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GERARDO LORENZINO – ADIOS AL ÚLTIMO GRAN SOÑADOR

Fue difícil creer que Gerardo Lorenzino nos haya dejado. Los teléfonos de aquellos que de una u otra forma lo conocimos sonaban insistentemente haciendo esa pregunta que todos nunca queremos hacer: ¿es verdad…? Esta bellísima persona ha dejado una marca indeleble en la motonáutica argentina. Fue un patriarca de nuestro deporte, pues en tiempo y forma, a partir de Gerardo y un pequeño grupo de amigos, el Off Shore internacional sumó a la Argentina a esa nueva disciplina que nos llenó de historia y orgullo.

Me es sumamente difícil resumir la vida de este eterno soñador, una persona enamorado de la vida y que vivió sus casi 90 años a pleno, tanto en lo personal, profesional y deportivo. Nacido en Capital Federal se crió en un ambiente familiar y bohemio de los años 30; convivio con pintores, artistas, poetas y músicos de esa época. La medicina fue su pasión, y luego de recibirse fue a Europa a especializarse y, además de un bagaje infinito de historias, sacrificios  y experiencias de vida fue quien trajo a nuestro país los primeros “cuidados intensivos”, es decir, inauguró las terapias intensivas en la argentina. Un avance inmenso por esos años para la medicina toda. Junto a ello, empezó su pasión por la motonáutica de competición; su gran amigo Daniel Tedín lo vincula con la motonáutica y el Yacht Club Argentino. Y desde allí, luego de un breve paso por las categorías nacionales, comenzó un arduo trabajo para integrar a la Argentina a las incipientes categorías Off Shore del mundo.

En 1969 creo la primer regata Buenas Aires –Punta del Este, ocupando la segunda colocación con un catamarán Cobra con dos motores; Luego vinieron los records Buenos Aires Montevideo con Hugo Tedín, mejorado en 1980 con su hijo. En 1970 por su intermedio y del YCA, se realiza la primera regata internacional de Off Shore en nuestro país y desde allí, 30 años de competencias, record y títulos Sudamericanos y  Mundiales  (Mar del Plata 1978), además de ser el Vicepresidente intercontinental de la UIM (Unión Internacional de Motonáutica) en todo ese lapso de tiempo.

Si bien podría seguir enunciando sus conquistas en lo deportivo, quisiera recordarlo ante ustedes  como una de las personas más solidaria, atenta, eternamente alegre y soñador empedernido que he conocido. Gerardo le ganó a la adversidad varias veces, incluso en su salud que lo obligó a levantar el pie de su acelerador biológico. Su profesión le dio muchos honores pero también muchos momentos tristes pues Gerardo estuvo al lado de cada persona  que lo necesitaba en los momentos difíciles, en especial como facultativo. Estuvo siempre al lado de viejos amigos, familiares de estos o quien fuera  que necesitaban ayuda, sea una operación de emergencia, segundas consultas, una internación o simplemente un medicamento.  Ayudó a todos los que le pidieron su mano, su consejo o su opinión, sin nada  a cambio.

Gerardo era un faro en la vida de muchos. Pero su luz se extinguió poco a poco. Tuve el placer de conocerlo y hacerle infinitas preguntas y algunas notas que hoy son mi pequeño gran recuerdo.  Mi última pregunta fue ¿qué es lo que más rescata de su vida deportiva? “… el cariño con el que he sido siempre recibido en cada viaje y circuito internacional. La cantidad de amigos que se han preocupado por mi estado de salud, el respeto permanente. Muchos de mis viejos amigos que ya no están, que se me han ido de las manos…pero hay nuevos. Parece muy vanidoso de mi parte pero creo no tener enemigos. Por donde voy y alguien estuvo mojándose los pies, me da un abrazo…”

Te despido con un Gracias  enorme Gerardo, de este humilde escritor y de todos aquellos que pudieron tenerte iluminando nuestras vidas. Nos volveremos a encontrar.

Gustavo Revel

barcos@barcosmagazine.com

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