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EDICIÓN IMPRESA – Cuando la chapa brilla por su ausencia

A la hora de matricular o transferir una embarcación, la chapa de identificación del fabricante no está. Cómo evitar dolores de cabeza (al menos por ese tema) si nuestra embarcación no cuenta con ella.

Hoy por hoy transferir o matricular una embarcación ante las autoridades de Prefectura es un trámite bastante penoso. Turnos, tiempos infinitos… Increíble entender que registrar un bien de algunos dolores de cabeza. Y las marcas identificatorias de una embarcación son un plus adicional de dolores de cabeza… simplemente porque la gran mayoría de las embarcaciones existentes no las tienen, sea por su antigüedad, por error, omisión, extravío o alguna maldición egipcia. Siempre habrá algún problema adicional.
Al inscribir en la matrícula una embarcación nueva, Prefectura efectuará una inspección técnica a la embarcación para constatar que las características técnicas declaradas por el fabricante en el “Certificado de Construcción” coincidan con las de la “Aprobación de la construcción o prototipo”. En la inspección técnica realizada por personal de Prefectura se realizará la medición de la embarcación, numeración de la planta propulsora y se verificarán las identificaciones que posee la embarcación acorde a la normativa actual (Ordenanza 3/19).


Reglamentación de Prefectura antes de 1982
En el caso de una embarcación usada, el tema es más complejo. A través de los años, las identificaciones a bordo han ido cambiando en función de las reglamentaciones vigentes en cada época. Las embarcaciones posteriores a la ordenanza 5/1982 (más allá del 14 de octubre 1982) se regían por la ordenanza 19/1971 que no exigía la implementación de una identificación con placa de fabricante y datos de motor, sino que simplemente se implementaba un número bajo relieve, ubicado por lo general en popa, sobre una banda o espejo interno, que era el número de unidad de fabricación. Por eso, muchas de estas embarcaciones fabricadas antes de 1982 no poseen placas de fabricante o identificaciones de potencias máximas admisibles. Esto trae muchos trastornos puesto que, al no tener dicho dato, no cumple con los nuevos requerimientos de informar al usuario las limitaciones de carga, potencia, capacidad de personas y navegación habilitada.
Si bien la embarcación ya está matriculada, Prefectura no puede saber a ciencia cierta si ese modelo admite la potencia instalada, pues, por alguna maravillosa ocurrencia, los motores fuera de borda, NO se registraban en la matrícula de esos años.
Se suma a ello que, en muchos casos, los motores han sido cambiados (por potencias superiores) y al no encontrarse inscriptos en la matrícula y Prefectura no puede definir si el motor instalado es acorde a la resistencia estructural de la embarcación. En muchos casos se solicita que el conjunto lancha-motor sea certificado por un profesional matriculado ante el Consejo de Ingeniería Naval (técnicos navales, arquitectos navales o ingenieros navales), emitiendo un dictamen técnico, con el costo y el tiempo que ello implica para el nuevo o anterior propietario.


Cambio de reglamentación a través del tiempo
Desde el año 1982 en adelante, Prefectura dispuso en sus Ordenanzas 5/1982 – 6/2001 – 1/2011 y la reciente 3/2019, diversas formas de identificar a las embarcaciones con ciertos lineamientos para astilleros y constructores. Surgió entonces la obligación de colocar una placa de identificación por parte del fabricante (chapa, a secas) donde entre otras cosas se destacaban valores máximos de potencia del motor, capacidad máxima de personas, carga máxima etc. garantizando en parte la seguridad a bordo. Igualmente, más allá de esta normativa, durante un buen período de tiempo adicional Prefectura continuó NO registrando en la matricula el motor propulsor fuera de borda.
Entonces, al no tener colocada la placa del fabricante en la embarcación, si se quiere transferir o cambiar el motor, es imposible verificar si la embarcación soporta o no esa potencia, teniendo nuevamente que intervenir un profesional matriculado.
A partir de la Ordenanza 06/2001, Prefectura comenzó a identificar a las embarcaciones con una marca adicional, denominada MIC (Marca de Identificación de Casco), serie de caracteres alfa numéricos (similar al VIN de un auto), y que va colocada en tres lugares. Una en la aleta de popa, otra en una zona interna del cockpit y una tercera escondida por el fabricante. Esta MIC permite identificar al astillero constructor en sus primeros cuatro dígitos y al expediente de permiso de construcción, individual o en serie en los restantes dígitos finales. La falta de esta chapa MIC en las embarcaciones posteriores al año 2001, no permite la correcta identificación de la misma ante cualquier tramitación en la PNA. Con la Ordenanza 01/2011 ese código MIC se extendió y paso a incluir mayores datos, como el mes y año de fabricación de la unidad, numero de unidad, serie y modelo.
La normativa de hoy:
Ordenanza 03/2019:
A fines de 2019, la Autoridad Naval lanzó una nueva Ordenanza (derogando la anterior 01/11) la cual mantiene la identificación de casco MIC (sumando información), con datos adicionales en placa de fabricante (agregando a la potencia máxima admisible, peso máximo de motor propulsor en la máxima potencia habilitada, potencia mínima admisible de diseño). También cambiaron las categorías de navegación, siendo ahora cinco con la inclusión de una nueva subdivisión (Aguas Abrigadas) a las ya conocidas Aguas Protegidas, Costera Restringida (1 y 2), Marítima y Oceánica.
Somos muy descuidados
En la actualidad, todas las embarcaciones salen con sus marcas de identificación. Pero lamentablemente, al limpiarlas, repintarlas, por mal mantenimiento y demás malas costumbres argentinas las placas y los MICS se rompen, se despegan, se corroen, se borran o se pierden. Nadie tiene plena conciencia que esas marcas registrales son iguales que los números de chasis de un automotor. ¿Qué pasa si un auto tiene un faltante o una anomalía en la lectura de sus identificaciones? A LEGALES, el auto queda intervenido hasta que se aclare el tema. Nadie atribuye la misma importancia a estas marcas que, a mi criterio, siguen siendo totalmente deficientes y vulnerables. Mi recomendación es que sean conscientes de la importancia de las mismas, de su control periódico y atención a la hora de reparar o pulir los sectores en cuestión.
La placa del fabricante y la numeración MIC son de vital importancia. Antes de la compra de una embarcación nueva o usada, verifique su existencia. No compre problemas. Y ante la duda, confíe y consulte siempre con un profesional habilitado.

Texto y fotos: Gustavo Revel

barcos@barcosmagazine.com

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