Recién llegado de viaje, una de sus situaciones naturales, Torkel Borgström presidente de Sailing Gear nos recibió en sus oficinas de San Fernando y nos contó cómo alterna su vida desde hace ya muchos años, entre su actividad, su pasión por navegar y su familia.
Barcos: ¿De dónde venis esta vez?
Torkel Borgström: Vengo de correr en un Swan 45 de Fernando Chaín. Por suerte nos fue muy bien en dos campeonatos, la Copa del Rey, quedando terceros (empatamos el segundo puesto pero quedamos terceros por mejores puestos del otro Swan 45) y de correr en Saint Tropez, la Giraglia que tuvimos la fortuna de ganar la clase. Fueron muy buenos resultados.
B: ¿Cómo dividis tu tiempo entre viajes y tu trabajo?
TB: En general hasta el año 2012 estaba prácticamente casi 100 días al año viajando por regatas, trabajo. Desde entonces hasta ahora bajó bastante, te diría que prácticamente este en un año en el que estoy viajando casi un promedio de 30 días afuera. Pero ya estos viajes los están haciendo la generación más joven. Mis viajes son ya más locales en el área de Sudamérica como Perú, Ecuador, Brasil y Chile para correr las regatas locales y estar en contacto con los clientes y ayudarlos en sus distintos proyectos.
B: ¿Esto viene aparejado con tu trabajo?
TB: Siempre, mi trabajo y mi deporte son dos cosas que están muy ligadas y son mi pasión. Tan es así que me resulta difícil distinguir cuándo es trabajo y cuándo pasión deportiva.
B: Esto es un privilegio…
TB: Sí, se puede decir que sí, pero también tuve que trabajar muy duro para llegar a disfrutarlo así. Tuvimos la suerte, hace muchos años atrás de tener acceso a proyectos de regatas como fue el Alexia, el Matador y Azzu-
rra que nos permitieron, a mi y a una generación de argentinos, de los cuales algunos trabajan con nosotros como Juan Garay y Gonzalo Ramos Vértiz, adquirir nivel internacional como deportistas y como profesionales en el negocio de fabricar velas. Eso nos facilitó hacer contactos, mostrarnos, transformarnos en opciones para otros proyectos del medio internacional que fue lo que hoy nos abrió las puertas para que mi socio, Juan Garay desde hace 15 años esté involucrado ininterrumpidamente como diseñador de diferentes proyectos internacionales como la Copa América, siendo el diseñador de las velas del Luna Rossa o atender proyectos como Azzurra que es un TP52 que compite en el nivel top de la vela en el mundo. También atender clientes de barcos grandes como Swan 90, que antiguamente no hubíesemos tenido oportunidades porque la realidad es, que viviendo en Sudamérica es difícil que la gente nos conozca. Somos respetados, valorados y reconocidos en esta actividad como referentes.
B: ¿Argentina está entonces muy bien conceptuado en el Yachting internacional?
TB: Está muy bien conceptuada porque los deportistas argentinos que compiten alrededor del mundo tienen buena imagen, especialmente en las clases olímpicas que es donde se desarrolla la mayor cantidad de presencia de argentinos o en alguno de los proyectos antes citados. Gracias al soporte y apoyo de los Roemmers, Matador y Alexia son como una marca registrada a nivel internacional de náutica offshore.
B: ¿Cómo fueron los inicios de North Argentina y en este momento, en qué lugar gerárquico estas?
TB: Precisamente en 1975, Luis Buglioni comenzó a fabricar velas por su cuenta. Ahí nació Velas Buglioni, en el ’77 mi hermano Gabriel empezó a trabajar con él y a fines de ese año, me incorporé yo. En el ’78 Luis acepta tener la representación de Shore Sails que era una empresa norteamericana que estaba empezando a crecer en Estados Unidos. Tuve la oportunidad de viajar allá y hacer la capa-
citación como diseñador durante un mes, la primera vez y otra por seis meses haciendo un programa de diseño. Era recolectar toda la información de la base de datos de Shore de esa época, definir los factores en común que tenían diferentes diseños de velas de ese tipo y finalmente definir con Bill Shore y Doug Shore, dueños de la empresa, cómo sería el perfil de ese programa de diseño para que un especialista en programación pudiera darle forma. Hice todo ese proceso hasta finalizarlo y fue lo que nos dejó, a partir de unos meses después trabajar en Argentina con un programa de diseño. Significó un paso por delante en esa época, era una fabricación de velas artesanal. Del año ’78 a fines del ’81, mientras éramos Shore Sails tuvimos un crecimiento interesante tanto acá como en Brasil, gracias al trabajo de Gabriel, mi hermano radicado allá. Durante el Circuito a Río que se hacía todos los años Gary Waisman, mano derecha de Lowell North en la velería de San Diego fue a correr a Río, circunstancialmente estaba Luis allá y se dio una charla casual. Él estaba un poco sorprendido por ver el cambio de un año a otro, la cantidad de barcos que tenían velas Shore y entonces le planteó a Buglioni si no quería pasar a ser North Sails ya que el representante local había perdido la representación. Para nosotros fue como tocar el cielo con las manos. A fines del ’81 pasamos a ser North Sails, lo que requirió que volviera a viajar a Estados Unidos, precisamente a San Diego para capacitarme en diseño. Por eso somos la franquicia más antigua que tiene North Sails. En ese entonces Gaby y yo hacíamos un poco de todo; específicamente yo estaba más en la etapa de diseño y fabricación, siempre interactuando con la parte de ventas y el contacto con clientes a la hora de brindar servicio navegando. Salvo la parte administrativa y contable, yo tenía un poco de experiencia en todas las áreas. Eso fue incrementándose con el tiempo y en el 2002, después de la crisis argentina, Luis decide mudarse a Miami para desarrollar allí un área de negocios que ya habíamos empezado antes, que fue Beneteau en Argentina y Sudamérica, quedando a cargo de la difusión de la firma. Así quedé a cargo de todo lo que era el negocio de North Sails. Fue una experiencia y tuve que involucrarme en áreas en las que no conocía, administrativa-contable, específica del negocio en si, en una época post 2002 en la que ya veníamos en regatas internacionales con el proyecto Alexia. Sentía que teníamos que hacer un salto cualitativo importante en todos los órdenes si queríamos ser una opción competitiva. En mi caso, como soy muy competitivo y vi la oportunidad en el exterior de hacer las cosas mejor y una vez incorporado resulta inevitable dar marcha atrás. A partir de ahí empezamos a hacer cambios importantes, coincidiendo también que alcanzamos nuestro primer proyecto de Copa América, para un italiano no muy competitivo pero que nos permitió acceder a ese círculo y tener contacto con grandes regatistas como Ian Percy y Ian Walker que eran parte del equipo y ganadores de medallas olímpicas. Gracias al excelente trabajo que hizo Juan Garay en esa época, al estar Luis menos vinculado a cuestiones del día a día, decidimos que yo pasara a ser el presidente y responsable del negocio de North Sails, también incorporándose Juan como socio. A partir de ahí empezó una importante expansión del negocio gracias a los proyectos que venían de afuera y a un crecimiento bastante notable que tuvo el mercado interno. No sólo evolucionamos en todo lo que significan los procesos de fabricación, diseño y construcción de las velas, sino también en mejorar y hacer más eficientes los procesos de importación y administración. Coincidió con un auge económico, de mayor trabajo en épocas en que no dábamos abasto de la cantidad de velas que teníamos que fabricar. Tuvimos la fortuna de poder implementar esas modificaciones en épocas positivas, lo que nos permitió tener una solidez mucho mayor cuando vinieron las épocas de las “vacas flacas” al mismo tiempo en que creábamos una estructura de gente entrenada y capacitada, con varios años de trabajo a fin de poder atender las necesidades del mercado y brindar el servicio no sólo acá sino en el exterior. Con el tiempo Luis fue teniendo menos interés en la actividad y en 2011 compramos su parte que compartimos con Juan. Él se ocupa de atender los proyectos internacionales en donde está muy vinculado, Copa América, Azzurra, Swan 90 que atendemos regularmente en Europa. Yo me ocupo de lo que es el funcionamiento y el manejo del negocio localmente.
B: ¿En qué momento se incorporan Harken, B&G y Lewmar a la firma?
TB: Tanto de B&G como Lewmar somos representantes desde hace 30 años. B&G tuvo un crecimiento muy notable a partir de los últimos 7 años dado que la firma fue comprada por Navico, que potenció todas sus posibilidades en el mercado ya siendo la firma número uno de fabricación de instrumentos de precisión para navegar, pero que básicamente tenía una inserción en los barcos de regatas muy sofisticados. Esta adquisición permitió que la firma generara una cantidad de productos accediendo a todo el mercado, desde el navegante de crucero hasta el que quiere un VHF o el instrumental más complejo. Eso fue lo que nos permitió crecer sumado a la dedicación de Martín Costa que se especializó en esto y que fue quien lo motorizó en los primeros años hasta su fallecimiento, el año pasado.
La historia con Harken empieza en el año ’81 cuando nos ofrecen ser North Sails. Teníamos una relación muy cercana con los Mariani, sobre todo con Guillermo padre y en Estados Unidos. En Pewaukee, Wisconsin, que es donde Harken está localizada, sus oficinas estaban contiguas a las de North Sails. Compartían el mismo edificio. Luis lo entusiasmó a Guillermo que fabricaba una réplica de estos herrajes con otra marca King, se contactara con los hermanos Harken y tratara de encontrar una relación comercial que finalmente ocurrió, pasando a ser sus representantes. Y a partir del 2013 su actividad pasó a estar más involucrada a los negocios referidos al agro, la fábrica de mástiles de carbono que tenían cuando el mercado cayó un poco, la reconvirtieron para fabricar productos similares pero para el uso en el agro. Lo hicieron tan bien que terminaron vendiendo la empresa a John Deere y para ellos el negocio de la náutica dejó de ser interesante y plantearon a Harken no seguir adelante. La gente de Harken vino a la Argentina y tuvo una serie de entrevistas con distintas personas, entre ellas nosotros y nos ofrecieron la representación y distribución en Argentina, Uruguay y Brasil. Es una compañía excelente que fabrica productos de muy buena calidad, muy horizontal donde podes estar hablando con un técnico como con tu responsable de negocios o Peter u Olaf Harken en cualquier momento. Eso es lo que uno aprecia de esta actividad, que a pesar que del otro lado hay una empresa muy grande el trato es muy directo y muy sencillo. Con todas las marcas que representamos tenemos una mirada en los negocios que, si bien somos entidades independientes tanto ellos como nosotros coincidimos en encarar todo como si fuéramos socios, muchas veces ellos nos apoyan en proyectos específicos que consideramos importantes para nuestra región y otras veces nos piden que los ayudemos en proyectos que no necesariamente tienen una directa relación con nosotros pero que están vinculados con Sudamérica donde ellos no tienen un contacto. Es una política muy sana.
B: En tu vida el deporte y tu actividad comercial están ligadas y llevan casi todo tu tiempo. ¿Tenes algún hobby para distraerte?
TB: Yo no creo que la náutica sea un hobby para mi sino una pasión. Me encanta la competencia, soy sumamente competitivo y me encanta la superación, específicamente en todo lo que se refiere a la parte deportiva y profesional que obviamente está íntimamente ligado. Cuando voy a correr una regata no puedo estar tranquilo si no sé si estoy dando el 100% o si el barco no está preparado para rendir esas condiciones. Lo mismo, cuando voy a probar una vela con los clientes que van a correr regatas muchas veces termino involucrándome en cosas que no tienen que ver con la vela pero que sí tienen que ver con el resultado, como mejorar el barco o la tripulación pero no puedo con mi genio. Mi objetivo es, como explico a generaciones más jóvenes, o mejor dicho nuestra misión es como empresa lograr que la gente que compra nuestros productos pueda disfrutarlos. El que navega de crucero quiere funcionalidad, comodidad, practicidad, el que compite quiere mejorar, quiere ganar… y eso requiere de algo más que las velas, de un soporte técnico, de aprender, mejorar la maniobra, timonear mejor, entonces nuestro mandato es ayudar a nuestros clientes a lograr ese objetivo.
B: Además de competir afuera, ¿corres regatas acá?
TB: En los últimos años estoy corriendo regatas fundamentalmente en la clase Star. En el ’12 compré un barco y fue volver a las clases monotipos que es donde comencé y realmente donde más disfruto las competencias. Los barcos grandes me gustan mucho, me apasionan pero las regatas de monotipos son incomparables. Son juegos distintos. En los grandes el buen funcionamiento es en equipo, donde uno se especializa en una función determinada y específica pero tienen que funcionar coordinadamente en un equipo para que el resultado sea positivo. En un monotipo lo haces vos solo o con tu tripulante. Es un equipo pero distinto. Hay que ser más polifuncional. Tenes que tener estado físico, táctica, tenés que timonear, sentir el barco y hacerlo ser rápido, te tenes que llevar bien con tu tripulante.
B: ¿Dónde naciste?
TB: Nací en Estocolmo, Suecia. Mi padre era sueco y mi madre argentina. Se conocieron trabajando en una empresa aérea que era SAS, se casaron y decidieron irse a vivir a Suecia donde nacimos Cecilia y yo. A los 10 meses volvieron a vivir a Argentina donde nacieron mis otros 4 hermanos. Mi padre era viudo y tenía un hijo de su matrimonio anterior que vivió y murió en Suecia.
B: Contanos sobre tu familia, cómo se compone
TB: Estoy casado con Lorraine desde el año ’82. Tenemos 4 hijas Jeanine, psicóloga, Michelle, diseñadora gráfica, Sharon, licenciada en comunicaciones y Denisse, licenciada en diseño de indumentaria. Todas trabajan y son independientes. Michelle y Sharon viven en Barcelona. Jeanine se casó con Franco, quien trabaja con nosotros y se ocupa de la administración de North Sails. Tengo una nieta de 9 meses que se llama Bruna.
En mi familia somos muy independientes, de contacto muy estrecho pero no de comunicación diaria. A Bruna, por suerte la puedo ver seguido porque sus padres viven en Buenos Aires y tengo mucho mayor acceso a Jeanine que a mis otras hijas que están en Barcelona con las que acabo de estar hace poco cuando fue la Copa del Rey. Es una característica propia de mi familia. Mi hermano mayor, vivía en Suecia, 3 viven en Brasil y acá somos solamente 2, con lo cual estamos acostumbrados a la distancia y que las reuniones familiares son una vez por año, no tenemos ese contacto diario pero sí existe ese vínculo familiar. La verdad es que a mi familia le dedico el tiempo que puedo, Lorraine ya está acostumbrada a mi vida pero en esta etapa trato de dedicarle un poco más de tiempo. Ya no me involucro tanto en varias cosas porque considero que esas responsabilidades las empiezan a manejar la generación más joven que hoy tenemos en la velería.
B: ¿Seguis alguna rutina física o algún tipo de alimentación especial?
TB: Por suerte no tuve la necesidad de cuidarme para mantenerme físicamente bien. Sí hago natación, para mantenerme en forma y estoy activo deportivamente. No de forma permanente sino en forma aislada voy al gimnasio porque tengo una rutina física. A mi edad, 62 uno tiene que mantenerse competitivo sino el paso del tiempo te hace sentir en el cuerpo que ya no sos el mismo.
B: ¿Tenes cosas pendientes para hacer, algún proyecto?
TB: No tengo cosas pendientes de mi vida que tenga que realizar, mis desafíos son más del día a día, que el próximo cliente que invierta en un barco de regata podamos ayudarlo para que la regata sea un proyecto exitoso y le de satisfacción, que la empresa sea más eficiente, la cultura de brindar buen servicio y construir un buen producto, que ser eficiente sea central y quede como un legado para quienes continúen trabajando en el futuro y lleven esa misión adelante. En esta etapa tengo el objetivo de pensar en la transición hacia la próxima generación y tratar de dejar el funcionamiento de la empresa que continúe y mejore desde que Luis empezó hasta lo que hayamos podido lograr.
B: ¿Toda tu actividad y proyectos te deja espacio para otras cosas?
TB: Le vengo prometiendo a mi mujer pero ella me dice que no está ocurriendo jajaja. Mi idea es poder compartir más cosas con ella, viajes, etc. También quisiera tener más tiempo libre para aquellos proyectos deportivos que me gustarían pero la realidad es que a veces en Argentina uno puede programar pero no siempre es fácil plasmar. Creo que hay dos dificultades: una, la que te impone la realidad y otra, la dificultad propia, ya que por un lado, así como reconozco que soy muy competitivo también eso hace que uno necesite esa adrenalina de estar superándose permanentemente y a veces es difícil encontrar el equilibrio necesario para ir dejando de a poco. Reconozco que me cuesta. Existen las vacaciones, no tengo problema en tomarme una o dos semanas y me desconecto del mundo. Lo que me cuesta es no estar permanentemente pensando en cómo hacer mejor las cosas, mejorar el servicio, fabricar algún producto mejor, acceder a un nuevo mercado, ese tipo de cosas que me trae la mentalidad competitiva no la resigno y me hace un poco prisionero de seguir trabajando y desarrollando cosas que después hay que darles forma. Me doy cuenta cuando me involucro en un proyecto como el que comentaba al principio de la nota, en el Swan 45 de Fernando Chaín, como en salir a probar unas velas con un barco más chico y local que va a correr la regata de fin de semana en FIC, me cuesta regularlo. La pasión de transmitir todo lo que tuve la suerte de aprender a lo largo de tantos años y volcarlo para que lo puedan aprovechar otros, algo que no es tan fácil. Justo la otra noche se hizo una reunión en el YCA para conmemorar los 40 años de la Fastnet, la del ’79. En esa oportunidad participé con el equipo argentino en el Acadia, un barco norteamericano compartido entre tripulación de ese país y el nuestro. Tuve la oportunidad de encontrarme con Germán Frers, Marcelo Beccar Varela, Hernán Mieres y todos los otros que participaron de esa Admiral’s Cup y la Fastnet (afortunadamente no hice ese regata porque tenía un compromiso previo de un campeonato de Snipe en Canadá. El día que largaban yo volaba hacia Canadá y afortunadamente a ellos no les pasó nada) que a veces uno no tiene el tiempo de reencontrarse y rememorar épocas de nuestra juventud que en mi caso fue una de las primeras regatas internacionales que me tocó hacer en barcos grandes.
B: Tu última reflexión
TB: Soy de las personas que piensan que a lo mejor, muchas de las cosas que hoy logramos como empresa se le reconocen a las personas que tienen más visibilidad, en este caso en mi persona. La verdad es que nada de lo que nosotros logramos hoy sería posible sin un montón de gente desconocida quizá, que durante muchos años puso la misma dedicación, las mismas ganas, la misma pasión en lograr esos objetivos. Me refiero a todos, la mayoría de los que están en producción lo hacen desde hace 20 años 25 años y nos enorgullece que se mantengan a través del tiempo. Hay un staff de gente más joven que se fue incorporando desde el 2004/5 que hoy ya tienen una edad media y una formación. Son también responsables de lo que hoy somos como empresa. Particularmente quiero mencionar a Martín Costa, quien además de ser un gran amigo ha estado con nosotros desde la primera época y ha sido una persona que vivió todo este proceso con la misma pasión y esfuerzo y lealtad importante. Lamentablemente falleció el año pasado y hoy no está con nosotros. En su persona quisiera hacer un reconocimiento a todos los que trabajan pero que de alguna manera hoy no están presentes.