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EDICIÓN IMPRESA – IZARRA POR EL MUNDO

Que hacer en Ilha Grande

lha Grande es un verdadero tesoro tropical que aún no ha sido alcanzado por las Grande cadenas hoteleras y aún conserva la escénica local. Navegando un rato desde Angra dos Reis, tiene infinidad de opciones para explorar.

Sitio Forte. Al Oeste de Ilha Grande hay una enorme ensenada donde los veleros suelen fondear para estar tranquilos, sin lanchas dando vuelta ni música fuerte aunque en Brasil, eso nunca está garantizado. El bar flotante de Lele e Cleuzinha, decorado con conchas de vieiras, le permite a uno abarloarse y llenar los tanques del barco, y vaciar unas caipirinhas. Frente a Praia da Tapera hay boyas a donde tomarse para evitar fondear en 11 metros de profundidad. Las playas no son gran cosa y están llenas de borrachudos cuyas picaduras duran ¡hasta 10 días!

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Lagoa Azul. En el extremo Norte de Ilha Grande hay un conjunto de islotes que encierran un espejo de agua muy lindo para mergulhar.

Freguesia de Santana.  A la vuelta de la Ilha dos Macacos hay una iglesia que data de tiempos imperiales y abrigaba la hacienda mas importante de la historia de la isla. Regimientos de esclavos trabajaban en la producción de caña de azucar y café.

Cachoeira da Feticeira. Al Este del Saco du Ceu, en la Enseada da Estrela hay una cadena de playas muy lindas donde se puede fondear y llegar nadando a la arena. De la Praia da Cachoerinha sale una trilha que luego de caminar media hora, con tramos bastante empinados, desemboca en una catarata imperdible. Luego de la trepada, es un placer refrescarse y recibir un masaje bajo el torrente de agua.

Abraao. El principal pueblo turístico de Ilha Grande es el lugar para tomar algo en un bar sobre la arena, llenar los tanques con agua de cascada, comprar algo en los varios supermercados hacer una paseo en kayak o salir a bailar. Tiene una atmósfera relajada, donde uno se pasea en traje de baño y pies descalzos. Los únicos vehículos terrestres permitidos en la isla son la ambulancia, la camioneta de los bomberos, las motos y cuatriciclos de la policía y el autobús 4×4 que trae a las crianças del poblado en Dois Ríos, a la escuela de Abraao.

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Aqueduto y poção. Caminando por la playa hacia el Noroeste hasta que termina el pueblo se llega a un sendero que conduce a una cascada con pileta natural. Deslizándose por la roca como un tobogán, uno se zambulle en el agua fresca bajo una bóveda verde de jungla. Cruzando el pozon, se puede seguir por el sendero unos pocos metros para apreciar el antiguo acueducto que abastecía de agua al hospital lazareto para mantener en cuarentena a inmigrantes enfermos. En 1932 devino en cárcel federal. Las ruinas cubiertas de vegetación aún se pueden ver desde Praia Preta.

Picó do Papagaio. Para los deportistas y caminantes empedernidos, la reina de las trilhas locales, es la trepada de 7 kilómetros de ida, subiendo 930 metros de altura para llegar a la roca que corona el segundo morro más alto de la isla. La vista desde arriba es maravillosa. Es recomendable ir con guía y hacerlo de noche para ver el amanecer desde el pico.

Pouso y Lopes Mendes. Navegando desde Abraao hacia el Este, la bahía de Pouso tiene playas naturales donde fondear y pasar unos días desconectado, sin señal de celular. Desde la playa del fondo se puede ir caminando a la famosa Lópes Mendes de arena blanca y olas cristalinas para hacer surf.

El Sur. Lo mejor para el final. Para quienes se lo puedan permitir, las playas del sur de Ilha Grande son las mejores, con mas fauna subacuática y sin gente. Es el lado expuesto al océano y antes de aventurarse, hay que asegurarse de tener varios días de buen tiempo y las alacenas llenas.
Rodeando la Punta de Castelhanos, se arriba al canto Este de Lópes Méndes donde se puede fondear y disfrutar de hacer snorkel al lado de una pared de rocas salpicadas de vegetación que parece sacada de un vivero. Debido a la onda que suele haber, es recomendable tirar un ancla por popa.

Dois Ríos. Siguiendo hacia el Oeste se encuentra el poblado que hasta 1995 servía a la cárcel federal cuyas ruinas aún se pueden visitar. Además la playa es apta para surfear y explorar caminando o en bote río arriba. La llegada en el gomón es difícil y hay que calcular para llegar detrás de una ola y que no te alcance la siguiente.

Parnaioca. El paraíso en la tierra. Conviene fondear del lado Sur donde hay menos onda y de ser necesario tirar un segundo fondeo por popa hacia la playa. El mejor lugar para desembarcar con el bote  de manera segura, es en el extremo sur de la playa. Imperdible la caminata hasta el otro extremo para disfrutar de unas horas en el jardín del edén, cómo lo hemos bautizado.

Aventureiro. Las playas del Este y Centro no se pueden visitar porque son una reserva natural. Tampoco se puede pescar. El fondeadero frente al pueblito en la playa sur es movido pero vale la pena para los amantes del surf. Desde el muelle (donde no se puede dejar el bote) se llega por un sendero corto a un mirador sobre las rocas donde sentarse a meditar viendo las olas romper dramáticamente.

Meros. La frutilla del postre. El el extremo Suroeste de la isla hay un recoveco protegido de todos los cuadrantes menos el de los pamperos. Uno fondea entre paredes de roca y selva, en agua turquesa  llena de peces, tortugas, serpientes marinas y erizos de mar. La playa es pequeña pero en altura lo que la hace muy especial.

Bueno, luego de más de un año en este rincón tropical, este es un resumen de los mejores lugares para visitar. Claro que es un montón y para no correr hay que elegir según lo que prefiera cada tripulación.
Los invitamos a acompañarnos en nuestro viaje hacia el Caribe por Instagram en @navegando_el_izarra

Por: Virginia Britos

barcos@barcosmagazine.com

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