“Las popas de las lanchas han evolucionado en forma permanente desde finales de los 90. Analicemos algunas propuestas que son el resultado no sólo del diseño sino de una forma diferente de experimentar la navegación y la vida a bordo con la “regla de los tres tercios” ”.
Texto y fotos: Gustavo Revel
Para aquellos nostálgicos que recordamos las primeras lanchas en la que comenzamos a navegar allá por los 70 o los 80, somos testigos de cambios importantes en el diseño de casco, interiores y por supuesto, las popas, tema que nos convoca.
En realidad, hasta inicios de los 90, un solo cambio marcó un antes y un después en lo que a diseño interior refiere: la proa cerrada de los cascos mutaban a un espacio accesible y mínimamente cómodo. Justamente, el triángulo de proa era cerrado, logrando una cubierta firme que quedaba por delante del parabrisas; este espacio cambiaba definitivamente su fisonomía para lograr una borda más importante y asientos, laterales inicialmente y luego –mejorando la manga de la embarcación- en “U”. Una novedosa apuesta que poco tardó en romper los mitos de esa época: “… si se carga gente en proa, la lancha se quiebra, se hunde, navegará mal, el timonel no tiene visibilidad, es inestable”… etc, etc. En sólo una temporada, casi el 100% de los modelos propios y foráneos tenían proas abiertas. Ganó el diseño.
Pero en los 90, los diseñadores fueron por más y, por una razón lógica, había que mejorar y aprovechar al máximo las popas, esos espacios que tienen, por muchos aspectos, una importancia definitiva tanto en las condiciones de estabilidad, diseño y ergonometría, no sólo en lo funcional sino del espacio donde habitan las motorizaciones, sea dentro fuera o fuera de borda.
Miremos la Foto 1: una popa de una Pagliettini RS54 de los 80, ícono de la performance hasta la fecha. Era proa cerrada y tenía este concepto popel. Amplío dato: todas las lanchas mantenían, de una u otra manera esta popa en lo que refiere a motores fuera de borda. Todas las popas eran iguales, no importa el astillero, la eslora, la manga o la potencia instalada: balde portamotor profundo, dos espacios laterales y un espacio de transición recto para dividirlo del cockpit. En las popas con dentro fuera, el motor era cubierto básicamente por un cajón tapizado y sólo había un asiento a cada lado del mismo. Punto. Los primeros cambios noventosos mejoraron ese sector proponiendo un solárium angosto (con colchoneta) y una terminación transversal plana. Poco después, esa zona “plana” sería complementada con las primeras planchadas postizas (foto 2).
A partir de allí, y en este contexto de tiempo de unos ya 30 años (y un poco más), las embarcaciones ampliaron generosamente su manga y eslora, razón por la cual la popa pudo adquirir infinitas variables, siendo siempre dos versiones bien definidas de acuerdo al tipo motorización. Desde hace unos 3 años, los fuera de borda han destronado –literal- al motor dentro fuera en lanchas de hasta 30 pies. Corrijo: los fuera de borda han revolucionado todos los sectores, desafiando sin sobresaltos a las motorizaciones internas y dentro fuera. No obstante ello, esta nota propone reflejar los cambios que han tenido las popas hasta hoy el mercado de lanchas deportivas.
Analicemos algunas propuestas de motorizaciones internas: la foto 3 redefine el concepto: elimina los back to back, se comienzan a instalar cómodas butacas giratorias, se genera un asiento enterizo a popa y el solárium mejora en dimensión; agrega algo novedoso removiendo parte de la colchoneta del solárium: es el primer pasaje al cockpit desde popa sin pisar las colchonetas: eso fue un punto de oro para lo que vendría después, porque sin casi percibirlo, el ingreso desde popa empezó a realizarse caminando sobre un altura de piso que está apenas unos 20 o 30 cm sobre la altura de piso de cockpit, impensado a principio de los 90.
En la foto 4 (año 2010) otra vuelta de tuerca: solárium corto de dos posiciones (uno por banda) acceso directo a interior por zona de crujía libre y despejada, bajando dos escalones hacia el cockpit y una planchada con “anabólicos”, bien amplia. A esta altura, el mercado tenía importantes variantes de popa y esa elección pesaba más que la performance –textual-. En la foto 5 vemos una versión más compacta pero con doble pasaje (oculto) hacia el cockpit y mayor espacio entre planchada e inicio del solárium, logrando superficie generosa e interesante para disfrutar.
La foto 6, mucho más actual, revela pasaje directo por estribor, un solárium/asiento rebatible y hasta mesa removible a popa. Podemos decir que hoy en una lancha se han aprovechado sus tres tercios: antes era sólo el cockpit, hoy es proa, cockpit y popa.
Foto 7: última de popas con motor dentro fuera. Una lancha de wake cuya popa es un una “play zone” con sendos solariums móviles, adaptables y ergonométricos, y un sector plano tipo mesa para prepararse a la hora de hacer deporte. La planchada es super extendida y no merece más que aplausos por el desarrollo. Fin de motores dentro fuera. Finalmente, las popas con fuera de borda han sido mucho más difíciles de diseñar y tratar de ensamblar todas las comodidades y avances que ya hemos visto: ¿motivo? El motor va colgado del espejo y debe respetar ciertos parámetros de giro, volteo (izado) e instalación. Los trucos de los estudios técnicos para conseguir esos espacios van desde la instalación de brackets –postizos o fijos- para mover el motor más a popa, generando espacio de planchada e insertando en ella el balde portamotor que antes estaba dentro del casco, como así también extensiones postizas de cubierta. Todo vale.
La foto 8, por ejemplo, muestra una popa compacta pero con dos asientos que miran hacia atrás.
La foto 9 realza un asiento con guarda inferior –ideal pesca- y un acceso directo al cockpit por estribor, con planchada integrada al casco. La foto 10 propone una gran amplitud en torno al motor, planchada integrada, dos asientos externos al cockpit y pasaje al interior por crujía.
No conforme con lo visto, logré rescatar esta captura –foto 11- donde se ajusta un solárium con guarda inferior y acceso por estribor, con un balde portamotor muy ajustado, pero que cumple su cometido.
La foto 12 es de una popa bien pescadora, con espacios de guarda, pasaje lateral, tambuchos de guarda que ofician como divisores de zonas, planchadas extensas para poder desde allí cobrar las piezas de pesca. Tiene pasaje restringido por delante del motor.
Finalmente, una foto -13- que resume perfectamente todo lo que quise expresar: Una popa lograda, abierta, superlativa, cómoda, transitable y transformable. Es bueno recordar nuestros gustos de antaño y lo que hoy la tecnología nos ofrece: disfrutar los tres tercios.