Como Connie y Julio cuentan al Diario Valencia Playa.com, ellos cursan su cuarentena
viviendo en su barco de 18m de eslora. Connie observa sabiamente que un barco puede ser
muy pequeño o muy grande según se lo mire. Aunque se vieron tentados de ir mar adentro,
debieron quedar en la amarra sujetos a las disposiciones vigentes sin poder hacerlo,
pasando el tiempo entre Netflix, tele, lecturas, paz y agua alrededor.
Aunque las cuarentenas no siempre suelen ser tan idílicas. Tensiones, conflictos, roces por
compartir, tiempos y espacios que no son los habituales. Sin embargo sabemos que las
especies que se adaptan son las que sobreviven. El problema de coexistir en el mismo
barco es que el ser humano no es racional, entre la racionalidad y sus emociones es
como puede.
“ La bolsa o la vida ” es una disyunción que solía plantear Lacan, si elegimos la bolsa
perdemos la vida, y si elegimos la vida, perdemos la bolsa pero conservamos la vida. De
todos modos la vida se va y la aprovechamos o no cediendo algunos de nuestros impulsos
más egoístas para coexistir con los otros.
Ocurre con nuestros hijos un día, cuando nos cierran la puerta de su cuarto, “mamá ¡no
entrás!”, esa puerta que se cierra nos indica dramáticamente que necesitan su espacio,
aunque sea uno mínimo.
Las palabras nos permiten organizar la vida de algún modo, aceptando el “no” del otro como
si fuera un cartel de STOP que indica el camino. STOP, primero uno, después el otro.
Observen ustedes cuánta dificultad nos presenta esto en las rotondas del tránsito, lo mismo
se da en nuestras cuarentenas hogareñas. Nos cuesta respetar el espacio y el tiempo del
otro ¿Cuántos choques y tensiones nos ahorraríamos si cediéramos nuestra urgencia,
nuestra escucha, un silloncito en nuestro living interno para la urgencia del otro? Como eso
no siempre viene dado tiene lugar el portazo, o aún el cartel: STOP. Pero ese STOP no solo
implica ceder nuestro espacio sino también abrir nuestra escucha, nuestra mirada a ese
mundo nuevo y diferente que el otro nos entrega. Mundo que nos enriquece y abre en el
nuestro, diálogos nuevos.
En esta cuarentena tenemos la posibilidad de coexistir abriendo fuego contra el otro, o
abriendo juegos nuevos. Elijamos sabiamente.
