Atentos a las nuevas tendencias, Juan y Nicolás Piercamilli han creado su propia empresa de reparaciones y servicios para lanchas y cruceros.
Ambos jóvenes literalmente dieron sus primeros pasos (tanto en la vida real como profesional) dentro del astillero Arco Iris (hoy Promarine). Supieron asimilar una enorme transferencia de experiencias y conocimientos por parte de su abuelo Ernesto y de su padre Pablo Piercamilli, para lanzarse, en forma independiente, a este servicio tan necesario para el nauta de hoy.
Juan y Nico Piercamilli son dos emprendedores. Tercera generación de constructores navales que no se conforman sólo con producir embarcaciones en la planta modelo de Tigre.
Ellos, desde algo más de diez años, hicieron un gran trabajo de campo y detectaron que sus propios productos, las lanchas que produce Promarine ó para los más viejos las del icónico astillero Arco Iris, adolecían de un mantenimiento adecuado a través del tiempo por parte de los usuarios. Desde el astillero, se realizaban reparaciones de modelos de su propia marca, causadas por siniestros en agua o en tierra, pero detectaron también que las embarcaciones (propias y ajenas) no tienen en general un buen mantenimiento preventivo y correctivo a través del tiempo. Ese estudio se amplió a través de llamados y visitas a guarderías, y así surgió SPAI, (Servicio Post Venta Astillero Arco Iris). Transcribo en resumen la charla que tuve con Juan contándome su historia.
Barcos: Juan, ya sabemos cómo nace SPAI… contame más.
Juan Piercamilli: A medida que promocionábamos nuestro emprendimiento en los clientes propios, comenzaron a llegar los pedidos. A los siniestros de navegación se sumaron los viales, y luego vino esa gente que prepara la embarcación antes de la temporada, o aquellos que quieren dejarla lista para la temporada siguiente, y así se fueron sumando clientes y amigos en forma ininterrumpida.
Barcos: También hicieron algunas transformaciones “one off” según las fotos que veo en la oficina…
JP: Sí, siempre nos gusta mejorar las embarcaciones y personalizarlas… hacemos todo, pintura, audio, equipamiento nuevo, reformas, mejoras, tapizados… vos escribiste al respecto en algunas notas que es bastante común en otros países hacer cambios en la embarcación que cada usuario entiende es la ideal a su requerimiento, personalizarlas. Hicimos gran cantidad de equipos que hoy vemos en el agua y nos pone muy felices haber sorprendido a sus propietarios… y a nosotros mismos (risas).
Barcos: Pero también he visto que han hecho reparaciones multimarca…
JP: Si, así fue a partir de la pandemia. Apenas se pudo trabajar, la gente aprovechó para corregir, mejorar, cambiar o reparar sus equipos ya que el período sin uso, en muchos casos, hizo estragos en las embarcaciones, en especial las que estaban a flote. Fue allí donde decidimos ampliar el espectro, aunque te confieso que anterior a ello realizamos trabajos importantes en equipos de amigos y conocidos que no eran Arco Iris… a ellos no le podíamos decir que no pues eran parte de nuestro entorno.
Barcos: ¿Pero ustedes hacen un trabajo puerta a puerta?
J.P: No. Yo diría que es atención personalizada; mirá, el cliente se comunica vía web o por teléfono, nos cuenta su necesidad. Vamos a ver la embarcación, la traemos a nuestro propio espacio en Tigre y hacemos la evaluación del trabajo. Te doy un ejemplo: tenemos ahora un cabin cruiser de 25 pies de otro astillero, al cual le agregaremos flaps y bow thruster (que no salen en forma standard), mejoraremos su audio, una lim-
pieza y pulido a fondo y limpieza de tanques (cambiamos sus mangueras y conexionados nuevos por seguridad). Ese desarrollo lo hacemos aquí, verificamos la instalación eléctrica original, hacemos los cambios que correspondan, etc. El barco se irá más completo en servicios y equipamiento y con un repaso total de sus circuitos y sistemas.
Barcos: Si hacen modificaciones importantes, ¿cuál es el límite?
J.P: El límite existe y lo ponemos nosotros. Incluso, en casos puntuales pedimos asesoramiento técnico normativo, porque lo que hacemos no debe escaparse a la reglamentación de Prefectura. Hay trabajos que no tomamos porque la modificación que solicitan hace que las lanchas o el barco sean inseguros y se escapen de la norma.
Barcos: ¿Hasta qué eslora trabajan?
J.P: Hasta hoy a 50 pies. Nuestra estructura llega a esa máxima.
Barcos: ¿También realizan trabajos en el interior?
J.P: Sí, por supuesto. Viajamos a todo el país, reparamos en el lugar. Ya fuimos a San Luis, Bariloche, Córdoba, Entre Ríos, Misiones. Los clientes nos han dado la posibilidad de brindar servicio. Es muy grato porque los del interior te atienden muy bien, te respetan, valoran tu trabajo y que hayas ido a asistirlo, tu tiempo… vos lo sabes mejor que nadie.
Barcos: ¿Hacen mecánica también?
J.P: Mirá, tenemos muchos mecánicos de confianza y amigos, y les transferimos los trabajos en forma ordenada. Hacemos mecánica muy ligera, como reparar una hélice, un cambio de filtro. Pero también vendemos muchos repuestos al interior.
Barcos: Si tuvieras que hacer un balance estadístico: ¿qué es lo que más se descuida de una lancha?
J.P: La mayoría de las personas vive lejos de las guarderías. Hay mucho tiempo en que la lancha está en guarda sin uso y los problemas son recurrentes: tanques y cañerías degradadas, carburadores sucios (modelos de motores dos tiempos), lancha sucia en exceso (sin cobertores o lonas), baterías agotadas, bornes sulfatados, rayones producto de las subidas y bajadas… si el uso fuera más frecuente, algunos equipos se mantendrían mejor.
Barcos: ¿Y cuál sería el standard que la gente pide como adicionales?
J.P: Los usuarios solicitan accesorios para el fondeo, tales como alguna mesa, un malacate eléctrico, una planchada o prolongación de la que tiene, mejorar el audio, luces de cortesía… quieren mejor contacto con el agua desde el barco, recordando que aquí en Buenos Aires y primera sección del Delta no hay playas, por eso se disfruta el agua desde el barco o lancha; otro ejemplo: antes las lanchas se vendían con asientos back to back y capota: hoy se prefieren butacas giratorias y el bimini. La gente quiere estar en su lancha disfrutándola a bordo, aunque sea tomándose un mate.
Barcos: ¿Creés que el usuario le da más importancia hoy al mantenimiento de la embarcación que hace, digamos, diez años atrás?
J.P: Totalmente. De hecho lo vemos en las redes. No somos los únicos que hacemos estos trabajos y la cantidad de llamados así lo confirma. Los clientes nos manifiestan que es importante mantener la embarcación impecable y customizada para satisfacer sus rutinas o gustos en navegación. Entendieron que una embarcación vale por su estado y equipamiento por sobre la antigüedad que posee. Por eso es una apuesta segura.
Barcos: Proyectos no les deben faltar…
J.P: Nunca (risas), lo tenemos en los genes… Nos gustaría ampliar nuestra empresa en un plazo razonable en el interior del país, en dos ciudades que entendemos son clave. Lo estamos evaluando. Pero fundamentalmente trabajamos para que nuestros clientes tengan en nosotros y nuestro taller todo el asesoramiento y la seguridad que se merecen a la hora de hacer reparaciones, o elegir alguna unidad nueva. Es muy importante en nuestro ambiente que los nautas tengan siempre su grupo de confianza para cuidar su embarcación en forma integral; queremos ganarla con los mejores trabajos que podemos hacer. Ese es hoy nuestro proyecto más preciado.
Barcos: Juan, gracias por esta nota. Es muy interesante.
J.P: Gracias a vos Gustavo y a Barcos, por permitir presentarnos oficialmente.
Texto y fotos: Gustavo Revel