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EDICIÓN IMPRESA – 74º Edición Regata de la Meseta de Artigas – Paysandú

El fin de Semana Santa pasado se disputó la 74º edición de la Regata de la Meseta de Artigas-Paysandú.

Sí, 74 años ininterrumpidos de una regata ícono en la región que, como ninguna otra ha sobrevivido a hechos históricos, como el reciente de la pandemia, sin dejar de realizar y eso la hace cada vez una regata más récord que ninguna.
Y esta edición no fue una más, sin duda que no, porque tanto para los navegantes como para el organizador, el Yacht Club Paysandú, volvía a ser el objetivo principal unir a la flota de ambas márgenes del Río Uruguay, luego de dos ediciones en que la maldita cuarentena hacía mirarnos de lejos, queriendo abrazarnos entre navegantes que acostumbramos a vernos las caras muy seguido, y no solo para correr regatas, sino para disfrutar la camaradería que une a la vela de estos lares.


Es por ello que esta no era una edición más de la Meseta, sino la edición de un reencuentro que se hizo esperar pero que todos sabíamos que llegaría. Allí estaba el Río Uruguay, esperándonos con una agua verde y cristalina nunca vista, pero también con muy poca agua en su cauce. Hasta el prócer desde su monumento en la altura miraba y veía el fondo, con piedras peligrosas, que harían a partir de la largada una regata desafiante para todos. Y aún más, cuando al amigo eolo se le ocurrió soplar desde el sur sureste para complicar mas las cosas aún, y tener que navegar río abajo tirando bordes, en sitios donde el canal daba paso en apenas 50m de ancho, con los bancos de arena y las piedras de la costa, mirando de reojo, queriendo abrazar las quillas. Y no tuvieron piedad, abrazaron varias con no menos de 80 varaduras entre toda la flota, a lo largo de las dos etapas.
La primera etapa, con una largada con prácticamente nada de viento y corriente que hizo que la flota se despegara lentamente de la zona de la Meseta, con un centenar de espectadores disfrutando una vista increíble, como la flota intentaba hacer navegar y portar las velas.
Lentamente una brisa apareció y dejó navegar esos primeros 35 km de la primer etapa, que se acortarían unos pocos aguas abajo del saladero Guaviyú, ya que luego la zona estaba intratable para zafar los bancos de arena, y con buen tino del oficial de Regata -valga la redundancia ya que el mismo fue Tino Mora, destacado en su labor en aguas rioplatenses- acortó el recorrido para no complicar aún más las cosas a la flota y poder cruzar la línea de llegada sin problemas.
Morocha, en el agua fue quien a pocos me-
tros de la misma pudo arrebatarle la misa al Zig Zag quién habia mantenido la punta en gran parte de la etapa, atrás muy de cerca el Teco y el Marina les pisaban los talones, seguidos de los rápidos de la serie C Aniquilador y Malacara, sería este último quien se quedaría con la general en tiempo corregido de la primer etapa. Luego, frente a la boca del Arroyo Malo, toda la flota instalada disfrutaba de algún aperitivo refrescante en sus barcos o en la mítica Sacra, donde el servicio de cantina esperaba a la barra sedienta y con hambre. Fue así que se hizo la noche, muy tranquila y con hermosa luna, y con esperanzas de que al día siguiente las condiciones del viento mejoraran, difícil porque el pronóstico no decía lo mismo.
Enseguida del amanecer que ya los barcos más chicos se aprontaban a alistar, por 9hs se daba la primera señal de atención de las series más chicas, con un viento que seguía del sur sureste, pero que daba para navegar. La comisión de regata decidió largar desde donde estaba previsto, y no navegar aguas abajo ganándole tiempo a la regata para largar más abajo e intentar llegar a Paysandú en tiempo y forma, lo cual ya se sabía iba a ser muy difícil.
Sobre las 9,40, con todas las series largadas la flota navegó bien los primeros kilómetros, de forma lenta pero continua. Pero, como estaba previsto las condiciones empezaron hacer de la regata un desafío a quien agarra las rachitas y quien no se vara en algún banco de arena o piedra, y así fue hasta la zona de Pepe Ají, donde la pasada era extremadamente estrecha y habia que superarla tirando bordes. La flota se habia partido en dos, con 3 barcos de la C y varios de la A, con los más chiquitos que habían largado temprano. Luego, otra flota detras donde se juntaban varios de la C con la flota de la B, haciendo constantemente el efecto acordeón, según a quienes les caían las rachas. Después de navegar ya unas 5hs que la cosa se puso muy complicada y el viento cada vez se hacía desear por demás, superando la zona de las barrancas de Pepe Ají y dejando atrás el Banco Carballo, que otra zona hacía estragos complicando la navegación en un canal con muy poquita agua.
Las varadas eran una tras otra y lentamente la flota caminaba esperando la decisión de la comisión de regata de establecer donde se iba acortar el recorrido porque ya de llegar a Paysandú, ni cerca.
Sobre las 16hs, por radio la CR informa que la regata era acortada en su recorrido y la línea de llegada estaba fondeada aguas abajo de Liebig, cerca del balneario San José.
Zig Zag, Marina, Morocha, Teco, Aniquilador, Malacara y otros, fueron cruzando la línea de llegada, flotando, prácticamente con la poca corriente que había, mientras que el resto de la flota veía como pasaba el tiempo y sufría para llegar antes de la hora límite que se había establecido.
Muchos quedaron por el camino y decidieron poner en marcha el motor y emprender viaje hacia Paysandú, ya que restaban 30km y se venía la nochecita, mientras que la organización postergaba el inicio de la entrega de premios establecida a las 19hs para las 21hs.
Fue así que la bahía del YCP fue recibiendo la flota a palo seco y motor, entrada la nochecita, sin la fiesta que cada llegada de la regata nos regala con mucha gente, fami-
liares, embarcaciones de apoyo, y todo el colorido de un Paysandú que durante esa semana se viste de fiesta con la Semana de la Cerveza, colmada de turistas.
A poco de llegar la lancha de la Comisión de Regata al club, ya se dieron a conocer los ganadores de cada serie, como al gran ganador de la clasificación general, que quedaría una vez más en casa: el ANIQUILADOR, un PK22, de Andrés Bulanti, representante del YCP, se quedaba con el premio mayor.
Luego fue el momento de coronar a los ganadores en una hermosa fiesta de entrega de premios en la sede del club organizador, acompañada de un sin fin de autoridades de las diferentes instituciones que apoyan y acompañan esta regata, y ayudan a hacerla cada día más linda.
Resultados completos: https://www.regatameseta.uy/documentos/

Texto: Luis Pedro (Pipe) Rodríguez
Fotos: Jorge Cousillas @elojonautico

barcos@barcosmagazine.com

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