En un lugar encantador, porque es así, un lugar increíble al alcance de cualquiera y con las prestaciones ideales para esta actividad, nos encontramos en el YCSI, Camino de la Escollera con María José Fontichelli, Majo para todo el mundo que nos contó del SUP, Stand Up Paddle deporte del cual es instructora en su Escuela Aloha Namasté.
Escucharla es un placer, te da ganas de subirte ya a una tabla y empezar a remar sin parar porque es tal la pasión que transmite, la misma que la llevó a la enseñanza del mismo para que “nadie se quede afuera de la práctica”.
Psicóloga de profesión, instructora de Yoga, de SUP, a sus 38 años combina toda su experiencia y hace un mix muy interesante que trataremos de transcribir fielmente.
Barcos: Contanos cómo surge en vos esta pasión por el SUP y cómo la volcaste en la escuela.
Majo: Tanto mi marido como yo, surfeamos y viajábamos los fines de semana. En el 2014 nace mi hija, Bahía y encontramos que esa logística se había complicado bastante. Me encontraba maternando, mi vida había cambiado en varios aspectos y en el 2015 surge en mí una necesidad imperiosa de volver al agua, de volver a la práctica de un deporte acuático por la zona donde vivo. Había probado windsurf, había probado kite, kayak, todas me gustaban pero ninguna me enloquecía, seguía eligiendo el surf. Y en ese entonces, el SUP empieza a ser visible, es un deporte que lleva ya unos 10 años como deporte, porque como práctica es ancestral, el hombre siempre remó parado.
La típica, busqué en Google y encontré una escuela, que fue una de las primeras acá en la zona, en el bajo de San isidro, en el Club 7. ¡era pleno invierno! Una ola polar, pero yo quería empezar, necesitaba empezar ya. Me contesta Lucas, que es uno de los referentes del deporte diciéndome que en ese momento no tenían grupos formados porque era invierno, pero que cuando arrancase la actividad me iba a avisar. ¡Estaba desesperada para empezar, imagínate! Necesitaba el contacto con el agua y mi insistencia tuvo efecto ya que empezamos. Era tal mi sensación por haberlo imaginado tanto, que cuando lo hice me resultó fácil, como algo ya vivido. Además, al haber practicado durante tanto tiempo al surf, subir a la tabla ya me daba mucha estabilidad. Y a la vez, era mi casa, era mi río, era local, toda esta conjunción fue espectacular.
Y todo esto me llevó a pensar que, así como me sentía yo, otras personas debían tener acceso a este deporte. Fue un descubrimiento muy fuerte para mí.
Yo era profesora de yoga y mis alumnas me vieron super entusiasmada con esta actividad acuática porque les conté y flashée, resultando que se empezaron a armar grupos en esa escuela de alumnas y amigas. Y así es como empieza a surgir la escuela. Yo no era profe, estaban los de la escuela y empecé una capacitación con ellos porque me encantó tanto y me resultó simple que sentí que se me abría un camino y entré en forma automática.
Barcos: ¿Es cierto que tus alumnos de la escuela dicen que formaron una tribu?
Majo: Ahí empieza el concepto de tribu, somos amigos que descubrimos algo y se empieza a generar una red. Al principio éramos muchas mujeres pero se fue agregando el público masculino, al tornarse más deportivo. Había algún concepto como que el hombre hace kite o windsurf y la mujer tuvo esta puerta de entrada al río. Esto se ve en los clubes con los socios, que van a sus barcos y las mujeres vienen a hacer SUP, donde hay muchas profesionales y ahí surgió como chiste que podíamos armar una tribu, vivir y sobrevivir en cualquier lado.
Barcos: ¿Necesitaste el deporte como una forma de competencia o es, para vos un deporte de recreación?
Majo: Cuando empecé, me enamoré de la actividad, invité y la ola me llevó a capacitarme. Me dejé llevar, sumé horas de agua, empecé a entrenar y en ese mismo año corrí mi primera carrera, que fue participativa (que consiste en un circuito, es una regata con boyas de 1,5 km, también está el all round, que es un poco más complejo, un nivel intermedio y con las mismas tablas, que pueden ser inflables o rígidas hasta 12 pies y finalmente tenes el race que es la categoría más competitiva en si con tablas de hasta 14 pies y rankea a nivel nacional e internacional, ya es más específico de carrera y es lo de más alto rendimiento del deporte) y muy difícil. Corrí con un inflable, había un noreste muy fuerte y me fasciné con la experiencia y entendí que no sólo era subirse a una tabla y remar, que de por si es un montón, por el equilibrio, la fuerza, sino que tenía una técnica, que se entrena, se perfecciona, hay algo más detrás. Me metí de lleno a aprender a vivir y transitar, primero para poder desarrollarlo. Para mí, la mayor capacitación fue correr, meterme en el circuito, correr en el río, en el mar, presentarme frente a la cancha y resolver. No busqué un deporte competitivo, siento que la maternidad me tocó una fibra de empo-
deramiento, me apasionó. No me considero competitiva, todo es por placer. Me gusta el proceso de la competencia, la búsqueda de la excelencia, la técnica, eso es lo que a mí me apasiona. Después el resultado viene.
Barcos: Al encarar la enseñanza en la escuela, ser psicóloga y yogui entonces te sirvió ¿qué es para vos clave al transmitir tu experiencia?
Majo: Hay mucho de mental, mucho de adaptación física, de entrenamiento porque son horas en el agua y también me encanta ver al alumno y poder transmitirle eso que vivimos en el agua de una forma más simple, como darle ese regalo, hace esto o aquello y que la respuesta a esas tres palabras le resuelva en un minuto lo que a vos te llevó años en el agua. Busco bajarle esa información. Hoy es la visión que tiene la escuela, hay una parte recreativa, hay una parte de querer iniciarse en el deporte y una guía y cuidado por estar en el agua y que eso requiere su seguridad, otros vienen a algo que es recreativo también que es SUP yoga, hay un público que entra y permanece y hace toda esta escalera que es el entrenamiento, que es donde la escuela hoy está más enfocada.
También hay clases de yoga sin agua, en otra sede que es Pura Espacio, un yoga dinámico. Estoy haciendo foco también en un yoga restaurativo, más que nada por el alto rendimiento. También fue un recorrido, en el camino de Majo como atleta de alto rendimiento fui encontrando esa pata importante del yoga restaurativo, donde se respira, se reacomoda, se hace movilidad, se estira, se gira, abre, regenera. La búsqueda hizo un viraje por el presente que vivo y por la demanda. El alumno viene a entrenar y hay que adaptar la práctica a eso.
Barcos: ¿En qué consisten los cursos de tu escuela?
Majo: En la escuela hay tres opciones: 1° el alumno ingresa, hace un curso básico que dura 4 clases que puede ser con o sin yoga, un curso de iniciación sólo SUP que tiene varios objetivos como pararse en la tabla, mantener una dirección, aprender a subirse después de una caída, conocer los elementos básicos de seguridad, la nomenclatura de los elementos en si, meteorología básica y el curso básico mismo más las primeras posturas de yoga, una exploración de posturas, o sea que cuando ingresa ya sabe si viene a un curso SUP o SUP yoga; 2° curso intermedio, que después que pasa la primera fase del 1°, se empieza a profundizar un poco en la técnica y buscar posturas más avanzadas porque ya adquirió confianza en el medio. Como llega gente que nunca hizo nada en el agua, son pasos necesarios para tomar confianza y sensibilizar, y el de SUP yoga pasa a ser un grupo recreativo y de encuentros de todos los sábados a la mañana que vienen a remar y hacen su práctica, se van a comer algo, etc.; 3° el curso de entrenamiento donde el alumno está más interesado en ir hacia otro lado (RACE). La práctica de yoga en tabla, la verdad es que es difícil de explicar, es una locura difícil de transmitir porque hacer la práctica sobre una tabla y en el medio del agua con una relajación, cuando volves sos otra persona, hay que probar para entender lo que estoy diciendo, es muy fuerte la liberación, la limpieza que haces. Realmente es muy mágico, el medio, el prana, es como un reset. Son como dos pilares (que sostienen la escuela). Los dos están firmes y fuertes. Creció mucho el que viene a entrenamiento y adquiere su tabla, la deja en el club, se hace asocia, tiene su embarcación, de golpe te sentis más free rider. Esta bahía, al no tener navegación a motor es bien segura, con una profundidad de 1m normalmente, tenemos bajantes grandes pero siempre se ve un espejo de agua.
Barcos: Hablando de profundidad, ¿cuánta se necesita para esta práctica?
Majo: Se necesitan unos 50 cm seguro para la quilla, que es lo que te ayuda a mantener la dirección, saber que no te toca el fondo porque salis volando… y también tener la profundidad justa para el remo como para poder introducir toda la cuchara, ya que tiene que ir toda debajo del agua en la ejecución.
Alquien que ya sabe, con maniobras puede salir a mayor profundidad o directamente salir por el canal. Tenemos la ventaja que de acá podemos salir hacia el lado del puerto que es más protegido. Yo entreno allí, tenemos una cancha delimitada allá con sus distancias. Tengo todo organizado ahí, puedo salir por playa, remo un rato hago una entrada en calor, me voy al puerto, entreno y vuelvo. Tenemos salida desde acá, vas hasta el espigón, entras al canal frente al CNSI y llegas al puerto. También salis por tierra, cruzas el muelle y llegas al agua. Es ideal, fui buscando el lugar para poder entrenar aunque sople mucho y es éste. No tenes el peligro que implica no sólo el viento sino el tráfico de barcos, y kites, que hay mucho, la deriva, etc.
Barcos: ¿Qué elementos se necesitan para practicar?
Majo: Tenemos una tabla, un remo, chaleco salvavidas en la parte recreativa es obligatorio, no así en race por disposición internacional. La tabla (todas) va tomada al pie mediante un leash, igual que en surf, pita, que es uno de los elementos de seguridad básico. Volviendo al salvavidas, en escuela es obligatorio, por más que la persona te diga que sabe nadar, es obligatorio; se puede llegar a enfrentar a una situación y nunca se sabe cómo puede reaccionar. Lo bueno de este spot es que enfrente tenés las islas, Seguimos el aguaje y hacemos travesías. Hemos llegado hasta el San Antonio, tenemos vueltas de 10, 14 km. Hay muellecitos, esta travesía es un flash, obvio que todo esto es con cierto nivel, más que todo por el cruce.
Barcos: ¿A partir de qué edad empiezan los niños? ¿Hay límite de edad?
Majo: A los 6 años, aunque hay de 4 y 5 que ya se suben. Lo más difícil es la coordinación. A esa edad lo que hago es subirlos conmigo, los pongo a proa con su remos, sus chalecos y yo en la misma tabla hago de timón hasta que ellos adquieren la coordinación de remar de un lado, cambiar y remar del otro y cómo introducir el remo. Una vez que veo que este punto está dominado, los dejo en una tabla especial para sus tamaños, y los sigo con mi tabla para darles indicaciones para que no se deriven. La etapa siguiente es más lúdica. Hay un grupo de adolescentes que con la realidad que vivimos de pandemia fue un boom porque los chicos no se veían, no salían y fue como sacarse las computadoras de la cabeza. Se armaron grupos de amigos que tuvieron la oportunidad de poder relacionarse, juntarse y reírse en el río, jugar con distanciamiento porque ya lo tenes garantizado, fue como un volver a vivir. Ese grupo sigue remando. Y adultos, la edad que quieran, hasta la edad que se animen a experimentarlo. Es un deporte que te permite ir lento o ir más rápido, depende del desafío que quieras imprimir. Hay clases que son dentro de la bajada de la bahía de la escuela, con la ventaja de que si te caes, te subis con facilidad, te paras, volves a probar, y el guía siempre está para dar seguridad y ayudarlos en ese proceso. Es un deporte en el que vos te exigis hasta donde queres. La única condición que tenes es que te animes y que te guste el agua.
Barcos: ¿Las clases son siempre colectivas?
Majo: Son particulares o colectivas. En general, lo que más llama es el grupo, porque compartis y vivis la experiencia grupal. Pero está el que quiere trabajar algo puntual o le da “cosa” elige la particular. El que se compró la tabla y no se podía parar, ese venía solo.
No digo que sea una ciencia subirse y remar, pero hay muchas cosas que te conviene aprender para tener el cuenta, saber cómo funciona el equipo, estar preparado para la ola, el viento, etc., qué te conviene hacer y que no. Parece fácil pero a muchos les pasa que, cuando se quieren subir la tabla se les da vuelta y hay que tener una técnica correcta para subir, para remar, para hacerlo sin cargar la espalda, brazos, codos, muñecas… Que la persona salga con su chaleco y que sepa si hace pie o no, son varias cosas importantes a saber. En el curso básico ya aprendes todas estas cosas. Se dice que es el deporte náutico de mayor crecimiento exponencial.
Barcos: ¿Podemos hablar de valores de equipos?
Majo: Hay tablas inflables que abundan, desde 60.000 pesos que podes encontrar en un supermercado. En general no las recomiendo porque pueden explotar o que te subis y no sostiene tu peso, no navegan, se doblan porque no tienen la presión necesaria. Yo ni las vendo porque no son seguras. Igual se trabaja con lo que hay y bienvenido sea. Ahora, saltar un escalón es el doble porque empiezan las tablas soportan la presión que necesitan para navegar eficientemente, y esas están en el rango de los 1.000/1.200 dólares. Estas son tablas de la calidad necesaria por los materiales con las que están construidas. Estas soportan la presión necesaria y navegan de manera eficiente. Las inflables, que se ven como tal pero tienen por dentro hilos de kevlar y carbono que le dan rigidez, si probas te das cuenta y te dan la ventaja de venir con remos y leash. En general les digo a mis alumnos que esperen, que usen las de la escuela que tenemos un montón de equipos que son buenísimos, que ahorren y que elijan, que prueben rígidas o inflables, que prueben una proa u otra, ya que hay planas, para mar, para down wind, de carrera, recreativas. Nosotros tenemos all round, que son de 10,2 pies x 30 o 32” suficiente para que se pueda empezar la actividad. En el mercado pasa que hay algunas tablas de buena calidad pero son de 9 pies, más corta y corres el riesgo de no tener la estabilidad suficiente para empezar. Después están las de carbono race a unos 2.500/3.000 dólares. Cuando llegas a esta tabla, vos ya sabes lo que queres, buscas performance, peso determinado, otro nivel. El remo de escuela de 6.000 pesos, de aluminio, plástico o fibra de vidrio; el de race, 400/500 dólares, tampoco se queda atrás. Los hay regulables o fijos, al principio conviene el regulable para ir probando, una vez que uno sabe lo que quiere, se salta a algo fijo. Mi primera tabla fue una inflable con la que remé un año y quise saltar a race, pude hacer un trueque con una chica de Bariloche. Justo las dos buscábamos lo que tenía la otra, ella quería una inflable para bajar los rápidos. Y después cuando pude me volví a comprar una inflable, porque si vos queres viajar, llevar la de race es muy delicada.
Hay tablas de ola, que son más cortas y tienen más cajas de quilla para estabilizar en la ola, otra construcción y se amolda a tus movimientos para el desplazamiento, es más rápida, más corta, etc. Depende marca, construcción, si es nacional o importada… no hay que buscar por precio sino por prestación. Acá no te sirve salvo que vayas corrigiendo todo el tiempo.
Yo aconsejo que la gente vaya a una escuela, no hablo de la mía especialmente (hay excelentes escuelas en todo Buenos Aires y muy bien equipadas) porque ahí van a encontrar lo que mejor se adecúe a las necesidades de cada uno. Es una forma de hacer camino. Porque no es sólo tener la plata para ir a comprar la tabla sino que este aprendizaje te va a aportar hasta la mejor decisión de comprar una tabla, información de meteorología y condiciones, ver la cancha en la que vas a remar, la parte técnica, te va a dar la experiencia del recorrido que ya tiene la escuela y además la posibilidad de tener un grupo con quien compartir esta actividad.
Barcos: ¿Por qué la escuela se llama como se llama?
Majo: El nombre de la escuela es Aloha Namasté, que son dos dialectos diferentes pero que significan lo mismo, es un saludo espiritual. Es la búsqueda en si de la escuela y la filosofía es la mentalidad de funcio-
namiento de la misma.
Barcos: ¿Sos de delegar en otros la enseñanza en tu escuela?
Majo: La escuela fue creciendo y hay un equipo de trabajo, somos varios. Si quisiera irme de vacaciones, tal vez no en este contexto que estamos viviendo, podría hacerlo delegando en los demás profesores. Elijo quedarme y crecer en el equipo. Justamente una de las colaboradoras trajo un amigo a remar y terminó flasheado, nosotras, a veces no nos damos cuenta del tesoro que tenemos porque esta es nuestra vida. Yo vivo en Beccar, bajo y tengo esto. La gente viene y ve este espacio y no lo puede creer.
Barcos: Contame de tu hija Bahía, ¿sigue tus pasos?
Majo: Bahía tiene 6 años y no es muy entusiasta de esto. No insisto, juega en la playita y sale a veces a remar conmigo en mi tabla, va incorporando movimientos, adquiriendo seguridad. Cuando me pide, salimos. Mi marido me ayuda mucho para organizarnos aunque tiene otro trabajo, los fines de semana me ayuda en la escuela. Ella está acostumbrada porque se crió así, viene para acá. Está en una edad en que es manejable, no se dentro de algunos años tal vez necesite otros espacios, o se integre y forme un grupo y se quede en el club. Acá la conoce todo el mundo y anda por todos lados. Se complica un poco si me voy a alguna competencia, el año pasado fui al mundial a El Salvador, justo para su cumpleaños y para mi fue una decisión muy compleja. Y lo festejamos cuando volví. Eso es lo más difícil, los viajes de competición.
Barcos: Para cerrar, contanos porqué SUP
Majo: El SUP me reencontró en mi hábitat que amo y con el agua me devolvió la libertad. Lo que observo en la gente que se acerca es la conexión con la naturaleza, con el agua en si pero también hay un proceso de autoconocimiento muy fuerte y de empoderamiento tanto femenino como masculino, es para todos. Es un deporte tan práctico que se desarrolla en cualquier espejo de agua con un crecimiento exponencial a nivel mundial y hay que escucharlo.