PRIMERA PARTE – Por Guillermo Rodríguez
“… un paisaje limitado en el horizonte por montañas sombrías, su superficie erosionada por el mar que parece estar siempre en lucha por imponer su supremacía; una región desolada por falta de habitantes; sin pastos ni bosques para alentar a aquellos destinados a ser sus primeros colonos…”.
Louis Antoine de Bougainville “Memoria sobre distintos asuntos relativos a la expedición de los navíos Aigle y Sphinx”
Tras la derrota en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), Francia perdió casi todas sus posesiones en América del Norte a manos de Gran Bretaña. La Corona francesa promovió entonces la exploración marítima del hemisferio sur para conquistar nuevos territorios en regiones desconocidas. Así, en 1763 el militar francés Louis Antoine de Bougainville propuso a las autoridades del reino el establecimiento de una colonia en unas islas deshabitadas del Atlántico Sur que los navegantes franceses denominaban “Malouines”. En España y América ese archipiélago era llamado Malvinas. Ese dominio le aseguraría a Francia el control del paso hacia los mares del sur. Bougainville financiaría de su propio bolsillo la empresa y pronto el rey Luis XV autorizó la iniciativa. Bougainville, abogado y coronel de infantería, había participado de la guerra contra Gran Bretaña en Canadá. En 1763 ingresó en la Marina Nacional con el grado de capitán de fragata. Ese mismo año creó la Compañía de Saint-Malo con el objetivo de reunir los fondos necesarios para costear los gastos de la expedición. Bougainville preparó dos barcos: la fragata “Aigle” de 300 toneladas y 130 tripulantes (al mando del capitán Nicolas-Pierre Duclos-Guyot) y la corbeta “Sphinx” de 120 toneladas y 35 tripulantes (a las órdenes del capitán François Chenard de la Giraudais). Acopió provisiones y reclutó 29 colonos acadianos. Los acadianos eran los antiguos colonos franceses asentados en Canadá expulsados por los británicos al comienzo de la guerra con Francia. En septiembre de 1763 la escuadra zarpó de Saint-Malo. A poco de partir las naves se dispersaron y perdieron contacto. Las instrucciones de Bougainville eran que en caso de separación el punto de encuentro acordado sería el puerto de Montevideo. El marino francés, a bordo del “Aigle”, pasó las islas de Cabo Verde a finales de octubre y un mes más tarde alcanzó la costa de Brasil. Fondeó frente a la isla Santa Catarina y permaneció allí dos semanas para reponer suministros. A fines de diciembre ancló en Montevideo; el último día del año arribó el “Sphinx”.
Pese a que Francia y España eran aliadas, los franceses no podían fundar colonias en América del Sur. Cuando el gobernador español le preguntó a Bougainville por el destino de la travesía, éste le respondió que se dirigían a la India. La respuesta no convenció al funcionario que envió mensajes a Madrid donde expresaba sus dudas sobre las intenciones de los galos. A mediados de enero de 1764 la flotilla soltó amarras rumbo al sur. El 31 de enero Bougainville llegó a las islas Malvinas. Las embarcaciones circunnavegaron el archipiélago para “estudiar la configuración de la isla mayor [Soledad], las propiedades del suelo, la vegetación, la fauna, las fuentes de agua fresca y las características de sus bahías y ensenadas”. Después de algunas semanas de reconocimiento, los navíos ingresaron en la bahía de la Anunciación (en el noreste de la isla Soledad) donde Bougainville emplazó Puerto Saint Louis, el primer asentamiento permanente en el archipiélago. Los franceses construyeron casas, un depósito y un fuerte. A mediados de abril Bougainville retornó a Francia en el “Aigle”. Mientras, en España sospechaban de la existencia de una colonia francesa en las Malvinas por los informes en ese sentido del gobernador de Montevideo. En julio, el periódico neerlandés “Gazette d’Amsterdam” publicó un informe detallado de las actividades de Bougainville en las islas. La diplomacia española protestó y exigió la retirada de los galos. Entretanto, Bougainville se dedicó a reclutar nuevos colonos y a acopiar las provisiones para el regreso a Puerto Saint Louis. Al final, 120 hombres y mujeres se sumarían a la población del archipiélago, incluidos 50 obreros para ocuparse de distintas tareas. A principios de octubre, el “Aigle” zarpó de Saint-Malo y a comienzos de enero de 1765 fondeó frente a la pequeña aldea en las islas.
Luego de una ausencia de varios meses, Bougainville constató que la vida cotidiana en Puerto Saint Louis se desarrollaba con normalidad. El último invierno no había sido tan inclemente. Todo el ganado había sobrevivido; la pesca y la caza eran abundantes. El problema principal era la falta de bosques: escaseaba la madera para construcción y para leña. Así, Bougainville exploró la costa patagónica en busca de madera. A finales de abril retornó a Europa. Con una escala en las islas Azores, el “Aigle” ancló en Saint-Malo a mediados de agosto. Mientras, el duque de Choiseul, secretario de Estado de Luis XV, había aceptado las protestas españolas: Francia abandonaría Puerto Saint Louis con la condición de que España lo reemplazara con un asentamiento propio para evitar que Gran Bretaña se instalara en el archipiélago. El rey español, Carlos III, aprobó el acuerdo. A fines de agosto, el duque de Choiseul se reunió con Bougainville y le informó lo resuelto. A mediados de abril de 1766, Bougainville llegó a Madrid para convenir las condiciones del arreglo.
Hacia la mitad del siglo XVIII, los británicos se habían vuelto más activos en el hemisferio sur, incluidas varias incursiones en las islas Malvinas. En marzo de 1767 el duque de Choiseul enviaría a Bougainville –a bordo de la fragata “La Boudeuse”– para que supervisara en persona la entrega de la colonia austral. Pero luego continuaría viaje hacia el Pacífico Sur en una travesía de exploración e investigación científica para completar la primera vuelta al mundo de un marino francés.
(Continuará).