La pandemia desnuda nuestros miedos como señal ante el peligro de un posible contagio. Se enlaza a la angustia ante lo incierto de la vida misma que hoy obra en clave contemporánea.
Tomarnos el trabajo de incorporar cuidados higiénicos como hábitos resulta de gran ayuda para minimizar distracciones. Un descuido despierta la fantasía consciente o no, del riesgo de enfermarse o enfermar a un otro. Consecuentemente surge la emergencia del miedo o la angustia.
Si el miedo no nos toma por entero, nos alerta para afrontar la contingencia. Aunque nadie elige desde la voluntad como situarse frente a él, asumir la responsabilidad de instalar dichos hábitos nos aporta un recurso más para sobrellevar la adversidad. Hablar con los nuestros acerca de sostener una rutina higiénica metódica es contar con un recurso para no quedar tomados por el miedo, además de constituir en sí misma la transmisión de un límite como herramienta de trascendencia vital para los más jóvenes.
Esto implica asumir algunas privaciones dolorosas, abrazar a nuestros seres queridos, ir a trabajar, salir a navegar, juntarse con amigos y otras actividades que elegimos y que en definitiva organizan nuestra vida sosteniendo nuestra subjetividad.
Privados de aquellos tiempos y espacios la angustia nos llama a reorganizarnos, a amigarnos con la incertidumbre, a poner en palabras con aquellos abiertos a escucharnos, que alivianan éstos momentos a vivir, y nos llevan a pensar qué estamos dispuestos a perder y qué no.
Más allá de las indicaciones bien intencionadas que nos vienen desde afuera, como hacer gimnasia en la mañana y arreglar placards por la tarde, cada uno pondrá en juego aquellos recursos que ha desarrollado a lo largo de su vida y lo hará a su modo. Pero es preciso un tiempo de espera en que las privaciones precipitarán la angustia, de la que surgirá un nuevo orden de cosas para cada quién y sobrevendrán nuevos recursos.
La pandemia nos trajo esta posibilidad de confiar en lo propio e interrogarnos sobre lo que nos pasa, en esta época que todavía no sabemos bien cómo es, pero que seguramente cuando esta incertidumbre haya pasado, llegará el momento de mirar hacia atrás y reconocernos como protagonistas de lo elegido.