTN, en Buenos Aires en el 2018 y en el 2020 logramos ser campeones argentinos de la clase. Luego de haber hecho aprendizaje con varios tripulantes, consolidamos con Amin Abdelrajman, del YCO. En el 2019 fuimos a Mar del Plata, hicimos todos los campee se pueda solventar con fondos propios.
No trabajo fijo en el astillero, cuando me necesitan ayudo, no lijando como papá jajaja, sino haciendo cosas más interesantes. Siempre se aprenden cosas para aplicar a nuestro barco, no tanto en lo constructivo del 29er, ya que no se construye en nuestro país pero sí en cómo trabajar el fondo para que el agua pase de determinada forma. A la hora de competir, te vas a fijar en otras cosas más que en lavarlo y que quede brilloso.

Barcos: Fede, ¿contás con algún subsidio del estado o particular para tu carrera en 29er?
FM: Perdón que me meta, no. Quisiera hacer un comentario al respecto. Se hace muy duro no recibir subsidios de algún ente nacional o sponsor porque el yachting es caro. Me voy a meter en un tema complicado ya que muchas veces, los padres de Optimist embalamos a los chicos en una carrera donde luego cambian los valores económicos y se pone difícil porque pasan a barcos más caros, más fáciles de romper y se complica seguir manteniendo el nivel que se tenía en Optimist. Hoy, con U$S 4.000 tenemos un Optimist de punta a nivel mundial y para el resto de las clases los números cambian sustancialmente. Además, se modifica totalmente la logística teniendo en cuenta que los clubes generalmente tienen grandes trailers para transportar los Optimist y cuando se corre afuera ya hay apoyo de la Federación y hasta de los mismos clubes. También se pueden alquilar afuera barcos de buen nivel, a valores razonables cosa que no sucede con otras clases. Con barcos más grandes es mucho más difícil, de hecho tenemos un vehículo especial dedicado al 29er, los papás de Amin nos acompañan en el esfuerzo, es una familia maravillosa, los chicos se llevan super bien, nos hemos hecho muy amigos y así realmente se puede ir llevando la cosa. Hoy, armar un proyecto de 29er, 470, etc. es muy costoso sin apoyo. Todo funciona a fuerza de plata. Las carreras son de autos, las regatas son de barcos… Tenemos un montón de timoneles y tripulantes con muchísimo talento. Si nos fijamos en las últimas Copas América,TP52 o las Volvo, IMOCA, tenemos unos diseñadores de primerísimo nivel en Argentina EJ: Juan K, Javier Soto, Germán Frers, Martín Billoch sólo por nombrar algunos… hay muchos buenos diseñadores en el país que pueden hacer excelentes barcos. Estamos hablando de poder traer un título y representar al país como corresponde como lo hemos hecho durante tantos, tantos años. Ponernos la celeste y blanca y poder salir a correr representando al país es la cabal demostración del porqué tenemos tipos como Santi Lange, Facu Olezza, Euge Bosco, Mateo Majdalani, Julio Alsogaray, Dante Cittadini, los dos últimos me ponen muy contentos porque son sampedrinos jajaja. Gente que ha andado por todo el mundo haciéndonos quedar muy bien, tripulantazos como Ale Colla, Juampa Cadario y otros muchísimos. Ahora hay varios chicos de San Pedro que van a ir a correr afuera en Optimist, siempre y cuando la pandemia lo permita. Todo eso genera en los clubes, padres, un gran esfuerzo y en un país con las complicaciones que todos conocemos… Seamos realistas, los chicos en todas las clases solos no pueden bancarse económicamente una campaña con estos costos, sin ayuda de los padres ni esfuerzo familiar, esto es imposible. En mi familia estoy muy acostumbrado a que se posterguen decoraciones y cosas más importantes que eso también, cambiar el auto o tomar vacaciones todo era y es para ir a correr regatas o comprar un juego de velas, cambiar el barco, mástil o simplemente para mantener la competitividad.
Barcos: Fede, ¿tus proyectos se centran en el 29er o estás pensando en algún cambio de clase?
Fede: La idea es seguir en 29er. El barco está en Olivos, en el YCO. Por suerte Amín vive ahí y yo me quedo en su casa. Debido a la pandemia estamos postergando un poco los entrenamientos pero la idea es seguir haciéndolo, entrenar y competir. Los dos estudiamos lo mismo, ingeniería en la UCA.
FM: Lo bueno es que los dos comparten y tienen proyectos de vida muy similares. No sólo coinciden en la faz deportiva, sino en educación y formación. Ingeniería es un terreno muy difícil, de hecho yo lo intenté y no me dio el target para seguir. Espero que ellos lo logren. Si no es así, probarán con otra carrera, sin dudas. Los dos tienen muy buenas características, son cabeza duras, obsesivos con sus entrenamientos y su forma de encarar los desafíos. El hecho de tener intereses en común creo que suma mucho al proyecto deportivo y profesional.
Barcos: Ana Clara, ¿cómo es trabajar con tu papá?
Ana Clara: Está bueno, a veces es difícil trabajar con la familia porque hay otros intereses de por medio, pero está bueno. Esto afianzó mucho la confianza entre nosotros y nos ayudó a conocernos desde otro lado. Es un crecimiento mutuo. Él toma todas las decisiones y me gusta. Son más de 50 años que navega y más de 20 que se encarga de las compras del astillero. La tiene más que clara.
Barcos: ¿Estar vigente en las canchas de regatas es una ventaja excluyente para la faz comercial?
FM: Con los tiempos que corren, una manera de funcionar eficientemente es que todos tenemos que aprender a hacer todo porque es muy difícil opinar y hablar con los empleados, dar indicaciones a gente que trabaja hace tantos años con nosotros o hacer un comentario, tratar de optimizar algún recurso, cambiar de modelo de barco o lo que fuera, sin saber todos los pormenores que lleva la construcción del barco para tener clara la viabilidad del proyecto. Si no sabes navegar, si no sabes construir es muy difícil poder dar indicaciones a alguien u opinar dónde poner un herraje, por ejemplo; aun estando estandarizado, cada barco sale personalizado. Los usos son muy diversos, desde los vehementes como nosotros que queremos correr regatas y podemos llenar una cubierta de agujeros, que total después los tapamos hasta el señor que quiere que el barco sea un mueble inmaculado, que antes de cambiar una mordaza de lugar consulta y analiza un millón de veces. Nosotros, entre regata y regata si nos queda mejor cambiar una mordaza de lugar, hacemos agujeros que tapamos con cinta. Después vemos, no hay mucho que discutir, la velocidad ante todo… En general la gente no opina así de sus barcos, los usa para pasear y los quiere tener prolijos y bien terminados, lo cual implica que haya que racionalizar desde otros puntos de vista el armado de los mismos. Sin haber vivido toda esa experiencia previa de navegación, sin saber cómo se construyen y cuál es el grado de factibilidad de los proyectos, es muy difícil llevar algo a cabo en tiempo y forma, sin tener que hacer las cosas dos o tres veces a un costo mayor. Lo que más extraño de papá es que venía los fines de semana al astillero y yo podía correr porque él se quedaba atendiendo a la gente. Ahora está Ana Clara tratando de ocupar ese lugar.
Barcos: ¿A qué le atribuís que FMA esté vigente en este momento, viendo la cantidad de astilleros que bajaron la ventana en el país?
FM: En el astillero FMA están depositados la mayoría de los viajes y otros gastos de mis padres, la gran mayoría de mis viajes en familia, o sea, todo lo que fue ganancia en el astillero se depositó para mejoras y mantenimiento, este es el segundo galpón que armamos, uno de los pocos que tiene calefacción central, se pensó y armó como tal para dar cabida a la construcción de barcos hasta 40’ en plástico. Todos los esfuerzos de la familia durante dos generaciones estuvieron puestos en la construcción de barcos. No se nos había ocurrido otra forma de tener “barcos de punta”, creo yo que los intentos de empresas de mis abuelos y padres fueron unos buenos y otros no tanto pero terminaron armando el astillero. Nunca tuvimos delirios de grandeza, fuimos discretos y manteniendo el perfil de lo que podíamos hacer realmente. Hoy puedo decir que tengo una casa hermosa, tengo un auto del que estoy enamorado y tengo dos barcos. Pero las vacaciones se siguen postergando, con mi mujer nos fuimos de luna de miel después de 6 años de casados. Tenemos la absoluta convicción de que los barcos son nuestros, los dueños pasan pero los barcos van a ser siempre Moretti. Si el barco es una porquería, es una porquería que hizo Moretti, aun cuando lo haya terminado el dueño en la casa, lo haya comprado en el astillero o donde fuere. Nuestros barcos no tienen garantía porque no se tienen que romper. Tenemos muy claro que cuando un barco tiene un problema, ese problema se debe resolver y se repara en cualquier lugar del país donde se encuentre. Es nuestra absoluta responsabilidad de que arriba del barco va gente y tenemos la obligación de darle un medio que se mueve en el agua en el cual tienen que ir y volver seguros.
Barcos: ¿Notas una merma en el interés por la compra de barcos desde que se desató la pandemia?
FM: La pandemia creó mucha incertidumbre y la venta de barcos no deja de estar exenta de ese panorama. Sumamos a ellos la incertidumbre en la que nos sumen los gobiernos con respecto a la economía y el hecho de que es un producto que se maneja en moneda extranjera hace que al estar el dólar quieto se empieza a mover el mercado, y cuando fluctúa para automáticamente y se entra en un compás de espera. En el 2001 teníamos el astillero recién terminado con las paredes pintadas, una belleza lista para poner en marcha, hicimos 2 barcos y tuvimos que cerrar, estuvimos casi 1 año cerrados. Pero como dueño del astillero sólo me costó cerrar con el personal que, casualmente son los mismos que trabajan ahora. Pero yo me quedé sin casa, estaba recién casado y tenía mi casa, mi camioneta, mi barco, etc. y terminamos con mi señora, la mamá de Federico con una scooter prestada y alquilando una casa. Otro, tal vez hubiera cerrado el astillero, yo preferí el otro camino. Ese es el precio que se paga por hacer 50 años lo que le gusta hacer. Mis padres, que llevan 63 años juntos tienen conversaciones que me divierten al respecto: “¿Te acordás cuando… en vez de llevarme a mi a tal lado… le compraste un compás a tu hijo?” “Te acordas cuando fuimos a Nueva York y en vez de quedarnos me sacaste volando para comprarle un juego de velas a tu hijo en California?” Cuando pasaban estas cosas era “tu hijo”, ahora, cuando me sacaba una buena nota era “mi hijo” jajaja. Cuando ganaba una regata era “el hijo de los dos” y sigue sucediendo. No es muy común, y normalmente a quienes les pasa, por poner un ejemplo de los que conozco en San Pedro, los Alsogaray, o afuera, los Contessi, es muy difícil que se sienten a cenar y no terminen hablando de barcos. O que, sentados nos miremos y uno tenga puesta la remera de tal o cual campeonato. Son cosas que se atesoran a medida que pasan los años y recuerdos. Una vez, me pasó que le regalé a papá una navaja marinera muy linda que le compré cuando fui a comprar cosas para los barcos en un negocio y recién habían llegado de afuera. “Te la regalo, que a vos te gustan” y me contestó: “Uy, qué bueno, yo te voy a regalar otra” Y me regaló una navaja hecha pelota, que parecía haber estado tirada en el fondo del mar durante 40 años jajaja. “Yo te voy a regalar ésta, no lo tomes a mal, pero navaja nueva tiene cualquiera”…
Y es un poco eso, la historia hace que haya que respetarla y defenderla, por eso tenes que hacer barcos que puedan ser, tal vez cómodos o incómodos, más lentos o más rápidos, pero fundamentalmente tienen que ser buenos barcos, tienen que ser buenas ”personas” los barcos, tienen que ser barcos queribles. Por lo cómodo, por lo rápido, por lo divertido o por lo lindo, tienen que ser barcos queribles. Tienen vida propia y queda un poco loco o místico que lo diga, pero más de una vez llegando en una regata, al barco se lo conversa, se lo acaricia, pasan cosas, magia… Los nombres, los colores, tiene que ver todo con todo y uno trata que sea así a lo largo del tiempo.
Barcos: ¿Entregan los barcos totalmente armados en astillero o también kits?
FM: Tratamos de tener barcos terminados o kits lo más resueltos posible, la estructura y distribución interior no se cambian. Están muy buenos los kits porque mucha gente puede dosificar el dinero que tiene de acuerdo a sus necesidades que en definitiva es lo que hace uno cuando se hace un barco, vas comprando piezas hasta que tenes lo que necesitas. Ahí podes armar tu barco y elegir qué elementos vas a usar para ello.
Barcos: Una reflexión final de lo que es trabajar en familia
FM: Tengo la suerte de tener muchos clientes a quienes debemos mucho. Muchos de ellos nos han comprado dos y hasta tres barcos Eso habla por sí solo y lo importante es poder andar por cualquier club náutico del país y que te saluden o que se arrimen a consultarte algo. Eso es muy lindo y la verdad, no tiene precio. Que sea reconocido el barco y el astillero, el nombre de una familia y a la dedicación que ponemos en ello. Sigo insistiendo que estamos en un país que no nos permite desarrollar al máximo nuestras posibilidades. Cuando lo pudimos hacer, hemos dado sobradas muestras de nuestra capacidad. A veces se pone muy difícil, pero no imposible.

¡Muchas gracias, familia Moretti! Esto sí que es trabajar en familia con el corazón.

barcos@barcosmagazine.com

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