Canción de cazadores de morsas (adaptada)
Texto por Hernán Luis Biasotti.
Autor de Claves para la Navegación Feliz y libros didácticos y de relatos marineros
1) Todo el que venga en la cacería
hombre con barba tiene que ser.
Juan, Rodolfo y Martín
que tienen barba, que tienen barba,
que tienen barba, pueden venir.
2) Todo el que enfrente el diablo y la muerte
(Repite: hombre con barba tiene que ser.
Juan, Rodolfo y Martín,
que tienen barba, que tienen barba,
que tienen barba, pueden venir).
3) Todo el que ama mujeres y vino …
4) Todo el que cace los lobos marinos …
5) Todo el que come galleta grasosa …
6) Todo el que quiera venir al infierno …
Esta es una canción de acento ominoso pero muy divertida para cantar en canon. También es muy fácil de interpretar si el solista canta la primera línea que es la única que cambia y todos los demás tripulantes corean el estribillo.
Es un tema tradicional de los marineros que iban a la cacería de la morsa en las regiones boreales de Noruega, Groenlandia, Canadá, Rusia y Alaska, que es un territorio que antes de ser comprado por los Estados Unidos de Norteamérica, también formaba parte de Rusia. La morsa es un animal enorme parecido al elefante marino, aunque un poco menor. Se caracteriza por sus dos enormes colmillos inclinados hacia abajo, que pueden llegar a medir hasta un metro de largo. Habita los mares helados del Ártico. Fueron cazadas desde el Siglo XVI hasta mediados del Siglo XX en que se prohibió su explotación comercial para evitar la extinción de la especie.
En esta letra cambié morsas por lobos marinos para adaptarla a nuestras aguas. El lobo marino habita los mares australes. Los loberos, a veces llamados impropiamente foqueros, han sido probablemente los descubridores de la Antártida. El lobo marino fue capturado desde fines del Siglo XVIII hasta mediados del Siglo XX en toda esta región austral desde la isla Juan Fernández en el Pacífico hasta la Isla de los Estados, las islas Malvinas, los canales fueguinos y las islas antárticas y subantárticas y otras. Era una cacería bestial, a garrotazos. Como la de los balleneros, la vida del lobero era durísima, matando, cuereando, destazando, hirviendo la grasa en calderos para extraer el aceite.
Los nombres que cita mi fuente original de Flandes no son Juan, Rodolfo y Martín, sino Jan, Hein, Klass y Pitt, nombres neerlandeses que para nosotros no suenan familiares, de modo que los remplacé para que suene bien. Para el caso no importa porque la gracia está en hacer entrar en la canción los nombres de los tripulantes presentes en la reunión en vez de cualquier otro. Ω