El 14 de diciembre, mientras muchos de ustedes iban camino al trabajo o continuaban con sus vidas diarias, Hernán nos dejó paralizando el tiempo en muchos de nosotros. Nos partiste al medio, nos dejaste sin palabras.
Esta nota es escrita por una persona a través de todas aquellas que te dejaron mensajes y condolencias. Partiste de esta tierra dejando atrás una red de amor infinito que recorre todo el país, porque en cada lugar que estuviste, en cada provincia que recorriste, dejaste atrás una serie de personas y amigos que nunca te olvidarán.
Fuiste un campeón en la vida, con una sonrisa en cada tormenta y siempre algo que compartir. Que en paz descanse este contador, buen compañero, amable, solidario, generoso. Siempre dispuesto a ayudar en una profesión independiente que, además de competitiva, el tiempo no es algo que sobre. En lo profesional siempre estuvo dispuesto a colaborar con sus amplios consejos a través de su experiencia para que los demás también pudieran progresar. Se te recordará cada 17 de diciembre (día del contador), con divertidas anécdotas en la oficina y por tus grandes colaboraciones.
Recuerdo unos días antes, hablando con él, le pedí si podía ir el miércoles con unos amigos a su casa. Su respuesta como siempre fue positiva, pero había una condición, que dejara todo limpio porque como dijo él “Mira que este viernes tengo joda yo”. Y así era él, si no estaba navegando, salía a bailar bachata o el ritmo que le toque con su grupo de amigos, pero nunca faltaban esas pequeñas “jodas” en su casa o aquellos inolvidables asados los domingos al mediodía. Y cabe destacar que nunca se quejó de sus dificultades, ya que en su mente siempre había alguien que estaría peor, por lo cual no había excusas para no seguir.
Entre copas, medallas, amistades y diversión, la náutica siempre fue su deporte y su gran pasión. Para muchos fue un honor compartir la comisión directiva de interclubes con él. Va a ser recordado por mi y por muchos como unos de los mejores capitanes que nunca bajó los brazos a pesar de cada caída al agua y cada puesto frustrado. Siempre estarás presente en las singladuras del Araca Two y del Vacomoloco.
Pero la muerte no cierra nada, no culmina nada, no redondea nada. La muerte interrumpe, deja nudos sin desatar, acciones sin terminar, cosas sin decir, frases sin pronunciar, tristezas sin poder explicar. Nos quedan esas sensaciones de que ese último abrazo que le dimos debió ser más fuerte, más prolongado, más sentido.
Dijimos palabras como “Hasta la próxima”, “Hasta mañana” o “Nos veremos pronto”, sin saber que así acabaría.
Orgullosos de ser tus sobrinos, hermanos, amigos, ahijados… Orgullosa toda aquella persona que te haya conocido o por lo menos haya visto tu hermosa mirada hacia la vida. Y gracias a este orgullo es que pude escribir esta nota, conformada por todos los mensajes que te dejaron aquellos que tanto te querían.
Desde lo más profundo de mi corazón,
Tavasci Dozo Biscay, Constanza.