Los propietarios de megayachts están «completamente decepcionados» por no poder atracar en Nápoles este verano después de que la ciudad del sur de Italia restringiera la entrada a embarcaciones de más de 75 metros de eslora

El capitán de puerto del puerto Mergellina de Nápoles ha implementado las nuevas reglas por razones de seguridad, derivadas de las preocupaciones sobre el espacio limitado disponible en el concurrido puerto, que ha estado en capacidad durante los últimos dos meses.

Los megayachts han podido atracar en Nápoles durante dos décadas, y el cambio ha provocado la protesta de los líderes empresariales preocupados por el impacto que tendrán los cambios en el panorama turístico de la ciudad.

Corriere della Sera informa el magnate de los medios Barry Diller, propietario de 93 metros Eos, ya ha cambiado sus planes de vacaciones en Nápoles. Un barco perteneciente al segundo hombre más rico del mundo, jefe de LVMH Bernard Arnault, también se le bloqueó la entrada, dejando el 101 metros Sympony a la deriva frente a la costa.

Los informes afirman que la prohibición fue una sorpresa para el magnate, que previamente había atracado el barco de seis cubiertas en el puerto.

Una fuente en el puerto le dice a The Guardian que la medida es «incomprensible» y que Nápoles, que «a menudo aparece en las noticias por razones negativas», se perderá un turismo valioso de personas de alto poder adquisitivo como resultado de la prohibición.

“Recibo muchas cartas de magnates que dicen que están completamente decepcionados de no poder atracar en más en ese puerto”, agrega la fuente.

Una de las cartas, de una empresa que alquila un barco propiedad de un multimillonario turco y está registrado en las Islas Caimán, dice: “Nuestro barco mide 85 metros y he visto amarrar otros más grandes sin ningún problema. ¿Por qué esto ya no es posible? Los grandes yachts traen dinero, traen empleos, y es realmente lamentable que ya no puedan detenerse en Nápoles”.

Los cambios han sido criticados por los sindicatos empresariales, que están preocupados por las implicaciones económicas y la posible pérdida de prestigio, que ha sido un destino elegido por Leonardo DiCaprio, Jennifer Lopez y Jeff Bezos.

Esta no es la primera vez que Arnault enfrenta impedimentos en sus planes de viaje. El año pasado, el empresario francés vendió su jet privado tras ser rastreado por activistas climáticos en Twitter.

“De hecho, con todas estas historias, el grupo tenía un avión y lo vendimos”, dijo Arnault a France’s Radio clasica. “El resultado ahora es que nadie puede ver a dónde voy porque alquilo aviones cuando uso aviones privados”.