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“ACHALAY” Un seductor de los 60

Con su arrolladora personalidad, el “Achalay” es un barco clave que marca, con exquisita elegancia, el fin de la epata del diseño purista de la primera mitad del siglo pasado. Verlo pasar inspira respeto  y admiración a todo nauta que entiende que es un barco de culto, uno de los pocos sobrevivientes que se mantienen  en estado puro, para seguir siendo parte de nuestra historia.

Texto y fotos: Gustavo Revel

“Afortunadamente, frecuento el “Achalay”. En el tiempo que puedo, intento, al observar con detenimiento cada una de sus partes;  imagino a quienes, sumando  miles de horas hombre procesando  toneladas de maderas nobles en piezas exquisitas, a mano, con herramientas  rústicas, pasaban sus jornadas de trabajo viendo crecer una estructura básica hasta alcanzar las mismas formas que hoy vemos en el agua. Había oficio: era el de los grandes maestros carpinteros que, por esos años, los había en calidad y cantidad. Su trabajo valía más que su propia firma, y era su gran orgullo. Puedo sentir en el silencio de la amarra, el sonido de las grandes sierras cortando, con singular simetría, tablas de cedro, lapacho, peteribí y viraró, entre otras de las grandes especies  autóctonas resistentes al medio marino. Aún hoy, muchas partes se conservan intactas desde  su botadura, allá  por el 4 de noviembre de 1961. Puedo sentir el inconfundible perfume de las maderas cortadas en grandes tablas que luego se estibaban en forma especial para su secado. Pienso, en el movimiento del barco terminado hacia la anguilera y su lenta botadura, sus primeras pruebas y entiendo perfectamente que quienes hicieron este barco, lo hicieron dando lo mejor de sí, con los mejores estándares de aquellos años increíbles. Merece la pena conocer este clásico del Plata. G.R.” 

Este barco fue  diseñado  por  Miguel  Quiroga y cons-

truido en San Fernando, entre el año 1959 y 1961. Dos cambios importantes escribían una nueva historia en aquella década: el plástico reforzado con fibra de vidrio en embarcaciones iniciaba aparición en la industria mundial, desplazando sin piedad a la madera; también, por ese  mismo período, diseños de cruceros mutaban de las formas finas y elegantes a cascos de planimetría más recta, con mayores volúmenes,  mayor manga, vidrios rectos y con la aparición de los incipientes fly-bridges. Había pues, un cambio de tendencia marcada de diseño, proveniente de Estados Unidos y poco tiempo después, desde Europa.

“Achalay” es uno de los últimos baluartes de este diseño de concepto europeo nacido entre los años 1940 y 1950. Hoy tiene más de cincuenta años de vida (57, para ser exactos). Su primer dueño fue un empresario uruguayo, aunque el barco siempre se quedó en nuestra orilla. Ostenta desde entonces matrícula nacional. Por el año 1965, el “Achalay” fue utilizado para filmar un largometraje llamado “Un italiano en Argentina” (título italiano “Il Gaucho”), coproducción ítalo-argentina dirigida por el director italiano Dino Risi y guionista Ruggero Maccari. Las jóvenes estrellas que abordaron el barco para largas horas de filmación fueron nada menos que Vittorio Gassman, Nino Manfredi, la hermosa Silvana Pampanii, Amadeo Nazari y Maria Fiore, entre otros. Era, sin dudas, el barco más distinguido de esa época. En 1976 la embarcación fue vendida a sus actuales propietarios quienes disfrutan de este hermoso barco por las aguas de nuestro delta. ”Achalay” tiene 22 metros de eslora, 5 metros de manga y 3 metros de puntal. Tiene dos motores diesel Volvo Penta, TAMD 60 C, instalados en 1985, en reemplazo de los originales GM 71 Super Plus, de seis cilindros y 7 litros de cilindrada, desarrollados en la segunda guerra mundial. Cada motor  Volvo Penta eroga 230 hp y, con ambos a pleno régimen, se llega a 12.5 nudos de máxima, con un crucero de 11 nudos firmes, en este yate de desplazamiento liviano. 

Las líneas del fondo mantienen la estructura de diseño de esa época; fondo redondeado, con secciones planas llegando a quilla, suave ingreso y salida de agua desde proa y en popa, arrufo en proa,  boleo de cubierta, además de la apertura de  líneas en la proa del casco (obra muerta), tipo “ala de gaviota”, que  despeja el agua cuando la roda ingresa al agua en mar gruesa. Los ojos de buey son circulares, de bronce, utilizados especialmente para ingreso de aire e iluminación parcial. La cubierta principal, posee la proa despejada; se ubica el acceso al camarote de marineros, a través de una tapa escotilla en madera lustrada. La  superficie proel está perfectamente delimitada y congrega todas las  artes de fondeo  y  amarre. Los pasillos late-

rales son amplios y seguros. En popa existe un cockpit, con asiento enterizo de banda a banda, con acceso a sala de timones por tapa estanca enrasada circular.  La  configuración de la estructura de cubierta es muy clásica: elevación en proa (zona de camarote principal), segunda elevación donde se encuentra la timonera principal, y una reforma de los años 80, donde se acondicionó un segundo puente de mandos (externo) para integrar toda la “terraza” hacia popa. Esa terraza con la segunda timonera (hoy fly bridge) se ubica sobre el salón principal y los camarotes de popa, junto con el baño de popa. Las ventanas laterales son apaisadas, muy funcionales, y todas pueden subir y bajarse en forma individual mediante sistema máquina levanta cristales, como en los automóviles.

El “Achalay” mantiene intacto su ADN. Se conserva en forma rigurosa su concepción original, haciendo mantenimientos programados y sólo cambiando lo que necesariamente, por el paso del tiempo, se deteriora y puede afectar la seguridad integral del barco. El “Achalay” tiene una sala de máquinas importante, de sobrada altura y comodidad para llegar a todos sus componentes. Todos los niveles habitables se encuentran muy por encima de la flotación. Posee un camarote principal a proa con  cama doble y un baño en suite, un salón principal, un hall distribuidor a popa donde se accede a un segundo baño y a dos camarotes gemelos, uno por banda, con capacidad para tres personas cada uno. Tiene camarote marinero a proa y la timonera, en la parte más alta del barco. El ingreso a  la timonera permite acceder al interior, directo hacia el camarote principal o al salón mediante un pasillo corto que tiene ingreso a la cocina ó ingreso a la escalera que conduce a sala de máquinas y/o a la timonera externa. Todo el interior se conserva exactamente igual desde sus inicios. 

Este yate motor tiene una navegación  serena y de maniobra precisa, con sistema de dirección sin ayuda hidráulica. Posee un excelente equilibrio en su performance y estabilidad. Es un barco con presencia, de buena distribución, con detalles de calidez brindados por una buena ebanistería, cómodo y una navegación perfecta para nuestro estuario. “Achalay” es un motor yacht proyectado para nuestras aguas. Las líneas del barco pertenecen a una época donde el verdadero desafío era lograr formas armónicas y elegantes en carroza y rendidoras en las carenas, para desplazarse con singular glamour por las aguas de aquel  delta de antaño, cuando todo estaba por hacerse. El “Achalay” es uno de los últimos gigantes de la época dorada, y un fiel exponente de nuestra industria. No es un barco más: es un barco con historia. 

Y vale la pena conocerlo y observarlo al pasar, distinguido, entre sus pares de la generación de hoy.

barcos@barcosmagazine.com

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