Un día de fines de junio nos dejó Charlie. Cuesta creer que esta adorable persona no esté más en este mundo material…
Porque si hablamos del yachting en Argentina, hablamos de Charlie Vilar Castex, el señor de la náutica, el señor de la vela. Varias veces Campeón Mundial de Snipe, junto a su hermano Jorge y Medalla de Oro en los Juegos Panamericanos.
Su calidez y su generosidad no conocieron límites, todos lo adoramos, no hay quien no sienta respeto y admiración por su persona.
Casado con Malena Castro Videla, padre de dos hijas, Mariana Brauer y Rosario Varisco, abuelo de seis nietos, Valeria, Lucas y Tomás Brauer y Nacho, Joaco y Simón Varisco.
De profesión arquitecto, todos lo invitaban a bordo de sus barcos, todos querían tenerlo dentro de sus tripulaciones, aprender de sus experiencias, o simplemente compartir sus frondosos relatos de sus jóvenes 91 años. Fue Comodoro del Club Náutico San Isidro durante dos períodos y fue nombrado Ciudadano Ilustre de San Isidro, que con sencillez y humildad no supo cuánto valor tuvo su obra.
Pero Carlos Vilar Castex trascendió a través de sus proezas deportivas, pero nos dejó lo invalorable que todos ansiamos algún día, nos dejó el mejor legado y pensamos que no había mejor manera de homenajearlo que a través de su nieto Nacho Varisco, entrenador de yachting quien se encontraba en Ecuador en funciones y que pudo despedirlo con estas palabras que transcribimos letra por letra:
“Perdón por haber vivido como si fueras eterno… es que para mí siempre fuiste igual… desde que tengo memoria no cambiaste físicamente, no cambió tu forma de ser, no cambiaron tus actividades, seguías aprendiendo cosas nuevas, seguías acordándote de todo… quizás, en tus últimos años escuchabas la tele con el volumen un poco más alto… jaja, pero más allá de eso nada cambiaba, seguías navegando increíble, seguías siendo “MacGyver”, seguías al tanto de todas las noticias náuticas, seguías juntándote con tus muchísimos amigos, seguías pendiente de todos mis proyectos náuticos al detalle… yo juraba que mientras pudieras seguir navegando vivirías 20 años más.
La última vez que te vi, antes de irme de Buenos Aires, te saludé con la naturalidad de cualquier otro viaje, pensando que me iba a ir y con gusto te iba a llamar cada tanto para contarte cómo me iba yendo con el entrenamiento o con el Campeonato, o como le estaba yendo a mis alumnos (eras a la persona que más me gustaba llamar cuando estaba afuera) y luego volvería a Buenos Aires para que me preguntes todo… ¿cómo fue el Campeonato? ¿cómo era la cancha? si me había encontrado con amigos, si los barcos eran alquilados, ¿cuál era el fabricante y de qué país era? Y todo lo que querías saber.
Si bien nuestras conversaciones carecían de profundidad dado que yo siempre creí que iba a haber tiempo para hablar de todo, disfrutaba mucho simplemente estar sentado, caminando o navegando al lado tuyo, te admiro más que a nadie, fuiste la persona que yo más quiero.
Ser un buen tipo, ser humilde, ser simple, ser generoso, ser activo, ser inteligente, ser un excelente navegante, ser un excelente arquitecto, ser un gran padre, ser un gran abuelo, ser saludable, ser alegre, ser un gran amigo, ser una enciclopedia náutica, ser un gran marido, ser un genio, ser un grande, ser un gigante, ser una leyenda, ser un fuera de serie, ser un capo, son todos adjetivos que te quedaron chicos… ¡fuiste la persona MÁS QUERIDA que jamás voy a conocer!
Sin haber sido alguien extrovertido, sino más bien alguien muy tranquilo, humilde y de perfil bajo, eras capaz de generar climas alegres a tu alrededor, no se como lo hacías… Aunque vos actuaras como si nada, se sentía la admiración que causabas en todas las personas que te conocían.
De nadie me animo a hablar tan bien como lo hago de vos… siempre fueron lindos momentos los que me tocaba vivir cuando alguien se enteraba de que era tu nieto. Obviamente, nadie le hablaría mal de un abuelo a su propio nieto, pero es que nadie siquiera se guardaba su comentario, todos se desbordaban en elogios…
Recuerdo una vez, cuando tenía 14 o 15 años que fui al YCA con vos, Cale, mamá, papá y no se quién más estaba, para que me entregaran la Medalla de Oro del YCA, y previo a la entrega de los premios, nos cruzamos con un señor y te pusiste a charlar. El señor en un momento de la charla me empieza a hablar a mi para contarme una hazaña que habías hecho que no recuerdo concretamente pero sí recuerdo que me había asombrado profundamente… había sido algo del estilo de ganar una regata de larga distancia con el timón totalmente roto, o que ganaste la regata sin un obenque (se cortó y lo ataste), o no recuerdo que había sido pero había sido una hazaña absoluta. Y cuando termina de hablar vos nos dijiste que no, que ese no habías sido vos, que había sido tu hermano Toti en la regata tal, en el año tal. Tu generosa y tan humilde respuesta, valió más para mi que si vos realmente hubieras sido el protagonista de ese episodio que yo no podía creer. Lo mínimo que me decían es “¡qué pedazo de abuelo que tenés, eh!”.
¡Tu cumpleaños número 90 fue un acto de coronación! Ni bien empezó la pandemia, no se podía andar por las calles, había mucho miedo, ¡y aún así te cayeron casi 20 amigos a la vereda de tu casa a felicitarte y a celebrar con un champagne!
Extrañaré que me pases a buscar en el Citroen para ir a navegar con vos, extrañaré pasear por el varadero y que me cuentes la historia de cada barco y en cuales navegaste y quienes fueron todos sus dueños y porque está en el varadero, extrañaré caminar con vos por el Club, extrañaré que mamá me pregunte si te puedo ayudar con algo porque vos nunca querías pedir ayuda a nadie para no joder, extrañaré qué cada tanto te pegues un buen palo y nos asustes a todos mientras vos te mantenías con la misma tranquilidad de siempre, extrañaré contarte sobre mis entrenamientos, campeonatos o de mi trabajo como entrenador (aunque lo seguiré haciendo), extrañaré contarte de los Capitanes, extrañaré que me cuentes lo que viste en SailorsWeekly o en Juanpanews, extrañare que me preguntes si me estoy moviendo en bici al Club, extrañaré que me pidas que me tengo que subir a un Snipe algún día (¡lo voy a hacer!), extrañaré estar navegando con vos y que cada barco que pase por al lado salude con mucho cariño, y luego vos me cuentes el modelo del barco, su historia y la de todos sus dueños, extrañaré ver el Citroen en el estacionamiento del Náutico, extrañaré verte con tus amigos a la tarde en ese salón del restaurante central que tienen “comprado”, extrañaré verte mimando el Mariana cuando entro o salgo del Náutico por agua, extrañaré que me entregues vos los premios en las entregas, extrañaré las salidas a navegar con tu amigo “el Mono”, extrañaré simplemente compartir tiempo con vos, ¡todos te vamos a extrañar!
En cuanto al deporte que nos une, fuiste un crack, recuerdo que una vez cruzando el charco me contaste que con Toti habían sido los primeros en hacer planear el Snipe y que alguien lo había escrito en algún libro o revista (en su momento debe haber habido muy poca gente que haya planeado en cualquier tipo de barco), ¡pero además fuiste un apasionado total, eras una enciclopedia! ¡No se cómo retenías cada cosa que leías o cada cosa que te contaban! Me seguiré esforzando por aprender todo de TU deporte que es infinito.
Por último, contarte que, aunque no me sorprende, es impresionante la cantidad de gente que nos escribe por vos y los lindos mensajes que estamos recibiendo. ¡Nos hace muy bien! ¡La tristeza sana cuando vemos que la huella que dejaste es insuperable!
Cuando llegue a Buenos Aires, le daré un muy fuerte abrazo a Cale, a mamá y a Maian, y seguramente te recordaremos con anécdotas lindísimas. También voy a correr la Mar de Solís que es una deuda que los dos sabemos que nos quedó pendiente.
¡Gracias por todo! Sos un ejemplo para mí y ha sido un honor y me siento un afortunado de haber podido compartir estos 24 años tan cerca tuyo! ¡Estarás siempre presente en mis pensamientos y te seguiré manteniendo al tanto de mis proyectos!
¡Gracias Charlie!
¡Seguiré gastando el jardín de tu casa que es el Río de la Plata!»
Nota: Ignacio «Nacho» Varisco es navegante de toda la vida. Entre sus logros, el más destacado es haber sido Campeón Sudamericano de Optimist en 2010, en Punta del Este, entre otros. Es mentor del proyecto social «Capitanes de Barrio», es instructor de yachting y en la actualidad entrena al equipo ecuatoriano de Optimist. Acompañó al equipo argentino de Optimist en el Campeonato Norteamericano de la clase recientemente disputado en México.