El Tribunal Internacional del Derecho del Mar y un precedente jurídico histórico: las emisiones de gases de efecto invernadero se consideran contaminantes marinos
La comunidad científica abocada al estudio del cambio climático y sus consecuencias sobre el océano lo esperaba, así como el grupo de pequeños Estados insulares que, amenazados por el ascenso del nivel del mar y su degradación, ya lo sienten como una verdadera victoria histórica. ¿Cuál es su significado y posibles alcances?
Es indiscutible la influencia de las actividades humanas en el aumento de la temperatura de la atmósfera, la tierra y el océano, así como los daños significativos y pérdidas irreversibles que ello está ocasionando sobre los ecosistemas costeros y marinos. La Segunda Evaluación Mundial de los Océanos (del año 2020), concluyó que muchas partes de los mismos se habían degradado gravemente y que, si no se abordan los problemas existentes, se generaría un ciclo destructivo de degradación por el que los océanos no podrían proporcionar muchos de los beneficios de los que dependen los seres humanos.
Entre ellos, destacamos al océano como regulador del clima, ya que es el disipador de calor más grande del planeta, absorbiendo el 90% del exceso de calor producto del cambio climático, siendo, además, un sumidero eficiente de carbono, pues absorbe el 23% de la emisiones de dióxido de carbono generadas por el hombre. Pero ello lo está degradando intensamente y se está volviendo más ácido y, al mismo tiempo, sus niveles de oxígeno disminuyen.
En 2023, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático declaró “con un nivel de confianza alto” que las emisiones de gases de efecto invernadero habían causado un aumento de la temperatura de 1,1 ºC respecto a los niveles preindustriales, en la última década.
A medida que empezamos a comprender mejor los múltiples impactos de las presiones de las actividades humanas y los efectos acumulativos e interrelacionados del cambio climático, nos damos cuenta de cuán mayores de lo que creíamos son estos sobre la salud del océano: modificando propiedades del mismo como temperatura y salinidad, los patrones de las corrientes oceánicas, produciendo el incremento del nivel del mar y afectando seriamente a los ecosistemas, alterando la producción primaria y con ello, la distribución de las especies y abundancia de la biodiversidad marina.
En este escenario angustiante, nueve pequeñas naciones insulares, en el marco de la Comisión de Pequeños Estados insulares del Pacífico y el Caribe sobre el Cambio Climático y el Derecho Internacional (COSIS por sus siglas en inglés), vulnerables y amenazados por las consecuencias del cambio climático sobre sus territorios, solicitaron al Tribunal Internacional del Derecho del Mar (TIDM) que emitiera una Opinión Consultiva sobre si las emisiones generadas por el hombre y sus actividades a la atmósfera (gases de efecto invernadero – GEI) constituyen contaminación marina y cuáles son las obligaciones específicas