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Una industria en auge: ¿Qué es un superyacht?

No existe una definición oficial de superyacht (en comparación con uno normal), pero en la industria el término generalmente se refiere a un barco de más de 22 metros de eslora.

Algunos cuestionan esa definición, diciendo que el término «superyacht» se aplica a barcos de más de 60 metros de largo.

Otros brókeres incluso han adoptado el término «gigayacht» para referirse a barcos de más de 91 metros. «Todo es un poco de marketing», dice Bill Springer, que escribe sobre la industria de la navegación a vela para la revista Forbes. El de Bezos tiene poco menos de la mitad de largo que la Torre Eiffel.

La industria ha crecido rápidamente durante los últimos 20 años. Según la Asociación Nacional de Fabricantes Marinos de EE.UU., en 2020 las ventas de barcos alcanzaron su punto máximo en 13 años, lo que refleja cómo las personas han recurrido al agua para realizar actividades seguras y con distancia social durante los confinamientos por la pandemia.

«El mercado ha estado en ebullición», dice Sam Tucker, jefe de investigación de superyachts en la firma de inteligencia de mercado VesselsValue. «Ha habido un número récord de transacciones realizadas y esa tendencia se mantiene incluso hasta ahora». El mercado de barcos de segunda mano ​​también «ha sido una locura», dice Tucker. «Está al rojo vivo».

Según Tucker, hay 9.357 barcos de más de 19 metros de largo que se encuentran actualmente en el mar, es decir, que no se han hundido o que tampoco se mantienen en tierra. Aproximadamente el 85% de ellos son motorizados y el 15% son barcos a vela como el que ha encargado Bezos. En 2020 se alquilaron menos yachts, dice Tucker, quien lo atribuye a las restricciones de viaje durante la pandemia.

Las ventas cayeron durante algunas semanas cuando EE.UU. se vio afectado por confinamientos en 2020, pero luego se dispararon de inmediato. En junio, «fue como si alguien accionara un interruptor». Los pedidos comenzaron a llegar rápidamente, señala Bob Denison, que ha sido corredor en Fort Lauderdale, Florida, desde 2001. «No ha habido nada igual antes», dice. «La demanda es dos o tres veces mayor de la que he visto».

La compañía de Denison vendió 1.008 embarcaciones en 2020, un aumento del 35% con respecto al año anterior.

Actualmente está en camino de registrar otro aumento del 30% en 2021. Aproximadamente 65 barcos de los que vendió en 2020 eran super. En lo que va del año, se han vendido unos 40, lo que significa que su empresa ha vendido unos 2,2 superyachts por semana desde enero.

La demanda ha superado totalmente la oferta, dice su colega Ben Farnborough, quien agrega que ahora es mucho más difícil encontrar botes de segunda mano ​​para vender. Él espera que la flexibilización de las restricciones de viaje a causa del coronavirus pronto permita viajar a Europa para obtener más  de segunda mano para vender en EE.UU.

¿Quién compra superyachts?

Las embarcaciones a menudo son compradas por corporaciones y luego son alquiladas por el propietario de la compañía, lo que dificulta establecer con certeza qué embarcaciones son propiedad de quién.

En puertos famosos de construcción de barcos, como el de Países Bajos donde se encuentra Oceanco, los aficionados intentan detectar la matrícula de los aviones privados en un esfuerzo por determinar qué multimillonarios han venido a visitar su futuro barco.

La privacidad es el objetivo de poseer un yacht, destaca Tucker, quien considera el sector una»industria opaca».

Se rumorea que Mark Zuckerberg y Bill Gates, multimillonarios de la industria tecnológica los tienen. «Estos son activos muy reservados y una de las razones por las que se compran es por privacidad», señala Tucker.

La privacidad también ofrece seguridad, una consideración no tan insignificante para las personas más ricas del mundo. Y puede que los ultrarricos quieran mantener sus juguetes nuevos en la ultraprivacidad hoy en día.

Cuando el multimillonario de Hollywood David Geffen publicó en Instagram una foto de su barco diciendo que estaba «aislado» en un paraíso tropical y que esperaba que todos estuvieran «a salvo» durante la pandemia, el resto de mortales no tardó en criticarle.

¿Por qué son tan caros?

Ofrecen «verdadera exclusividad», dice Springer, quien compara tener uno con ser dueño de una isla privada o construir una ciudad personalizada desde cero.

«En el Renacimiento, los mecenas ricos pagaban el equivalente a millones de dólares para construir catedrales», apunta. «Y eran las más hermosas y tenían a los mejores artesanos, y eran los proyectos más espectaculares de su época. Y había mucho de ‘oye, soy muy rico y voy a hacer estas cosas realmente increíbles con mi dinero'».

«Así que los superbarcos son muy similares en ese sentido», añade.

También se están volviendo más cómodos y llegan a lugares más allá de los «puertos clásicos del glamour» como Mónaco, dice Springer. La gente ahora los lleva a lugares más exóticos y remotos, como la Antártida y Papúa Nueva Guinea, ya que los propietarios descubren que son más que simples símbolos de estatus.

Los mejores superyates están hechos a medida, con artesanos que diseñan cada detalle para los gustos de los más ricos y elitistas del mundo. Pueden tardar años en construirse. Uno tan grande como el de Bezos probablemente involucró a unos 400 trabajadores y diseñadores, estima Farnborough. Cuando esté terminado, probablemente necesitará unas 60 personas para tripularlo.

Los costos operativos anuales ascienden a aproximadamente el 10% del precio de compra, dice Tucker de VesselsValue. Los altos precios del petróleo y la posibilidad de más confinamientos podrían llevar a que más embarcaciones de segunda mano ​​lleguen al mercado durante 2022, estima.

barcos@barcosmagazine.com

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