Home / Psicología  / EDICIÓN IMPRESA – PSICOLOGÍA – Síntomas en Pandemia: Toxicomanías

EDICIÓN IMPRESA – PSICOLOGÍA – Síntomas en Pandemia: Toxicomanías

¿Qué es lo que tenemos que saber cuando hablamos de toxicomanías?

Freud dice que toda psicología individual es a la vez una psicología social, porque venimos de una estructura social mediada por la familia, con un tipo de padre, un tipo de madre que dan lugar a tipos de síntomas en nosotros, los seres hablantes. Desde el síntoma más pasajero al más doloroso, lo inconsciente se hace oír en los cuerpos que transitan esta pandemia.
Hoy sabemos que ser madre o padre no se ajusta a ser hombre, mujer, o al acto biológico en sí mismo sino, a una función que se ejerce como se puede. Los tiempos, la sociedad y la familia han ido cambiando y así, han ido cambiando las manifestaciones sintomáticas. Sin embargo, lo que sigue siendo condición para que un ser humano tenga más posibilidades en la vida, es que éste haya sido hijo de una pareja que se ha amado y deseado.
Lo humano tiene una condición y la condición humana es el lenguaje. Habitamos un mundo regulado por leyes que hacen al lenguaje, un mundo hablado que marca cuerpos y destinos.
El cuerpo es un acontecimiento de discurso, es un hecho, y para ser un hecho tiene que ser dicho, soñado, fantaseado, libidinizado por una madre o sustituto, ofrecida en ritmos de presencias y ausencias, satisfacciones y privaciones, creando en el niño un mundo representado, simbolizado.
Cuando la simbolización es insuficiente, en el lugar donde no se ha podido tomar esa secuencia de presencias y ausencias sostenidas que dan lugar a la palabra, a la oposición y a las diferencias, falla en el niño la organización de la realidad a través de la fantasía. Entonces el cuerpo queda suspendido de ese Otro primordial que es la madre, en el adormecimiento de su organismo, sin poder recortar y hacerse de un cuerpo propio.
La droga es la búsqueda del reencuentro con aquel organismo adormecido que ante las frustraciones y dificultades de la vida, regresa a ese goce autoerótico y precario del organismo que no lo deja salir de sí mismo, para evitar el dolor de existir de haber sido cortado, dividido, separado, de aquel Otro primordial.
El problema no es la droga o farmakón, término que en griego significa veneno y remedio a la vez, sino el uso que se hace de ella en esa búsqueda fallida, en la que se repite la secuencia de consumo y abstinencia en lugar de aquella más fundamental de presencias y ausencias. Esa relación con lo otro y los otros, en la que el sujeto se encuentra sin poder refrenar los impulsos que le surgen y la ansiedad que lo lleva a ellos, esa hiperactividad o ese letargo, son expresiones del dolor de existir de la condición humana. También el dolor orgánico o la enfermedad en la hipocondría, o en las enfermedades autoinmunes pueden usarse como anestésico ante el dolor de existir.
Las adicciones son soluciones secundarias, alternativa de un conflicto primario que no puede derivar a través de la palabra, y se instala como una dependencia sustitutiva de aquella más primaria. Desde el síntoma más pasajero al más doloroso, lo inconsciente se hace oír en los cuerpos que transitan esta pandemia.
Abordar el tema de ley de salud mental es un tema complejo y polémico porque tiene que ver con lo ideológico, con el modo en que cada uno se representa el mundo.
La locura es la forma en que una sociedad representa la pérdida de la razón de las personas en algunos momentos. Solemos ver personajes públicos con cuadros delirantes y no las consideramos locas, y por otro lado vemos personas que simplemente reaccionan diferente ante una situación extrema y sin embargo las calificamos de locas. Así vemos que la locura no es una categoría psiquiátrica sino una categoría construida a partir de un prejuicio social.
Pero hay otros casos en que se rompen todas las barreras, agresiones, traiciones, robos, amenazas, golpes a propios y extraños, abandonos, deserciones, nada importa más que ese momento de fundición de goce primario, y éstos casos requieren acciones específicas. Esta ley, que busca evitar atropellos a la libertad, lo cual es importante, en muchos casos termina atando de manos a la familia, los profesionales, y a la sociedad. Porque se espera que el paciente pueda decidir, justamente en el momento en que no puede hacerlo.
Se puede tener una carrera de base que permita escuchar a un otro, aún se puede por la propia historia poseer una sensibilidad e intuición que facilite las intervenciones, sin embargo es preciso que éstos que tratan a aquellas personas, sean médicos, vecinos, policías o psicólogos, estén formados e informados para intervenir en la especificidad de cada cuadro y sus urgencias.

Freud S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo.
Fuente: Dualde C. (2018). El goce del cuerpo y el dolor de existir.

Lic. Cecilia Lavalle
Psicóloga UBA. Psicoanalista.
cecilia.lavalle@gmail.com

barcos@barcosmagazine.com

Review overview