El Rio Luján fue escenario durante muchos años de las regatas de remo entre el Museo Naval y la desembocadura del Rio Tigre
El 8 de diciembre de 1873 se disputa una regata con la presencia del Presidente de la República Domingo F. Sarmiento, entre otras autoridades nacionales y extranjeras. Tal fue el éxito de la misma que hoy se la recuerda como la Primera Regata oficial del remo nacional. En sus aguas se realizaron regatas oficiales a partir de 1893 hasta 1972; estableciendo en sus inicios la llegada frente al Tigre Hotel.
A partir del 11 de noviembre de 1924, las regatas oficiales disputadas sobre el Río Luján se llevaron a cabo siempre corriente a favor, teniendo como llegadas: aguas arriba, el Rowing Club Argentino y aguas abajo, la antigua sede del Club de Remo Teutonia (actual destacamento de la Prefectura Naval Argentina).
Sobre el Rio Luján se disputaron, además de innumerables regatas oficiales: la regata de los Juegos Olímpicos del Centenario en junio de 1910, los Campeonatos Argentinos desde 1927 hasta 1971 inclusive, el Certamen Sudamericano de Remo de 1940, el Panamericano Buenos Aires 1951 y los Campeonatos Sudamericanos de 1958 y 1962.
Desde 1977 a 1979 se llevó a cabo la Fiesta Nacional de los Deportes Náuticos auspiciada por la Municipalidad de Tigre, en noviembre 1980 y 1981 las regatas de la “Fiesta Nacional del Remo”, en agosto 1988 se realizó la primera regata internacional FISA para veteranos en nuestro país.
En noviembre de 1994 se instala el alumbrado para regatas nocturnas, convirtiendo al Río Luján en uno de los pocos ríos del mundo que cuenta con una iluminación sobre un trayecto de 500 metros para la realización de competencias nocturnas.
Finalmente, a fines de 1999 se lleva a cabo la regata del milenio y a partir de 2006 el Festival de Ochos.
A través del testimonio de uno de los pioneros, Sr. Hallet, sabemos que “las regatas tenían antes de 1924, una muy endeble organización, que permitía cruzar la cancha a los botes de paseantes, y si se ganaba, era porque éstos se quedaban quietos alguna vez. Era frecuente que los remeros lanzaran epítetos de todo calibre contra los paseantes indiscretos” (El Gráfico, 1924).
Finalmente, en noviembre de 1931, llegó el tan ansiado cierre cuando la autoridad marítima restringe por completo el tráfico durante la regata y mantiene el orden dentro de la cancha.
Las competencias se realizaban en dos períodos, habiéndose hecho al promediar las mismas un intervalo de media hora para facilitar el libre tránsito de embarcaciones. Las regatas se corrían cada diez minutos, utilizándose las lanchas designadas para la fiscalización de las mismas.
