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Lucas Palmer

LA PERSONA DETRÁS DEL PERSONAJE

@kiteandrolltarifa

En nuestro paso por Tarifa, increíble lugar de Andalucía, España, cuna del kitesurf tuvimos la oportunidad de encontrarnos con Lucas Palmer instructor de este deporte que, con su sonrisa eterna y su onda más que genial nos contó bastante acerca de su experiencia. 

Cerca de cumplir 43 años, precisamente el 25 de julio, ya habla como un español más, no se puede negar que hace muchos años que habita en esa espectacular playa, aunque los mismos españoles no lo tomen como tal, lo descubren como argentino. Su look es más que particular, las rastas le dan esa personalidad exótica, libre y desinhibida. Hace muchos años que las lleva con toda naturalidad, le han abierto camino, lo hicieron único. No hay persona que deje de saludarlo al pasar, lleno de amigos que fue cosechando a través del tiempo esta persona tan singular compartió una noche de tapas con Barcos.

Barcos: ¿Hace cuánto que viniste a Tarifa? 

Lucas Palmer: Hace 18 años que empecé a venir, no que me quedé. Empecé dando cursos en el río, en Perú Beach. Primero fue de windsurf y después empezamos con la movida del kite. Así fue que me vine para Tarifa, a hacer una temporada como profe de kite y de windsurf. Yo llevaba la escuela de El Ombú, hacía temporada en Baires y después me venía para acá. Recuerdo que vivíamos con dos amigos, Nacho Petersen y Pancho Cirio en una casa en el bajo de San Isidro. Cuando eso se cortó, yo seguí con Pancho viviendo en las casitas que están sobre Elcano. En esa época, trabajábamos juntos con Dani Fioritti.

Barcos: Contanos sobre tus inicios en este deporte

LP: Cuando yo llegué al bajo, no tenía casa y hasta que me acomodé pasó un tiempo. Yo aprendí a navegar en esa época, me enseñaron Pancho y Marco Magrini (que ahora está en Bariloche) cuando cerrábamos el bar de Perú (donde trabajaba) y de noche. Al año siguiente estaba trabajando de instructor. También aprendí mucho de Tóbal Saubidet, éramos amigos y organizábamos los viajes juntos. Cuando empezamos a ir a Punta Rasa, no iba nadie salvo nosotros tres con los alumnos. Todo lo que aprendí lo aprendí de ellos, acumulé tanta experiencia que no paré de trabajar. 

Barcos: ¿Cómo sentiste la aventura de dejar todo y venir a instalarte acá?

LP: Al principio venía yo solo, a hacer temporada; después se sumó Pancho. A mi entender, estar en varios lugares te termina asfixiando. Y al estar en el  bajo, uno se va haciendo local, te atrapa. Te quedas en ese buque para siempre, que no está mal. Vivir en el bajo, con toda la onda que hay ahí, la movida… sinceramente lo extraño. Tu casa es tu casa. Acá se vive bien, todo bien, tengo amigos íntimos que valoro también como valoro a los 3 o 4 amigos que tengo de Argentina de toda la vida, que para mi son familia. Los amigos de acá, de diversas nacionalidades son en los que me apoyo, porque cuando estás en tu país te rodea todo un entorno que te acompaña pero cuando te vas solo a la otra parte del mundo, a veces estás bien y a veces estás mal y muchas veces, solo.

Barcos: ¿Por qué elegiste Tarifa?

LP: Pues porque es bonito, hay playa, hay viento para poder trabajar. Hay un montón de lugares que reúnen esas condiciones, pero Tarifa te da un montón de extras. Hace 18 años esto ya estaba lleno de gente que hacía windsurf, muchos alemanes y franceses. Cuando venía, lo pasaba 100 puntos pero volvía, hasta que por el tema de los “papeles”, si salía ya no podía volver a entrar. Y aunque en San Isidro la pasaba también muy bien, ojo que no soy de San Isidro, soy de Caballito y de chico nos fuimos a vivir a Belgrano. Nada que ver, aunque mi abuelo toda la vida navegó, siempre tuvo barco, corría regatas. Pasábamos mucho tiempo en la costa, mucho en Cariló y Mar del Plata. Eran otras épocas que se cortaron con las crisis. Después nos fuimos a vivir a Vicente López y finalmente me quedé solo porque mi familia se vino a vivir a España, ya que mi abuela es  española, de Galicia. También tengo familia en Italia y Baleares.

Barcos: Entonces llegó el momento que dijiste, me voy…

LP: Ya dejé de hacer una  temporada para hacer dos temporadas al año, esa era mi idea, mantener el verano todo el año. Y hace algo de 12 años se juntaron varias cosas, vino el tema de los papeles y en el río tampoco veía mucha progresión, necesitaba quedarme más acá, necesitaba un cambio. Estábamos liándola y decidí quedarme estable acá. Solté el bajo porque había entrado en un círculo bastante pesadito, estaba en la “cresta de la ola” y de fiesta todo el día, el “sueño del pibe” pero me estaba arruinando la vida. Vino bien tomar distancia y buscar nuevos horizontes. Con un poco de cabeza te vas nivelando, buscando el equilibrio, seguir disfrutando pero de otra forma. Y esta distancia que tomé nos vino bien a todos, tenía que cortarla de alguna manera. A poco de llegar entonces decidí que me quedaba porque cada vez que volvía a Argentina quedabas registrado y no quería ser ilegal. Se juntaron las dos cosas y listo, me quedé. Así es como pasé mi primer invierno en Tarifa, donde no tenía trabajo. Compartía casa con dos instructores más y me empecé a buscar la vida por ahí, compartiendo con gente de todo el mundo. Yo pasé de vivir en la abundancia a la ruina de los años ’90 donde mi padre perdió todo lo que tenía. Desde que mi viejo murió, en el ’98 me convertí en un auténtico “buscavidas”. Acá cuento mi historia y me miran como un extraterrestre, no lo pueden creer. Tienen las cosas más servidas, si bien la mayoría estudia y empieza a trabajar recién a los 30, hay otro poder adquisitivo. A mi siempre me salvó el deporte porque aparte de navegar era guardavidas, salía, me entrenaba, corría, nadaba, corría triatlones hasta que me lastimé un tobillo buceando y tuve que abandonarlos, no podía correr. Así fue que nadaba y nadaba y unos amigos me invitaron y ¡crucé el estrecho de Gibraltar nadando! que son 14 km pero a mi me salieron 18 km porque hice un desvío saliendo de la Isla de Tarifa. 

Barcos: ¿Y cómo te trata Tarifa?

LP: Al principio, ya instalado empecé a trabajar en diferentes lugares. Después trabajé durante 10 años con un chico italiano, Daniele, que tiene una escuela que hace muchos años que está y nos hicimos muy amigos. Juntos compartimos casa y de a poquito me fui haciendo mi lugar, haciendo lo que hago siempre en todos lados. Yo trabajaba exclusivamente como instructor, donde sentí que tenía mi techo de lo que se puede trabajar por horas del día, días de viento y temporada, que si la escuela no crecía, tampoco lo hacíamos nosotros, no quería tener una marca, etc. Todo muy respetable, ése era el modelo que buscaba Dani. Tuve que buscar otras formas de salir adelante ya que no quería seguir siendo exclusivamente instructor hasta el infinito, porque es un trabajo duro, te vas haciendo mayor, pones el cuerpo, te cansas más. Entonces decidí dejar KTS y montar Kite & Roll, mi propia escuela, con toda la experiencia que tenía y hace ya 5 años dicto cursos con di-

ferentes formatos: grupales, de 4, de 2 y particulares. Hemos ido creciendo cada año un poquito más a pesar de lo difícil que está el mercado donde antes había 20 escuelas y ahora cincuenta y pico oficiales, la competencia es brutal. Esto es mucho más competitivo que hace años donde la gente te recomendaba y punto, la gente te llegaba por cómo hacías las cosas. También dependemos mucho de cómo viene la temporada, por ahora en la escuela somos 3 pero tengo que estar muy pendiente de la demanda como para adicionar más instructores, que los hay y buenos. Tenés que asegurarte que todos los clientes se vayan contentos. De golpe te estás asfixiando en verano porque vienen 5 días muy buenos y se corta la racha con mal tiempo. Ahora, un turista que viene de cualquier parte del mundo no tiene idea a quién está reservando a través de la web, y ¿quién sabe lo que hay atrás de la web? Puede ser que en vez de ser un buen profesor de kitesurf, el que publica en la web es informático y ese día tiene 40 alumnos,  ¿se entiende? Ahí se puede poner lo que a uno le da la gana, antes venían porque te recomendaban. Ese trabajo tenía otro valor. 

Barcos: ¿Cómo es el clima, variado?

LP: Por ejemplo, cuando sopla el poniente que es el viento del oeste, siempre amanece nublado. 

Acá cuando llueve, llueve. Entonces hacemos otra actividad como surfear. Y en invierno tenemos muy pocos turistas. Pero el clima ha cambiado mucho. Antes la temporada terminaba el 5 de septiembre y se convertía en un pueblo fantasma. Ahora la temporada se estiró casi hasta finales de octubre si el tiempo acompaña y durante el invierno hay mucha gente viviendo, estable, cuando antes no quedaba nadie porque hay muchos franceses, alemanes, italianos, etc que han montado negocios y viven todo el año. Hacíamos temporada y nos íbamos. En la actualidad hay movimiento todo el año. La temperatura no es muy fría, no llega a ser como en Buenos Aires, tampoco hace calor, estás abrigado con campera.

Barcos: ¿Los alumnos de la escuela, son locales o turistas?

LP: Casi toda la gente viene  de vacaciones, depende de cuándo toquen en ese país, viene todo un contingente de ese país, cuando toca en otro, vienen del otro y así. 

Esto está muy marcado, de Suiza, Alemania, España, Italia, etc. Los que llevamos mucho tiempo en esto ya lo tenemos controlado. Por ejemplo, ahora en mayo vienen más alemanes. Eso es una ventaja porque lo que invierto en Google lo enfoco ahí. 

Barcos: ¿Proyectos?

LP: Jajajaja, mi proyecto es la vida. Llevo todo el día gestionando cosas y ¿adónde está el tiempo libre? 

Entonces puedo decir que mi proyecto es tener tiempo libre y disfrutar del mismo, viajando, surfeando, degustando una buena comida y un buen vino.

Barcos: Lucas, nos encantó este encuentro y te deseamos muchísima suerte en la inauguración de tu hostel. 

Para los que quieran estar al tanto de los cursos, se pueden visitar www.kiteandrolltarifa.com

barcos@barcosmagazine.com

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