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Cecilia Carranza Saroli

LA PERSONA DETRÁS DEL PERSONAJE

Fotos: Gustavo Cherro @gcherro

Compartir este espacio con Cecilia Carranza Saroli fue penetrar en el mundo apasionante y nutritivo de una importante deportista, ganadora de la Medalla de Oro en Río 2016 en Nacra 17 junto a Santi Lange. Ceci tiene una personalidad atrapante, sutil, misteriosa y tan cariñosa que sorprende hasta a ella misma. Su lucha interior por salir de las estructuras que marca la sociedad en la que vivimos es constante y va rindiendo sus frutos fortaleciéndola como persona. A través de estas horas tan gratificantes, previas al Campeonato Mundial Nacra 17 en Nueva Zelanda, donde se clasificaran …………. nos fue contando su historia de vida, su presente y su proyección en el futuro. 

Barcos: ¿Cómo se dio que te iniciaras en la náutica?

Cecilia Carranza Saroli: Mis viejos me llevaron al barco desde el día 1. Mi papá está arriba de ese barco familiar desde los 15 años. Por ahí pasamos todos mis hermanos y yo, nos íbamos a dormir a bordo los viernes y volvíamos los domingos. Ya cuando tenía 5 ó 6 años me enganché con Optimist. En Rosario, en nuestro club que es el Yacht Club Rosario se hacía el festival de la boyita, que involucraba también a chicos que no navegaban. Consistía en hacer postas, uno le ponía el timón al barco, otro la orza, y así… eran diferentes cosas que tenían que ir haciendo relacionadas con el barco que no necesariamente requerían saber navegar. Y aprendíamos jugando. Así empecé, disfrutando mucho de lo que era la actividad, no específicamente competir. Hice toda mi etapa en Optimist disfrutando lo que era navegar, viajar con mis compañeros, armar toda la mística del deporte y nunca me interesó, ni me hizo sufrir no ser de las primeras. Después pasé a Laser.

B: ¿Tenés hermanos?

CC: Sí, soy la menor de cuatro hermanos. La mayor es mujer, siguen dos varones y después yo. El varón que me sigue, Panchito competía en wakeboard, estuvo siempre muy involucrado y en ese momento esa actividad no estaba tan desarrollada en Argentina. Él fue del grupo que trabajó mucho para su desarrollo. Crearon la Asociación Argentina de Wakeboard. Siempre me dice que le encanta que me haya tirado de cabeza  dedicando el 100% a navegar porque él siguió con otra actividad. Pensar que si hubiese seguido, tal vez hubiéramos podido compartir algún Juego Panamericano… Pero en esa época toda actividad más profesional de competencia deportiva náutica era muy compleja, había que ser bastante kamikaze para hacerlo.

B: ¿Tenés registro del momento en que empezaste a sobresalir en competencia?

CC: Cuando empecé a navegar en Laser el primer torneo que corrí, que fue el Gran Prix del Litoral, me subí al podio y me gustó. Empecé a entusiasmarme con la competencia, tenía 14 años. Una vez fuimos a navegar en Optimist y había poco viento. Entonces los chicos de Laser nos prestaron los barcos y navegamos en la laguna, frente a la ciudad y el profe de Laser (justo estábamos en el gomón) dijo que yo iba a ser buena… Lo escuché y me pegó. Y así fue como empecé a mejorar, a navegar más, lo hacía después del colegio y venía a Buenos Aires, sola con mi cajita de herramientas. Alejandro Colla, que estaba en su momento de olimpismo les dio una mano a los chicos de Laser y yo me enganché con ellos: me empecé a contagiar de lo que era el ambiente competitivo. Enseguida en un  torneo para representar a la Argentina en el Mundial ISAF Junior clasifiqué. Así fue que seguí en los mundiales juveniles “empezando a escribir la historia de la deportista”. Me fue muy bien en 2003 y 2004, año en que fueron los Juegos Olímpicos de Atenas (recuerdo haberlos seguido por televisión en mi viaje de egresados. Me volvía del boliche porque quería ver las regatas…). Cuando finalizaron, como la clase Laser en ese momento no era olímpica pensé en comprar un Europa, ya que mi voluntad era participar de los JJOO. Lo hablé con mis padres y Juampi Zizzi me prestó un Europa y empecé a navegarlo en Rosario. A los pocos meses ¡la ISAF declara al Laser olímpico y cancela el Europa! Devolví el barco y seguí en Laser. Fue una época difícil para mí, yo no lo veía pero era justo cuando empecé con todos mis planteos personales. Mi sueño era participar en los Juegos de Beijing 2008. Entre tratar de no sufrir y navegar, llegué. Quedé fuera de la Medal Race por inexpe-

rimentada, por no saber el reglamento ni saber qué era hacer una campaña olímpica pero tenía claro mis ganas de llegar, mi talento. Lamentablemente me faltaba el sistema, no tenía gente que me acompañara. En esa campaña del 2005 al 2008 yo sólo viajaba para correr los mundiales, no tenía idea cómo se armaba una campaña olímpica, ni tenía apoyo económico. Me fui a vivir unos meses a Europa, navegaba en los momentos libres y trabajaba en una escuela de vela para solventarlo. El último año la Federación me ayudó con el entrenador, Nico Schardgordosky que me guió y empecé a ser más competitiva. Poco a poco fui ganando terreno y puestos, creciendo. Ya estaba dentro del sistema. Terminé a un punto de la Medal. Entrar entre los 10 hubiese sido un súper resultado, pero por falta de experiencia no se dio.

¿Después de Beijing, consideras que se abrió otra etapa?

CC: Fue muy interesante, terminaron los juegos y me pregunté, ¿uy, era esto? ¿Cómo, tanto quería estar ahí y empezó y terminó?. Me di cuenta que había algo que estaba haciendo mal, que lo primero que  quería lograr en mi vida lo había logrado y me había quedado como vacía, me faltaba algo. Fue ahí cuando empecé todo un desarrollo más espiritual al preguntarme el porqué de mis sentimientos, a cuestionarme la vida… le di paso al yoga que me mostró que lo importante no era el fin último del objetivo que uno quiere cumplir sino que es el camino que uno recorre para llegar día a día. Lo cumplas o no, lo que vale es el enfoque y el recorrido transitado para capitalizar. Ya venía Londres 2012 y me planteé trabajar en un sistema que me permitiera disfrutar de mis vivencias diarias más allá de los resultados. En el 2007 había tenido mis primeros Juegos Panamericanos de Río, quedé 4ta fuera del medallero y sufrí mucho no haberlo logrado. En esta etapa también decidí estudiar, había pasado el tiempo y mis amigas estaban en la universidad, hacía ya 4 años que habíamos terminado el colegio y yo estaba «dando la vuelta el mundo en un barquito». No quería perder el tiempo y a la vez no sabía qué estudiar, así que empecé con Trabajo Social por un lado y el profesorado de educación física por el otro, me gustaban mucho las dos. A la mañana el profesorado, al mediodía navegaba y a la tarde/noche hacía trabajos sociales, estaba loca (ríe). Así, en dos años hice el último año del profesorado y uno de Trabajo Social, queriendo cambiar la realidad de nuestro país. Venían los Panamericanos en Guadalajara 2011, cada vez más activa y con viajes. Entonces el estudio, para terminar ganando el Oro en estos Juegos, era mi revancha, mi objetivo y para lo que me había preparado. A la vez que pasaba esto, fue muy interesante porque veo mis imágenes y a través de todo ese proceso interno que yo transitaba me doy cuenta de lo eufórica que estaba por ganar y lo triste que había estado en los juegos anteriores y me cuestionaba cómo manejar estos polos opuestos y complementarios de la vida que el deporte te los expone al 100%, porque es eso, ganar o perder. Felicidad absoluta o tristeza. Si es esto, es sufrimiento absoluto y decidí profundizar, que ganar o perder no es sólo el resultado que aparece en la tabla de posiciones. El deporte te enseña para la vida, saca lo mejor y lo peor de vos, te expone.

B: ¿Disfrutaste el proceso o sentiste un esfuerzo?

CC: Yo miro mucho para adentro, no voy en automático, me cuestiono pero lo que siento es que cada vivencia tenía un sentido para mí, una deportista que tomó de cada cosa que le pasó, la experiencia, la lección. Pasé del Oro de Guadalajara a los Juegos de Londres 2012 donde me fue pésimo en resultados, pero no lo sufrí. No sé si fue muy trabajoso o nucho esfuerzo esta búsqueda de equilibrio, pero fue un proceso muy bueno que hoy me hace estar parada en un lugar muy sano. 

B: ¿Seguías planificando tu carrera en Laser o buscabas un cambio?

CC: Ahí fue donde empezó mi etapa para Río 2016; sabía que quería cambiar de cate-

goría, que quería aprender otras cosas y trabajar en equipo.  Justo en ese momento, año 2012 la World Sailing decide designar el Nacra 17 clase olímpica y hago el cambio para seguir creciendo como deportista.

B: ¿Cómo se dio la dupla Lange-Carranza?

CC: Yo había compartido con Santi los Juegos de Beijing 2008, eran los primeros para mí y los últimos para él. Yo lo veía desde un lugar de súper respeto, nunca me imaginé navegando con él. Cuando él me lo propuso, yo creí que era un chiste y no le contesté. Después me tuvo que mandar un mail para preguntarme (ríe). Me acuerdo que estaba leyendo el mail al lado de mi hermano y yo le dije que no lo entendía, a lo que él me contestó que era muy claro, que me preguntaba si quería que navegáramos juntos o no. Yo estaba navegando en Nacra 17 con Esteban Blando y contacté a Santiago para que nos aconsejara en nuestra campaña olímpica por su experiencia en catamaranes. Justo se dio que tuvo varios viajes y actividades, hasta que nos encontramos después de algunos meses y yo había dejado de navegar con Esteban. Cuando finalmente hablamos, él estaba en Buenos Aires y yo en Rosario, así que agarré el auto y vine para acá a tomar unos mates. Era un encuentro a destiempo pero serviría para mi carrera. Cuando dejé el Laser en 2012, la Federación me dijo que no tenía más apoyo. A pesar de eso yo quería crecer, quería salir del lugar cómodo. Sentí que no me apoyarían en ese momento pero que sí lo iban a hacer más adelante porque yo haría las cosas bien. Con Esteban empezamos bien pero no supimos armar ese pilar fundamental que es el equipo que yo necesitaba construir y todavía no tenía la experiencia. Hicimos agua porque si no hay equipo, no hay campaña. Había logrado nuevamente el apoyo y ahí de nuevo me cuestioné mi decisión de no quedarme en Laser. Me encuentro con Santi, surge la idea y eso me demuestra que las corazonadas, la intuición, salir del lugar de confort, buscar, siempre te termina llevando a un buen lugar.

B: Vos te habías destacado en forma individual con el Laser, ¿qué sentiste cuando tuviste que compartir decisiones arriba de un barco?

CC: Imaginá, ¡estaba empezando a navegar con una de las personas que más respeto en el ambiente!. Si bien yo tenía dos Juegos Olímpicos encima, tenía clarísimo lo que tenía para aprender. Me sobraban ganas, capacidad de trabajo, tenía algo de talento pero me faltaba mucho otras cosas que yo veía en Santi. Fueron años súper valiosos de formación no sólo como deportista nomás, como entrenador, como planificador… Acá pensamos todos, era lo que a mí me faltaba, tener un equipo que piense cómo lograr el objetivo, cuestionar qué es lo que estamos haciendo, escuchar la opinión del otro, lo fui aprendiendo. Me siento una afortunada por ser parte de esa cadena, de ese equipo al que yo me estaba incorporando con un sistema de trabajo ya armado.

B: Al ser un equipo mixto, ¿cómo es tu entrenamiento?

CC: Me cuido con las comidas, mi nutricionista Susana Presta me acompaña, con mi preparador físico Andy Rehbein trabajamos a pleno el rendimiento de mi cuerpo porque en este barco nunca alcanza, con mi kinesiólogo Martín Mangiaterra también tenemos tareas;  aún a distancia me apoya constantemente y también está mi entrenamiento en el CENARD, ya que necesito entrenar todos los días cuando estamos en Buenos Aires. Mi trabajo a bordo es mucho más físico que el de Santiago y es muy duro ya que la fuerza que tengo que desarrollar es muy fuerte. Por suerte soy una cabezona y si hay que navegar 6 horas, navegamos 6 horas hasta la hora que sea. Para mí no existe el cansancio. Vemos a los rivales que generalmente entrenan 2 o 3 horas, vuelven, descansan y vuelven a salir. Para nosotros no es así, mi fortaleza está antes, me siento muy dedicada y resistente. Cuando uno se entrega a un sistema de trabajo, tiene que hacerlo al 100%. En Río 2016 logramos lo imposible. Fue muy difícil, pero si lo logramos ya no hay excusas ni límites. Lo llevo para toda mi vida.

B: ¿Existe el día en que Cecilia no hace nada?

CC: Estoy aprendiendo y no sé hacerlo por completo. Me pasaba que sentía que estaba perdiendo el tiempo y no estaba bueno, era nocivo. Me costaba mucho disfrutar de cosas de la vida que son parte de ella. Algún día no voy a ser más deportista y no voy a tener los objetivos que tengo ahora. Me di cuenta que sólo le dedicaba tiempo desde mi cabeza a lo deportivo. Estos últimos años me puse como objetivo dedicar tiempo a la vida de un ser humano normal. Es un proceso bellísimo, cuesta un montón pero me humanizó mucho. Trato de disfrutar los momentos de no hacer nada porque son sanísimos, con la familia, amistades, de estar tranquila en casa. Desde que la conocí a Mica, mi novia, disfruto mucho del arte, me desconecto mucho. Voy mucho al teatro, Mica trabaja en teatro musical y me di cuenta que la música y el baile me atraviesan en una forma increíble. En el país hay mucho talento y muchas formas de teatro y hay que apoyar al teatro independiente.

B: ¿Cuáles son las próximas actividades deportivas previas a Japón 2020?

CC: En enero nos vamos a Australia donde tenemos 2 torneos, entre ellos el Mundial 2020 que se juntó mucho con éste. Después Palma de Mallorca, Torneo Princesa Sofía y todavía no tenemos muy clara la planificación.

B: A raíz de un posteo que subieras a Instagram se me ocurre preguntarte cómo viviste el desarrollo de esta etapa de liberación en tu vida

CC: Yo creo que fueron muchos años de mi vida con muchas dificultades. Quien me conoce desde hace dos años a hoy conoce a una Cecilia muchísimo más libre, con menos prejuicios. Pero, para quienes me conocen desde que era chica ven un proceso súper largo. Una de las cosas que me terminó de espabilar fue Mica, mi pareja quien, no por obligarme pero sí por ella ser tan natural y tener tan naturalizada su vida, medio como que “yo voy así, no voy a cambiar mi vida”. Eso influyó mucho en este período en donde yo terminé de dar el paso y sentirme libre, cómoda. También fue muy importante darme cuenta que las dificultades que tenía yo las tienen un montón de personas, es más, las mías fueron bastante suaves con respecto a las que tienen muchas de ellas. En definitiva hoy a mí lo que me afecta es el prejuicio de la elección sexual y eso me lo demostró la devolución del posteo. Fue positivo, no sólo por mi sino por las otras, también. Desde ese lugar también agradezco a @itgetsbetterar, que es una fundación originaria de USA y que desembarcó en la Argentina, fue como la gotita que me hizo terminar este proceso. Hay una realidad muy fuerte, gente que no está ya para contar su historia… Es muy grave, muy fuerte. Y fue muy sanador. Tengo una historia bellísima con mi familia, ayer mi mamá comentó la publicación que hice y habla del proceso que transitamos, que fue el que tuvimos que hacer por el lugar en que nacimos y en el contexto sociocultural en el que vivimos. Agradezco lo amorosa que es toda mi familia, lo que pudimos construir en conjunto. Cada uno hizo el proceso como pudo, de la manera que pudo, pero siempre tratando de preservar las relaciones. Hicimos todo lo que pudimos y es muy positivo.

B: Y por último, ¿nos contas quién es Ceci Carranza?

CC: Cecilia es una persona súper sensible que está en una búsqueda constante y reflexión sobre cómo vivir, sobre cómo ser, que mira siempre lo que hace, que quiere ayudar al próximo, al que tiene cerquita ya que el prójimo le queda algo distante, que mira siempre a los costados. Quiere que sus pasos dejen una huella, quiere sumar y le da placer, y que ese constante preguntarse y reflexionar sea parte del crecimiento para aportar. Ceci es muy familiera, a pesar de que el deporte la ha hecho formar una coraza que la lleva a pensar que pasar tiempo con la familia o las amistades es hacer nada. Desea formar su propia familia en el futuro próximo y como viaja tanto quisiera en el futuro disfrutar estando en su casa. Aparte de deportista es hija, hermana, amiga, novia y es de esas que no está, pero cuando está, está y sorprende. Es muy compañera y se involucra a fondo, agradecida, con su marcada personalidad de deportista,  pero trabajando para salir de eso… El otro día dio una charla en Rosario y se le acercó un señor de 93 años y le dijo “¡cómo me hubiera gustado escuchar esta charla a los 30 años, pero igualmente a los 93 me diste unas ganas de salir a vivir la vida que no te puedo explicar!” Y listo, chau, se fue contenta. Y así es.

barcos@barcosmagazine.com

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