Si Ud. piensa que su lancha ya es una reliquia… debe leer esta nota.
La propuesta de poner su lancha en valor puede ser un proyecto interesante, y podrá lucirse con un clásico puro o customizado, pero sin dudas, algo totalmente original y no demasiado oneroso. Haga realidad un sueño propio que nunca imaginó.
Bastante tiempo antes de la pandemia, nautas del mundo comenzaron a hacer realidad un sueño antes siquiera pensado: customizar una lancha comenzó a ser bastante habitual en los distintos puertos del mundo. No es un fenómeno nuevo, pero era bastante aislado. Valga la aclaración: cuando hablamos de customizar no hablamos de restaurar un clásico o ponerlo en valor nuevamente. Customizar refiere a tomar el modelo de embarcación de nuestro verdadero agrado y llevarlo a otro nivel, al gusto propio o nuestra fantasía, para convertirlo en pieza única, sea con simples o complejas transformaciones, pero respetando la esencia y sus líneas de origen.
Esta revisión tan especial es mucho más frecuente en los automóviles, proceso llamado “overhauling” o reacondicionamiento. Las opciones se limitan a restaurar un clásico a nuevo, manteniendo sus detalles originales (es la que más aprecio en forma personal), o personalizar ese modelo con cambios de estructura exterior, motorización, rodados, etc., manteniendo en parte el concepto original pero con cambios agresivos y muy visibles. Obviamente, el mercado automotor posee una escala inmensurable de variables y un nicho de mercado en aumento constante.
Volviendo a la realidad náutica y a nuestra pequeña densidad motonáutica, esa escala disminuye en forma dramática: somos un mercado muy chico, tema ya asumido. Pero no es imposible tomar esa iniciativa.
Ahora bien. La idea comienza a prender fuerte en nuestras marinas. Sea por la pasión sobre una marca, las ganas de tener algo exclusivo sin pasarnos de presupuesto, algo que nos anime a mejorar nuestras embarcaciones sin necesidad de cambiarlas… puede ser un proyecto interesante, divertido, original, muy exclusivo y en términos generales no tan oneroso, de acuerdo al estado de nuestra embarcación y de lo que queramos invertir.
Restaurar nuestra lancha a un clásico a origen
Si su embarcación es anterior a los ‘90 (por poner un año de partida) nacional o importada y en general se encuentra bien en su estructura y componentes, pero denota uso importante con defectos en pintura, tapizados, pisos, casco o motor, etc., usted puede optar por una reparación simple (mantenimiento mínimo y cosmética base) para seguir utilizándola o venderla, o bien proponerse volver a tener su equipo como recién sacado de astillero (incluso rejuveneciendo el mismo motor), logrando una pieza puesta en valor, original al máximo posible. Para los entendidos, eso tiene un valor que no puede ponderarse; las embarcaciones tienen un valor, con un pequeño plus adicional por estado, que incrementa o disminuye el valor base.
Esta actualización a “estado de origen” manteniendo los estándares de cuando salió por primera vez del astillero, cotizará de forma diferente que lo que el mercado ofrece a la venta, simplemente porque usted logró mantener su embarcación en forma impecable a través del tiempo, o pudo revivirla luego de un proceso de reparaciones preventivas y correctivas. Siempre hay compradores que pagan buen precio por embarcaciones inmaculadamente originales.
Pero, ¿cuál es su ganancia en todo este proceso de llevar su embarcación a estado original? Le cuento. Obviamente, es indispensable que usted esté convencido de que su lancha es el modelo que realmente quiere, que lo disfruta, que es su verdadero equipo para navegar, o al menos entiende que, por la razón que elija, merece ser puesto en valor no como una lancha más, sino como si fuera la más importante, la mejor de todas. Sólo así podrá entender en el atractivo emprendimiento del que usted será su principal mentor.
Ahora bien… ¿cuál será su inversión? Se lo comento en números que seguro no ha calculado. Si decide hacer esta renovación, usted se ahorrará: la diferencia de dinero por una nueva embarcación (nueva o usada más actual); gastos por comisiones de compra y venta de una embarcación nueva o usada; gastos de matriculación de la nueva lancha; no tributará más impuestos provinciales y matrícula que lo que abona el día de hoy; ídem con el seguro, si lo tiene. Si suma eso, el número será sobrado a lo que deberá gastar para dejar su equipo como nuevo; seguramente esta propuesta le será sumamente atractiva.
¿Cuál es el camino a seguir en caso de optar por esta propuesta? Como primer término es necesario contactar al astillero constructor de su embarcación (nacional si existe) o un profesional o su astillero de confianza, para que puedan evaluar si su embarcación amerita cumplir este proyecto. Si la respuesta profesional es que su lancha no es apta para volverla original y única, siga con el plan B, de venderla o cambiarla por otra. Muchas veces, esto no se puede realizar por motivos de simple entender: demasiados daños, motor en pésimo estado, sumando gastos importantes y la no posibilidad cierta de lograr el equipo de sus sueños.
Pocos astilleros aceptan el desafío de acondicionar sus propios modelos. Otros astilleros o talleres especializados aceptan cambiar o poner en estado un modelo antiguo o cambiarle el look a gusto del cliente.
Sea embarcación nacional o importada, el proceso de reconstrucción suele ser divertido, interesante, paciente y de investigación. Saber sobre el color original con el cual salió de astillero, los calcos o identificaciones que imponía la marca, el tono exacto de colores de los tapizados, la relojería y demás, trabajos de investigación que insumen horas pero que finalizan en un hecho concreto y tangible.
Un ejemplo de muestra. Pagliettini RS 54 es un modelo emblemático, logrado por Oscar Pagliettini, en 1978. Esta embarcación mantiene una gran aceptación en el mercado por su navegación equilibrada y veloz. Muchas unidades se concentran en la Mesopotamia, operables aun pero con signos de uso importante. Debido a que es un casco veloz y que en algunas provincias las usan para correr regatas de velocidad pura (algo así como el cuarto de milla), muchas unidades han sido transformadas a su mínima expresión, retirando partes móviles, sacando parabrisas, tanques, herrajes, butacas y cortando algunos paneles fijos para “alivianarlas”. Esas unidades no volverán a ser originales. Otras personas, mantienen sus embarcaciones como nuevas y otras, aprovechando el “desarme” de esas lanchas de competencia, consiguen partes originales y vuelven sus embarcaciones, luego de un proceso integral a su estado original.
El segundo caso es totalmente diferente. El usuario tiene su embarcación en estado impecable (o no), pero sabe que quiere conservarla, pero quiere modificarla para que sea algo único y destacado. En ese caso contratará a un profesional y algún astillero o taller especializado que el usuario transfiera su sueño y los profesionales lo hagan realidad. Esta tarea suele llamarse también Intervención, como en las obras de arte.
Allí vale todo: piezas agregadas, modificaciones de áreas y o volúmenes, nuevos carenados, colores, telas, muebles, herrajes, parabrisas nuevos, butacas, asientos, tableros, planchada de popa, etc. Todo vale pero la única regla es que todo quede en forma armoniosa y con terminaciones exclusivas, como salida de fábrica. Ponemos de ejemplo una lancha importada donde su dueño quiso resaltar la sala de máquinas, que pueda verse desde el exterior como un auto de altísima gama, nuevo color y detalles de categoría. Ahí hubo trabajo profesional de diseño de piezas nuevas (una tapa de sala de máquinas en carbono, unas tomas de aire nuevas, vidrio templado en la parte superior, reconversión de la sala de máquinas, etc., etc., logrando una pieza única difícil de igualar.
Pero para aquellos que pueden y quieren tener una pieza auténtica y única, la tendencia actual y en franco crecimiento es hacer un modelo exclusivo a pedido, diseño desde cero, un one off basado en algún diseño de auto que marcó época, algún modelo de embarcación histórica, es decir, un revival homenaje pero en escala. Algunas marcas de astilleros europeos hacen modelos de serie en homenaje a un modelo de auto clásico, la versión náutica de algún Ferrari, un Mercedes Benz, un Jaguar o tal vez un Porche. Todo vale en diseño, y son piezas únicas, seriadas y de nivel internacional. Hoy la tecnología y los buenos profesionales permiten que Ud. haga posible su sueño.
¡¿Se anima?!