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EDICIÓN IMPRESA – ¿Sabías que…?

Personas famosas… y otras que no lo fueron tanto

*La noche anterior al domingo de Pascua de 1920, el fisiólogo austriaco Otto Loewi se despertó alterado de un sueño, con una idea que apuntó en un papel. Por la mañana fue incapaz de descifrar lo que había escrito. A la noche siguiente el sueño se repitió. De un salto, Loewi abandonó la cama y fue corriendo a su laboratorio para realizar un extraño y absurdo experimento con el nervio vago del corazón de varias ranas. Esa noche descubrió una sustancia de gran importancia en biología, el neurotransmisor acetilcolina.

*A sus 97 años de edad, David Roth, experto en temas de memoria, era capaz de calcular el día de la semana de cualquier fecha comprendida entre los años 1752 y 3000, y se sabía de corrido los teléfonos de los 600 miembros de su Rotary Club.

*El salteador de caminos William Nevison, el jinete más rápido conocido, recorrió los 350 kilómetros que separan las ciudades británicas de York y Rochester en un sólo día, en una de sus estrepitosas huidas.

*Las cigarras y los saltamontes se incluían en la dieta habitual de Aristóteles y de otros muchos ciudadanos griegos de la época.

*El francés Gilles Garnier, acusado de licantropía, confesó haber devorado más de una docena de niños, usando los dientes y las manos para descuartizarlos. Fue condenado a la hoguera.

*Roy Sullivan, guardabosques norteamericano, fue alcanzado por rayos siete veces a lo largo de su vida. Ninguno de ellos logró matarle: Sullivan murió pegándose un tiro en 1983.

*Dieciséis años después de la muerte de Descartes en Estocolmo, el cadáver fue exhumado a petición de sus amigos y trasladado a París, excepto el dedo índice derecho, que se lo quedó el embajador de Francia. Este alegó que “quería poseer el dedo que había escrito las palabras Cogito, ergo sum.” En el viaje, un capitán de la guardia sueca sustituyó el cráneo del filósofo por el de otro difunto. El cráneo verdadero fue decorando las vitrinas de una serie de coleccionistas, hasta que cayó en manos del químico sueco Berzelius, quien se lo ofreció definitivamente al naturalista francés Cuvier.

*El sepulturero alemán Johann K. Thieme cavó en sus 50 años de oficio 23.311 tumbas.

*Cuando la edad volvió los dedos de Renoir demasiado artríticos para seguir pintando, hacía que alguien le atara el pincel a la mano.

*Leon Tolstoi reescribió Guerra y Paz siete veces.

*Serge Voranoff, heredero de una fábrica de vodka y médico en París, acaudaló una fortuna trasplantando testículos de jovencitos a ancianos pudientes. Según Voranoff, alargaba considerablemente la vida. La mayoría de los ancianos no morían de viejos, sino de terribles infecciones.

*El astrónomo estadounidense Simon Newcomb (1835-1909) concluyó que el vuelo con un aparato más pesado que el aire era imposible.

*Aristóteles afirmó que los objetos se acele-
ran al caer, porque se vuelven más jubilosos al aproximarse a la Tierra.

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