PARTE II – Por Ezequiel Sundblad
Ese mismo día llegó la almiranta de visita de Calafate donde está cuidando a su padre en este difícil momento. Mi alegría de volver a verla luego de meses era inmensa y al día siguiente zarpamos nuevamente con destino a Juan Lacaze, el puerto de Sauce donde estaba el Mono esperándonos en el Wanderer de Kiki y Thies que acababan de llegar desde las Georgias del Sur. Llegamos en medio de la noche luego de unos chubasquitos en camino desde Buceo, nos amarramos al muelle luego de esquivar el campo minado de velero en sus boyas. Por la mañana a bordo el Mono, Kiki y Thies se quedaron a almorzar pollo al horno con verduras que les pareció de restaurante cinco estrellas comparado con su dieta en base a latas de los últimos meses.
Nuestro último encuentro había sido casi nueve años atrás y nos parecía que hubiera sido ayer, cosas de la vida, intercambiamos anécdotas y aventuras vividas. A la mañana siguiente, luego de una mateada con tortas fritas todos juntos y viendo que pintaba lindo nuevamente soltamos amarras y nos fuimos silbando bajito rumbo a nuestro refugio en Uruguay el río San Francisco donde se encuentra el parador Vuelta y Vuelta de nuestros buenos amigos Pablo y Yenny que junto a Marcos nos malcrían cada vez que llegamos y es un muy buen lugar para recuperar fuerza y lamerse las heridas luego de largas batallas en los mares del sur o meses de galeote en Brasil.
En cuanto dejamos libre las piedras de artilleros abrimos velas y le largamos el timón al Mono que era su primer reencuentro con el viejo Maguito desde su ACV, la alegría en su cara no tiene manera de ser descripta, estaba como perro con dos colas y la meteo apoyó el momento llevándonos en un través suave entre seis y siete nudos. Pasamos frente a Colonia entre Farallón y San Gabriel siguiendo el canal hasta Conchillas donde entramos a final de la tarde.
La entrada al arroyo San Francisco es bastante simple cuando la conoces bien, no hay que cortar desde la pastera sino seguir paralelo al canal hasta que el arroyo te queda al traves y ahí recién entrar. Las boyas que pusieron la semana pasada están invertidas, dejar roja a babor entrando ¡¡ojo!! si la marea está normal hay casi dos metros en la parte más baja que son unos veinte metros de largo justo en la boca y antes de meterse en el arroyo, una vez dentro la profundidad se va a tres metros de agua y uno puede embicarse en el parador frente al restaurante y amarrarse a los árboles, casi como solíamos hacer en la barra de San Juan cuando nos metíamos en la playa, ¿¿se acuerdan??
Unas buenas milas con fritas o chivitos al plato todo regado con unas Patricias heladas ¿qué más se puede pedir?, llegamos al paraíso jaja.
Una semana para recuperar energía y mientras seguimos acomodando las sandías, unos días más tarde se nos sumaron Santiago y Martín, que llegaron unos días antes para hacerse cargo de la carpintería, así que se puso a terminar detalles. San le dio un repaso a la mayor y reforzó algunas costuras que necesitaban ser repasadas.
Flor se dedicó a la limpieza de la cocina y a dejar la dinette en buenas condiciones, el Mono disfrutó unos días a bordo y luego se volvió a Buenos Aires.
Freddy nos trajo más Epoxi, pegamento para el bote y una garrafa de gas extra.
Por último se sumó Francisco y Flor se volvió a Calafate.
Nos movimos a Carmelo para hacer combustible y nuevo reaprovisionamiento en el super Los Balla, que tiene muy buenos precios y la calidad de la comida en muy buena.
Luego de acomodar toda la carga, que llegara Nacho con las últimas cosas y se llevaba de vuelta a Santiago con él y Skipper, zarpamos rumbo a Malvinas, 1100 millas nos esperaban por delante. Con el río bajando fuerte salimos al canal y bordeamos Martín García, seguimos el canal hasta pasado Colonia, luego lo fuimos bordeando hasta fuera del pontón Recalada donde ya enfilamos al sur cruzando Samborombón. Tuvimos un par de días con buenos vientos del NE hasta la altura de Punta Alta donde un S fuerte nos llevó pateando al E para estar posisionados cuando virara el SE y así seguimos bajando, luego vientos variables y calmos, un poco de vela y otro de motor. La temperatura fue bajando y aparecieron nuevamente las medias y los sweaters, la Refleks entró en acción nuevamente, manteniéndonos bien calentitos, la comida impresionante en este viaje, Francisco es apasionado por la cocina y Martín se defiende bastante bien. Ahí venimos a pecetos con papas o ensalada, milanesas de pollo con puré de papas real, guiso de lentejas, chucrut con chorizos, hamburguesas con ensalada de lentejas y verduras todo un lujo.
Con la panza llena, bien calentitos disfrutando buena música y compañía, ¿qué más se puede pedir?
¡No te pierdas las próximas piernas! Te esperamos a bordo para pasarla bien, navegar, disfrutar o aprender siempre en el mejor ambiente.
Hasta la próxima.