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EDICIÓN IMPRESA – DON ALFREDO PALAU: UN ESTILO DE VIDA ÚNICO

El miércoles 27 de julio, a sus 102 años despedimos con tristeza a Alfredo José Palau

Lúcido totalmente hasta esa mañana y rodeado de su Familia que lo acompañó hasta el último segundo, se fue en Paz.
Aunque él ya estaba dormido, escuchaba las charlas en su cama sobre la Barra de San Juan, recibió besos y todo el Cariño de sus nietas, su hijo, y de su mujer.
Con esto queremos transmitir la Paz en la que se fue un Grande…, Un Grande de la Vida, y un Gran referente de la Náutica y del Río de la Plata.
Dejó su legado a su familia, a las personas que lo conocieron en su querido Club, a quienes compartieron las vacaciones en la Amada Barra, sus charlas de negocio, de amarra, de clubes, y pasillos… Dejó sin dudas “Un Estilo de Vida” en muchos de nosotros.
Recordando sus comienzos, Don Alfredo fue Capitán de Yachting del Club San Fernando en la década del 60/70. Creando así la Escuela de Vela en la Institución, adquiriendo el Río de la Plata “Emboti” y rebautizándolo como “Racha”.
En el año 70, con los planos de Clark Milis, hizo construir los primeros 10 Optimist de la Argentina, porque sostenía que era la embarcación perfecta para que los mas pequeños aprendan a navegar. Esos Optimist fueron vendidos al costo a distintos clubes, hasta que más adelante llegaron otros astilleros… y el Optimist llegó para quedarse en la Argentina.
Sin dudas, estaba acertado con la idea que era ¡el mejor barco para los más chicos!
Fue conocido miembro de UNEN, junto a sus amigos Alberto Milone y Rodolfo Rivademar que han trabajado tanto por el boyado y por la seguridad de todos.
Don Alfredo se encargó durante años de chequear y realizar el boyado para ingresar correctamente a la Barra de San Juan. Cada año chequeaba el canal, el agua y allá iba, con sus boyas, donadas por él mismo, para recibir la temporada en sus amadas Playas.


Cada vez que pudo ayudar lo hizo, era un alma solidaria y siempre estuvo al servicio del Río y de sus navegantes. Tal es así que cuando cerró la Barra de San Juan, rumbeó para Arroyo Rosario y allí también se ocupó de las boyas: les ponía cinta refractaria para los navegantes que llegaban de noche… aunque él siempre era de los primeros en llegar.
Siempre pensaba en los que tenían otras aventuras, y se dedicó al Río, a este amado deporte y a su Gente.
¿Quién se puede olvidar de sus famosos Boletines? Allí compartía las tablas de mareas, cuando no existía esa información en el celular y escribía sus notas de “Cabos Sueltos” con anécdotas e información. Siempre le gustó mucho leer, escribir y compartirlo con la gente.
Otro gesto de solidaridad, inolvidable fue cuando repartió gratuitamente más de 1500 ladrillos “Bohio”, para que los navegantes pudieran estar más calentitos en el invierno dentro de sus embarcaciones. Siempre pensaba en cómo ayudar a los demás…
Para quienes no lo saben, Don Alfredo era Socio Vitalicio del Club San Fernando, Socio “Honorario” del Club Náutico Azopardo, (donde además fue durante varios años Secretario), y amante de sus barcos: su Cadete Rob Roy, con el que vivió millones de aventuras, y su Plenamar 30: Rob Roy II, el que disfrutó durante 44 años y que vendió recién a sus 97 años.
Disfrutó este Maravilloso Estilo de Vida, hizo amigos, las personas que lo respetaban y consultaban. Creó una Escuela de Yachting, construyó los primeros Optimist, boyó todo el Río, brindando seguridad a sus navegantes, contribuyó con infinitas cosas a su Amada Barra de San Juan y dejó sobre todo el legado a su Familia, de honestidad, de respeto, de humildad, de ser “Buena Palabra” y por encima de todo, les dejó el Amor por la náutica, que la transmitió a sus hijos, a sus nietos y (gracias a Dios que le dio la oportunidad de vivirlos y conocerlos), también a sus bisnietos.
¡¡¡Gracias Don Alfredo!!! El Río no está de duelo, porque Fuiste un Grande, te fuiste como un Grande, y ¡desde el cielo seguís guiando a toda tu Comunidad por el camino del bien!
¿Qué más se le puede pedir a la Vida?
¡¡¡Hasta Siempre!!!

barcos@barcosmagazine.com

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