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Gustavo Ramírez

Campeón argentino en el 2010 y 2014 de Fórmula 1 Powerboat,  Campeón Sudamericano, Campeón Argentino, Campeonato Mundial – Catania, Italia – Quinto puesto Offshore Clase III 6lts en Mar Del Plata 1988 y Campeón en los 1000km del delta en Turismo Standard 2lts en 1986, más muchísimos premios, aún conserva el record nacional de velocidad en esta categoría desde 1983.

Las apariencias engañan, una frase hecha que viene al caso. De modos suaves, sumamente amable, correcto y de pocas palabras, Gustavo Ramírez se convierte rápidamente en un león cuando habla de su pasión: la motonáutica. Nada lo asusta, a sus 59 años es imparable, su cara se ilumina y las palabras salen de su boca con una rapidez increíble transmitiendo el entusiasmo que le genera este deporte extremo. Al mando de Technical Center, en Complejo Albardón y ya retirado, (por el momento), de las pistas pero no de la actividad, compartió con nosotros su apasionante historia.

Barcos: ¿Cuándo naciste y cómo surgió tu inquietud con la velocidad en lancha?

Gustavo Ramírez: Nací en Capital el 5 de agosto de 1960, donde aún vivo, hice todos los estudios ahí y en segundo año de ingeniería dejé de estudiar porque era un ritmo vertiginoso para mí, ya que además trabajaba en el taller. Fue en un sábado soleado, espectacular y yo estaba en un aula de la facultad cuestionándome qué estaba haciendo ahí. Pedí permiso para retirarme, junté todas mis pertenencias, me fui y no volví más. Arranqué a trabajar desde muy chico. Papá era mecánico de vuelo, de aviones en la Fuerza Aérea, ya que era militar. La Fuerza Aérea, en esa época las horas de vuelo las contaba doble para captar gente y papá se retira a los 36 años, con 36 años de servicio.Atendía motos, hacía cosas en casa. Yo tenía 9 años y en el astillero Bermuda-Náutica su dueño, Virgilio Percaz que era coronel retirado, estaba cansado de tener problemas con los mecánicos. En ese año, el ’69 la náutica era de elite. Dio la casualidad que papá llegara junto a dos socios, también retirados y mecánicos de vuelo. Virgilio les dio a los tres la concesión del taller y arrancó la era náutica. A los nueve años yo estaba feliz y le pedía que me diera cosas para hacer. Así fue como empecé a limpiar carburadores, etc. y fui aprendiendo. A los 14 ya estaba trabajando en el taller a full. Al ser mi padre militar, esa fue la educación que mamé desde chico, el formato aeronáutico con el manual al lado. Yo protestaba diciendo que ya sabía cómo hacer las cosas, pero mi viejo insistía en que mirara el manual, tenía que leer, seguir las instrucciones y de esta forma aprendí secretos que sólo figuran allá, siempre encontrás algo nuevo y agradezco que esa disciplina haya sido así, porque así me sigo manejando.

Con el tiempo empecé a tener contacto con gente de motonáutica, particularmente con otra persona retirada de la Fuerza Aérea, dueño del astillero Guazú, Nelio Sanardo, compañero de papá  que había traído lanchas muy veloces de USA, Aimará y Pucará. Me dio una para correr y arranqué corriendo en 150 HP, lancha de Turismo, contra el equipo oficial de Pagliettini. Ganábamos todo. 

B: ¿Cómo se definen las categorías, por elección o por mérito?

GR: La categoría es una elección, es donde vos te sentís más a gusto. Por ejemplo mi hijo, Pablo entró a correr directamente en F1, no pasó por otras categorías.

B: ¿Qué es la categoría turismo en motonáutica?

GR: Es como si fuera en el automovilismo, que si vos tenés un Falcon o un Sierra, el auto de calle, lo preparan y alivianan un poco y eso es categoría turismo. Lo mismo pasa en las lanchas de fibra de vidrio, una de uso normal se le saca el parabrisas y los asientos back to back pasan a ser dos butacas, una para timonel y otra para tripulante, acelerador de pie, botón de trim en el volante, un tanque y listo. Livianita y a andar. De hecho, cuando corríamos los 1000 km yo participé en el equipo oficial de Bermuda con Eduardo Percaz, contra astilleros como Regnicoli y Canestrari, todos equipos oficiales y gané los primeros 1000 km. Fue en el año 86. Teníamos que tener el equipo standard, tal como viene de fábrica. En esta categoría también entran los botes neumáticos y se divide en potencias de motor, que van desde 50 HP para arriba. Por ejemplo, yo empecé corriendo en 150 HP porque se dio así y de ahí para arriba, nunca corrí con menos potencia. Turismo es una categoría en la que la gente ve su lancha,  pero preparada para correr y relativamente económica. Se hacían varias carreras como San Fernando-Carmelo, la vuelta de Tigre, eran todas carreras en la zona.

En esa época también vinieron los primeros V8 Evinrude y empezamos a preparar para correr en Offshore

B: ¿Otra categoría?

GR: Sí, son catamaranes y fondo en V y se corría mar adentro. Había que ir a buscar una boya 30 o 40 km mar adentro, con cartas de navegación. También se corre de a dos, piloto y segundo piloto. Lo bueno de esa época era que no existía el GPS y tenías que hacerlo con navegación y brújula y encontrar una boya a 30 km de distancia, si errabas primero a esa velocidad y distancia te ibas a otro lado y perdías posibilidades de ganar. Tuve la suerte de participar en un Campeonato Mundial en Italia, después en Inglaterra, como preparador y como piloto. Otro se hizo en Mar del Plata  y el otro en el Río de la Plata. Participé en total de 4 Campeonatos Mundiales. También corríamos en Punta del Este fechas de campeonato sudamericano.

Dentro de Offshore también hay categorías: Clase I que es la más poderosa y acá no había, Clase II que la trajo Scioli con su catamarán Frigidaire turbo de Alba, que al principio no tenía contrincantes. Se armaron 2 o 3 lanchas para correr contra él, una de esas era con la que yo corrí con Lelio González y finalmente, la Clase III, que fue la más numerosa y se divide, a su vez en 6L, 4L, 2L y 1,5L por cilindrada. Recuerdo largadas de treinta y pico de lanchas que corrían a una velocidad de 160/170 km/h, tremenda… Cuando hay oleaje, cada ola grande es una rampa y ¡hay que pasarla como sea! Una por arriba a veces por abajo otra por el medio… muchas veces sentís miedo y te preguntas  ¿cómo hago, para pasar esta ola? Recuerdo que una vez en Mar del Plata, en un Mundial, Scioli, que había cambiado de lancha ya después del accidente, tenía el fondo en V, La Gran Argentina y necesitaba marejada. Por ese motivo no se suspendió la carrera, (había fuerte temporal y en estos casos se hace un circuito de tormenta, en vez de salir a buscar una boya a 30 km se hace un circuito costero, más a la vista de todos, más cuidadoso y menor tiempo y riesgo). Estábamos dentro del puerto, había que salir para ir a la largada y recuerdo que la ola afuera era tan grande como un edificio de agua que se venía… Yo corría con Rafael Vilaplana y él tenía el timón, yo los aceleradores, (era compartida la conducción), quisimos salir pero volvimos rápidamente a puerto, la única forma de sa-

lir del puerto era encarando, cerrar los ojos e ir, pinchar la ola, agua por arriba, agua por abajo y ritmo, acompañando el oleaje, cuando estás en la cresta de la ola a veces abajo está el precipicio… Una carrera que tenía que durar 1 ½ , 2 hs, llevábamos 4 horas todavía corriendo, fue tremendo y salimos 5tos. Venía gente de todo el mundo, entre ellos 2 árabes que habían traído sus lanchas en avión.

Había un calendario anual, corrían cualquier cantidad de lanchas y hoy no hay nada, sólo F1, no puede ser que se haya perdido todo.

B: ¿Y la Fórmula 1?

GR: En F1 Powerboat la lancha es con cúpula, corre un solo piloto. Tuve un tremendo accidente, del que hablaremos más adelante, hasta ese momento no había mucha seguridad para el piloto, después de este hecho se pusieron jaulas de seguridad.

El formato es de10 a 14 embarcaciones. El circuito es visualmente atractivo, está boyado y se puede seguir desde tierra toda la carrera, se junta mucha gente, de 20.000 a 30.000 espectadores. El evento en si está muy bien logrado, la largada se hace desde la marina, una lancha al lado de la otra, motores parados y semáforo. Silencio total. Se tira una bomba de estruendo, cuando explota enciende el semáforo en rojo y cuando se apaga es la largada. ¡Una adrenalina única, espectacular!

Participé desde el 2004 hasta el año pasado, hoy en día soy el piloto que más carreras tuvo, desde mis comienzos viví 4 generaciones de pilotos. Es lindo que hoy  te vean como referente, que te consulten, que observen cómo haces las pruebas de clasificación para obtener la ubicación en la largada y es gratificante cuando te dicen que gracias a eso sus puestos mejoraron.

B: Entonces, a raíz de este último comentario ¿no hay instructores?

GR: Es una de las cosas que yo quería implementar, una escuela de pilotos, pero como todo lo que quise hacer se vio frustrado por situaciones que traban cuando en realidad lo que buscas es apoyo, todo se vuelve al revés, te piden a vos como si tuvieras todo armado… Se supone que lo que aprendimos lo llevamos en la sangre y no querés que se pierda. Te quita las ganas de lanzarte a la pileta. Pero es la forma de pensar del argentino en general, es una lástima porque se pierde todo.

B: Me imagino que ésta es una actividad muy cara, ¿tenían sponsors o afrontaban Uds. los gastos?

GR: Sí, teníamos sponsors sino es imposible, estos dos últimos años, debido a  la situación económica del país se perdieron muchas competencias. Es una actividad cara, lancha, combustible, viajes. Ir a correr a Santiago del Estero, a las Termas, Catamarca, Mendoza, Santa Fe, Corrientes, todo el país, además de Soriano, Uruguay, más hospedaje, comidas, preparativos, pruebas toda la movida, eso es costoso. Entonces, si no hay un calendario ya definido, en donde se va a ver su publicidad, que es lo primero que te pide el posible sponsor, es imposible.

B: Volviendo a las carreras, ¿se percibe alguna forma de retormarlas?

GR: Estoy haciendo mucha fuerza al respecto, encaminé mucho los 1000 km, tengo muchos permisos para lanzarlos. Tuve muchos contratiempos, no hay una federación establecida ahora, se necesita ese respaldo junto a otras cosas que no son complicadas, pero no están. A mi me frena eso.

B: Ya que hablaste de los 1000 km, ¿podes contarnos más acerca de esta carrera? 

GR: Los 1000 km es una carrera abierta para todas las categorías, viene gente de afuera, es internacional. Se larga por grupos, primero las categorías menores, 2 o 3 categorías juntas, potencias intermedias, también 2 o 3 categorías y después la mayor, que viene muy rápido. En el camino van pasando lanchas de categorías menores. Más o menos se calcula el tiempo como para que la llegada sea más grupal. Yo corrí 8 de los 1000 km dentro de diferentes categorías, con el equipo oficial de Bermuda en la Sabre y también con la Pucará, todo en Turismo. Después corrí catamarán de Bermuda, que quería mostrar el motor de 300 HP que había salido hacía muy poco. Corrí con Lelio González en Supercat contra Scioli, la Clase II con 2 motores V8 potenciados y preparados

B: Tengo entendido que tu familia siempre te acompañó, ¿Quiénes la componen?

GR: Sí, así es. Mi señora, Alejandra y cuatro hijos: 2 varones y 2 mujeres. El mayor, Ezequiel estuvo un tiempo trabajando conmigo y ahora lo hace en un laboratorio. Se recibió de licenciado en Administración de Empresas. Le sigue Pablo, que está trabajando conmigo y corrió casi 2 años en F1 y dejó cuando me retiré. Agustina, la primera de las mujeres trabajó conmigo pero ahora lo está haciendo en una oficina de seguros y Sol, la menor, está trabajando conmigo en la oficina de Technical Center. Están encaminados, los 4 ya son grandes.

B: Esta actividad produce mucha adrenalina. El hecho de no correr, ¿te produce alguna sensación, dónde se busca esa adrenalina que tantos años movió tu actividad? ¿Y esa adrenalina fue la que motivó tu vuelta a las pistas después del grave accidente que tuviste en F1?

GR: Vos sabes que la gente piensa que yo me subo a cualquier lancha que me traen para revisar o reparar y salgo a mil, cuando en realidad para mi es lo contrario, un paseo, soy al revés, descargo en la lancha de carrera. Con la de paseo salgo despacito. Todavía no necesito esa descarga a pesar de que me quedé con una lancha que hice yo en el 97 al quedarme con las matrices  del astillero Guazú cuando cerró. Es muy histórica, quedó muy marcada porque la conocen todos, «La Pucará blanca». Cuando voy por las guarderías enseguida viene la gente a preguntarme por la lancha porque me veían pasar corriendo con ella. ¡No te imaginas el orgullo y la alegría que me da eso después de tantos años!

Con respecto al accidente del 2011, yo venía primero en el campeonato (en esa época al que ganaba carreras le cargaban peso en la lancha para equiparar con los demás) con 60 kg de lastre. Doblo primero en la boya y literalmente me pasaron por arriba, quedé inconsciente y la lancha, destruida seguía su marcha con el consiguiente peligro ya que había otras lanchas de espectadores a los que les pasaba raspando. No iba rápido pero tenía la dirección rota. Cuando se dieron cuenta, pararon la carrera y el equipo de seguridad trataba de frenarme, acomodarme subiéndome a un islote donde me sacaron y mis amigos lloraban porque me vieron y parecía muerto, hasta que o de ellos me saca  el cinturón, el casco, (cuadro dantesco, ojos abiertos sin pestañear, me salía sangre por la boca porque me había cortado la lengua, del oído también porque tenía un corte superficial…), y me empieza a golpear en el pecho diciendo “¡no me hagas esto que están tus hijos en la costa mirando!” hasta que moví un brazo. Enseguida vino la ambulancia de alta complejidad. Esto fue en Corrientes y me llevaron enseguida al hospital. Tuve secuelas de pérdida de memoria, de equilibrio que requirieron tratamiento. Todo esto me lo contaron porque estaba inconsciente. En el 2012, al reanudar el campeonato que habían cortado, ya estaba corriendo de nuevo.

B: Un buen recuerdo…

GR: Vuelta de Tigre, año 97, me acuerdo que bajaba por el Canal Arias, que es ancho y para mí era angostito, todo gris, no se veía nada, (por la velocidad), venía con mucha concentración a 150 km/h que con una lancha de turismo es muchísimo, un vientito te puede hacer volar, venís apoyado sólo en la pata del motor (con trim y elevador de motor, vertical e hidráulico) manejando todo a la perfección. En marejada esa lancha no se comportaba bien porque era muy plana y los golpes terribles, volabas y caías de plano, en la marejada, las lanchas con fondo en V más profundo me pasaban a pesar de haber largado yo en punta. Cuando empecé a tener la corriente de los barcos (largábamos del Río Luján, Honda, Urión y Paraná, bajando después por Arias y de nuevo al Luján) en Honda y Vinculación yo volaba y volaba hasta quedar último. Pero cuando llegamos al Paraná que estaba planchado, nos conectamos lancha, motor y piloto, ¡¡fue perfecto!! Y al final del Arias quedé segundo. Ya en el Luján nuevamente, pese a los barcos, colectivas y demás, mantuve el ritmo, iba por los juncos y por donde sea, al final ¡llegué primero por poquito!

B: Este “parate” de la motonáutica, ¿se da también a nivel mundial o sólo en nuestro país?

GR: A nivel mundial se sigue corriendo. Por 3 años consecutivos me invitaron a participar en la F1 Internacional. Quería terminar mi carrera ahí y no pude hacerlo porque económicamente era muchísima plata, se hacía como un mundial en una sola carrera que se llama Copa de las Naciones. Las lanchas te las dan, el equipo de Argentina tenía que tener 2 lanchas, por lo tanto 2 pilotos, 2 pilotos suplentes, 3 ayudantes para cada lancha, ayudantes de tierra, etc. que hacían un total de 14 personas. Sumado a que la carrera era en Shangai. El primer año, me invitaron 1 ½ mes antes, no pude siquiera pensar cómo encararlo, el segundo año ídem pero casi se dio y el tercero lo invité a Martín Sarthou, nos movimos más y estuvimos bastante cerca. No se dio, nunca me ayudó la situación del país. Hubiese sido un buen cierre para mi carrera.

B: ¿Qué ente regula la actividad?

GR: La Federación Motonáutica es un ente que además es internacional, está manejada también por UIM (Unión Internacional de Motonáutica) de la que Gerardo Lorenzino fue pionero. Él hizo muchísimo por la motonáutica y yo quisiera rendirle un homenaje. Nosotros hacemos un grupo de pilotos antiguos, del que yo debo ser el más joven de la camada, cada tanto se hace una reunión, un asado y Lorenzino participa. Desde el 2011 intento retomar la organización de los 1000 km del Delta y él me facilitó contactos.Mi intención era que una de las etapas de este premio lleve su nombre para rendirle un pequeño homenaje. Pero no tuvimos suerte con la Federación y me da tanta lástima. Tiene que estar muy bien organizado todo, estar muy atento a todos los riesgos que puede haber. Quisiera armar un semi-

llero, hay tantos chicos en la isla que corren, quiero armar una escuela, transmitir la experiencia a los demás. Tengo tantos, pero tantos proyectos… Pero lo vamos a hacer. Sigo soñando, me falta el último paso.

B: Un último pensamiento…

GR: 2020 será el año, voy a arrancar desde enero para alcanzar objetivos, espero tener apoyo para cumplir los sueños. 

Argentina tenía el mejor nivel en motonáutica. Cuando se hizo el Mundial en el Río de la Plata y en Mar del Plata yo me había armado un container/taller muy equipado con repuestos, herramientas y todo lo imaginable. Venían a pedirme ayuda, siempre hay cosas para arreglar después de una carrera. Tengo todo para fomentar el entusiasmo, vencer el «NO se puede». 

Todo lo que hice lo hice con pasión. Pero hay que tener un respaldo, es fundamental, lo más delicado de todo. Sigo con el taller, soy service oficial de varias marcas y quisiera que mis hijos siguieran con la actividad. 

Quiero agradecer especialmente a la revista Barcos por su apoyo y felicitarlos por su trayectoria y presencia permanente.

barcos@barcosmagazine.com

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