Esta clase de escena relatada por un adolescente es mucho más frecuente de lo que creemos.
¨Mamás orquesta¨ que instrumentalizan su vida al servicio de lo familiar, postergando o privándose de encuentros en pareja, estudios, trabajos, amistades y anhelos diversos.
Boletín de calificaciones en mano, el trabajo ha sido tanto que la nota es vivida como propia, un ataque, una afrenta, imposible de comprender. Impulso hostil que irrumpe en acto: ¨¡Te voy a matar, me arruinaste las vacaciones!¨. El daño, la culpa y sus consecuencias.
Adolescentes que como el tero, hacen ruido en un lugar y ponen el huevo en otro. El tero cuida el huevo y el adolescente intenta cuidar su ser, aunque sea difícil de entender en el devenir cotidiano de una mamá.
El ruido aparece en el colegio con las notas escolares. Tendríamos que preguntarnos porqué afuera y no en la casa, ¿qué está pasando allí?, ¿qué es eso que no se ha podido escuchar o decir?.
El adolescente transita un complejo camino que requiere mucho trabajo interno de su parte, perder una posición infantil, dejar de ser eso que se era para los padres para pasar a tener un lugar propio interno que les permita sentarse a estudiar.
Un psicoanálisis apunta a operar en esos procesos internos que hacen que el ser de un niño devenga un joven creativo más dispuesto a saber y aprender. Servirse de este recurso resulta fecundo para los jóvenes pero también para sus familias.
