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EDICIÓN IMPRESA – Persona detrás del personaje: Marcelo Edelstein

El lado “B” de la pandemia

Marcelo Edelstein tiene 48 años, es contador, tiene una agencia de viajes y es un increíble fotógrafo de la naturaleza que plasma en su cuenta de Instagram, motivo por el cual lo conocimos y dio origen a esta nota. Pero lo más notable de este personaje tan especial es la pasión que adquirió durante la pandemia que lo hizo replantearse muchos aspectos de su vida, en momentos en que muchos se abandonaron ante la adversidad de la extensa cuarentena que costó la pérdida de muchas fuentes de trabajo.

Marcelo y Sergio

Vive en Tigre, cerca del Paseo Victorica y no deja de sorprenderse el haber descubierto el lugar donde vive después de tantos años.
Para Marce, la cuarentena fue un desafío, la enfrentó, la aceptó y logró un equilibrio que nos transmite desde este encuentro.

Barcos: Marcelo, como introducción sería bueno que nos contaras un poco de tu vida.
Marce Edelstein: Tengo un hijo de 22 años que vive en Italia hace tres años y al que no veo ya hace año y medio. Por suerte, es bastante tecnológico y nos mantenemos en contacto fluido.
Mi empresa de viajes, complicada como todo el turismo en el mundo desde la pandemia, está sólida y con un montón de proyectos. Es mi actividad principal desde hace casi 14 años. Antes ejercía mi profesión, la de contador pero me cansé, la dejé y decidí empezar de cero en turismo. Fue algo que comencé por placer, porque me gustaba, y terminó transformándose en la empresa que tenemos en la actualidad. Somos dos socios, lo que es muy bueno para dividir el trabajo y aportar ideas. Cuando empezó la cuarentena, teníamos prácticamente toda la temporada de verano vendida y ejecutada y algunos grupos en el exterior. Los viajes que no se pudieron hacer por las restricciones fueron todos reprogramados. Nuestra especialidad son los viajes grupales y los programamos con mucha anticipación, la idea es que la gente que está sola conozca a otros en su misma situación y la pasen muy bien por rango de edades para que todo sea más homogéneo en intereses.
Además de esto hago fotografía que es un 90% placer y hobby y el 10% son algunos trabajos que hago, ya sea publicitarios o de algún otro tipo pero con una sola condición que yo me pongo para aceptarlo: que sea algo placentero para mi. Lo que plasmo en mis redes sociales es todo por placer.


Barcos: A través de tus posteos, se ve que mantenes una rutina, ¿es así?
ME: Vivo cerca del río en Tigre y me levanto muy temprano dependiendo la época del año para ver el amanecer todos los días. Yo salía a correr por la costa de Tigre y hace unos meses me lesioné, no podía hacer actividad física, sólo caminar. Y durante mi recuperación empecé a sacar fotos. Para mi sorpresa, me encontré con gente que también salía a sacar fotos y de a poquito fuimos armando un grupo. Yo soy turno mañana. Entonces mi rutina es: levantarme temprano, salir a sacar fotos, volver a casa a dejar cámara, salir a correr, editar las fotos, elegir para publicar y luego trabajar online desde las 10 hasta cualquier hora de la noche.
Pero mi rutina principal es los días sábado en que salgo a remar hasta el Paraná. Es una travesía muy larga desde Tigre al Paraná, 20 km de ida y 20 de vuelta. Eso lo hacemos religiosamente con un amigo, que se llama Sergio Bomballi (también Contador Público), salvo en los meses de la cuarentena que nos cortó y no pudimos circular. ¡¡Nos desesperamos!!
A partir de este sábado vamos a poder salir a la madrugada (entre las 3 y las 4 am para llegar antes del amanecer al Paraná), ya que amamos ese momento en que el cielo empieza a cambiar sus tonalidades, los minutos previos al amanecer son fantásticos…

Para nosotros significa la recompensa por todo el esfuerzo que hacemos para llegar hasta allá remando con frío, calor, viento, corriente en contra, con un promedio de travesía entre 2 ½ y 3 horas dependiendo de las condiciones climáticas y las condiciones físicas nuestras. Salimos por el río Tigre, Luján, Sarmiento, Isla Victoria y continuamos por el Capitán hasta el destino. Siempre el mismo circuito, vamos en un doble par (sin timonel), no podemos hacer cambios. Como remamos hacia atrás no podemos girar la cabeza todo el tiempo y es por eso que elegimos ríos anchos para ir por el medio sin que sea peligroso. A esa hora, de madrugada casi no hay tránsito y estamos relativamente tranquilos por si de casualidad alguien se cruza.
Barcos: ¿Cómo se les ocurrió esta rutina de sábado de salir a remar de madrugada?
ME: Quien empezó fue Sergio hace 5 años, yo me incorporé hace 3. Él pasó por un feo momento personal, un tema de salud y empezó esta rutina por dos motivos: como un cable a tierra y al mismo tiempo como una promesa a Dios porque es muy creyente. Fue algo como “yo vengo acá y hago este esfuerzo saliendo a remar a cambio de la salud de mi ser querido”. Por suerte, ese tema fue resuelto y a modo de agradecimiento siguió enganchado con esas travesías pero con la dificultad de encontrar a alguien que se acoplara a esta rutina de madrugada. Probamos un día y a partir de ahí todos los sábados nos gustó el desafío y lo adoptamos.
Lo conozco desde la infancia, me lleva 2 años de edad pero en esa época 2 años era una diferencia abismal. Para mí él era “de los grandes”, un ídolo. Los dos remábamos pero para remar debíamos pagar nuestro derecho de piso a los más grandes. Le tenía respeto (o miedo, para ser más preciso), cuando llegaba al club, el mejor bote era para él y todos los de su grupo. Te juro que los odié hasta las lágrimas un montón de veces. Pero es el odio más hermoso que tengo en mi vida, de una de las etapas más maravillosas que pasé. Y siempre se lo digo. Es increíble cómo, a partir de una crisis surgió algo tan bueno como esta rutina del deporte, tan saludable y que podes disfrutar en un ambiente de naturaleza pura.
Algo que nos pasa mientras remamos, es que hay una lancha colectiva que cruzamos aproximadamente a las 5.30 por el Capitán y nos saludamos. Nunca nos vimos, no sé quién es el que maneja la lancha, pero suponemos que siempre es el mismo. Ni él sabe quiénes son esos locos que van en el bote a esa hora… Más o menos podemos saber por el sonido dónde la vamos a cruzar. Es muy lindo. Algún día voy a averiguar quién es y voy a saludarlo personalmente porque, además es muy respetuoso, baja la velocidad y no nos hace olas.


Barcos: Eso significa que llegan hasta el Paraná y ¿vuelven enseguida?
ME: ¡Nooooo! Te cuento lo más importante: tenemos un ritual en esos 45’ previos al amanecer que nos quedamos en la orilla del Paraná: tomamos café hecho “a la turca” con cardamomo, preparado por Sergio (cada día lo hace mejor) y comemos higos, dátiles y algunas de frutas frescas para reponer energías. Brindamos con café, sacamos fotos, agradecemos y renovamos energías mirando el amanecer para luego encarar la vuelta que es otro tramo interesante porque lo hacemos a primera hora del día. Volvemos destruidos pero felices. Llegamos cuando todos salen a remar y nosotros nos vamos a descansar: ganamos un día.
Barcos: Pero hemos visto que también haces paseos por el Delta remando
ME: Si, lo domingos. Son paseos más relajados y de distancias más cortas, por ejemplo, al Espera o al Rama Negra. Y también estamos organizando paseos en lancha para pasajeros. Después de 14 años en turismo y viviendo en Tigre hace 22 años nunca hice nada turístico en el Delta. Es otro emprendimiento que estoy armando a partir de la primavera, cuando pase un poco el frío porque son actividades un poco estáticas. Vamos a hacer salidas temáticas para pasar el día en esa zona, donde vamos a mezclar esas actividades con algo de recreación y especialmente dándole contenido social y grupal. Esas temáticas por ahora son: fotografía, dibujo y pintura, yoga y vamos a ir agregando más en el futuro siempre con el mismo concepto: salir en grupo, realizar la actividad temática de ese día, disfrutar el Delta haciendo nuevos amigos. Pondremos nuestra experiencia en el diseño y ejecución de salidas grupales y va a haber alguien que se va a encargue de dirigir cada temática, como profesores que ya tengan sus alumnos de fotografía, dibujo o pintura, etc.
La idea es que vayan al lugar, lo disfruten pero que a la vez tengan una actividad ligada a cada consigna y disfruten y aprendan de la naturaleza.
El Arroyo Rama Negra tiene muchos aspectos interesantes: está cerca del puerto de Tigre, es un lugar muy lindo, tiene más de 10 km de senderos para caminar, hermosos paisajes y estilos, está todo comunicado con los ríos Espera y Capitán, lugares con más o menos casas, cañaverales, muelles, puentecitos que tienen historia. Esto da la posibilidad de intercalar la actividad específica y dejar tiempo libre para parar, observar, buscar el momento y la situación ideal para disfrutar del lugar. Todas estas actividades las haremos en una isla, que es un lugar espaciado donde se cocina en un horno a leña delante de la gente y en el momento, lo que le da mucha calidez y valor.
Barcos: Es increíble cómo se te abrió todo el panorama y actividad a partir de la pandemia
ME: Sí, todos estos contactos que empecé a tener gracias a las redes sociales surgieron todos a partir de la cuarentena. Prácticamente, desde que terminé el secundario hasta el inicio de la pandemia, trabajaba en capital y volvía a Tigre solamente a dormir. No conocía a nadie en Tigre y, como mi actividad no era esencial, no podía salir, ni trabajar. Tenía oficina en Belgrano y decidimos cerrarla y trabajar online, con la consiguiente ventaja que todos los chicos que trabajan conmigo porque dejamos de viajar al trabajo, ganamos todos 2 o 3 horas diarias, comodidad, etc. Todo lo manejamos por internet. Menos problemas para una pyme. El equipo demostró que trabajaba mejor en home office, mejor eficiencia, motivación, podes trabajar online desde distintos puntos físicos. Se extraña el contacto físico, pero ya lo vamos a volver a tener cuando volvamos a la normalidad.
A mí esto me dio la posibilidad de conocer gente maravillosa, disfrutar del lugar donde vivo y gané un montón en calidad de vida, se abrieron las redes y las posibilidades personales y laborales, porque el tiempo lo dedico a algo especial.
Barcos: ¿Alguna vez tuvieron que enfrentar alguna situación especial o peligrosa?
ME: Si las condiciones no son buenas, por ejemplo en sudestada, no salimos. Al río y a la naturaleza les tenemos respeto, es fundamental. El Paraná es terrible, se deja disfrutar pero cuando te dice “hoy no”, es no, hay que aceptarlo y volver para atrás porque las olas que se generan pueden llegar a hundir el bote. Hay veces que está planchado es hermoso.


Barcos: ¿Consideras que existe respeto entre la gente que navega?
ME: Hay de todo. Hay respeto y hay imprudencia de ambos lados, desde embarcaciones a motor (los veleros prácticamente no navegan por el Delta) como de los remeros que hacen maniobras imprudentes que y pueden derivar en un accidente. Es responsabilidad de los dos. A veces el remero, al pensar que es una embarcación más chica y que tiene prioridades erróneamente cree que puede hacer cualquier cosa, como cruzarse o circular por el medio de un río importante, que son más transitados. Y por el otro lado hay lanchas, como algunas taxi o cruceros que generan olas complicadas pero también muchas otras que respetan y disminuyen la velocidad.
Ahora, los que remamos, y por una cuestión de cortesía y respeto, debemos dejar de remar cuando una embarcación nos quiere sobrepasar así bajamos la velocidad y de esa manera el sobrepaso se hace más rápido y tanto las lanchas como los botes podemos seguir cada en su curso sin generar peligros y con la menor pérdida de tiempo posible.
Y también, aunque no se crea, por la noche hay lanchas sin luces ni sabés si te están viendo (nosotros llevamos luces bastante importantes) sólo escuchamos el motor. El problema también en ese horario es que alguno pueda venir después de haber consumido alcohol. Lo bueno es que en el horario que vamos hacia el Paraná son pocas las lanchas que cruzamos.
Otra cosa fea que te puede pasar es que se levante niebla. Una vez nos pasó 200 m antes de llegar a destino, dimos media vuelta y volvimos. Si llueve no se sale, también la corriente a veces se da vuelta y se hace difícil volver pero es parte de la aventura.
Tenemos la certeza que cuando nos toca todo a favor, en algún momento lo vamos a pagar con algo. Nada es gratis, todo se compensa. Muchas veces tenemos todas las condiciones en contra y se nos hace difícil llegar pero todo se equilibra con la vista de un amanecer hermoso. Estar llegando y escuchar que empiezan a cantar los pájaros cuando se acerca la salida del sol, cómo dialogan entre ellos, es maravilloso. Lo bueno es disfrutar del silencio en todas sus dimensiones.
Y observar el cielo es otra de las bondades de la hora, la distinta forma de las nubes, la luna llena, las estrellas, estrellas fugaces… hasta meteoritos hemos visto.
Barcos: ¿Qué enseñanza te dejó este tiempo de pandemia y cuarentena?
ME: La pandemia me quitó mucho, mi rubro fue uno de los más afectados ya que no tiene sustituto. Se viaja o no se viaja: es necesariamente presencial. Nos sigue afectando pero también me dio un montón de oportunidades que de otra forma no las hubiera tenido. Me obligó a moverme, a contactar otras empresas, hablar con gente de otros países. Aunque no lo creas, en este tiempo conseguimos firmar contratos con empresas de otros paises, muy importantes que van a comercializar nuestros viajes grupales cuando las fronteras vuelvan a abrirse con normalidad. No nos quedamos quietos.
Lo que me mueve a mí es la pasión. Abandoné mi profesión porque dejé de sentirla, de disfrutarla. Con pasión podés llegar adonde quieras, lograr cualquier cosa, a pesar del dinero. Si logras transmitir esa pasión, eso se contagia.
Me pasa de subir alguna foto en Instagram y que alguien te haga una devolución de lo que esa foto le transmitió. El Municipio de Tigre publica mis fotos y no sé quienes son los que manejan esas cuentas. Me encanta, es como aportar algo pequeño al municipio pero que tal vez a alguien le sirva al ver una imagen linda.
Hacer un deporte, subir a un bote y remar, hay un mundo fantástico en el que convive toda esta gente que navega y lo hace con placer, con pasión. Los que navegamos sentimos el río, el movimiento que genera es hermoso, ver la gente en un muelle sentada, haciendo nada, simplemente mirando o tomando mate en cualquiera de las casas, saludando… eso es disfrutar.
Las crisis te dan dos opciones: o te hundis con ella o generas algo nuevo. ¡Y esa fue mi opción!

@marce_edelstein

barcos@barcosmagazine.com

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