Hernán Alvarez Forn, más conocido como “Hormiga Negra” partió en una singladura hacia mejores rumbos el 15 de noviembre pasado. Fue alumno de la Escuela Argentina Modelo, del Nacional de Buenos Aires y del Instituto de Segunda Enseñanza. Siguió la carrera de arquitectura y, ya recibido fue profesor de la UBA.

Hormiga tenía muchas pasiones, entre otras era pintor, dibujante, escritor y humorista. Amaba navegar, era aventurero como pocos, ávido lector y tenía una cultura sobresaliente.

Como alma libre que era, fue un viajante inquieto. A bordo de su querido Pequod recorrió, hasta más allá de los 80 años, tal cantidad de millas que le alcanzaron y sobraron para documentarlas en historias y anécdotas, muchas de las cuales volcó en sus libros.

Corrió importantes regatas locales y de crucero en el Río de la Plata, el Atlántico Sur, el Norte y el Pacífico y realizó muchos  viajes, como recorridos por el Cabo de Hornos, Ushuaia, isla de los Estados, Estrecho de Magallanes, muchos por la costa de Brasil, cuatro por el Atlántico Norte y el primer crucero a la Antártida de un velero deportivo de bandera argentina, el Pequod  en  1984, que lo convirtió en el primer argentino en hacer base allí con un barco propio.

Publicó varios libros, entre los que se destacan El Nauticomio, Léxico Marinero, Antarktikós y Cronicón de un marinero, haciendo uso de su humor característico.

Disfrutó de su vida como pocos pueden hacerlo hasta sus jóvenes 94 años dejando un legado de 4 hijos, fantásticas historias y derroteros que marcaron su pasión por navegar.

Buenos vientos, ¡Hormiga Negra querido!