American Magic, el proyecto para devolver la Copa del América al New York Yacht Club
El grupo de socios del New York Yacht Club que encargo la construcción de la goleta América y cruzó el Atlántico en 1851 para medirse con lo mejor de la flota británica, a la que derrotó sin paliativos en la regata alrededor de la isla de Wight, abrió una leyenda que duró 132 años. Ese fue el largo período en el que el prestigioso club náutico que tiene su sede en el centro de Nueva York defendió con éxito su Copa durante 24 ocasiones frente a rivales que lo desafiaban.
La derrota en 1983 frente al velero Australia II del empresario Alan Bond, del Royal Perth Yacht Club, supuso un mazazo terrible. Tanto es así que, aunque Estados Unidos recuperó la Copa en la siguiente edición, 1987, y la defendió con éxito y la volvió a perder en distintas ediciones a partir de entonces, fue ya con equipos pertenecientes a clubs náuticos de la costa oeste del país, San Diego Yacht Club y Golden Gate Yacht Club, de manera que el New York Yacht Club nunca, desde aquel fatídico 26 de septiembre de 1983, en la costa frente a Newport, ha vuelto a tener en sus vitrinas la Copa del América que siempre ha considerado suya.
En el 2018, un año después de que el Royal New Zealand Yacht Squadron se impusiera por un contundente 7 a 1 al Golden Gate Yacht Club y Estados Unidos volviera a perder la Copa en la 35ª edición, tres miembros del New York Yacht Club, Hap Fauth, Roger Penske y Doug DeVos, con una larga trayectoria en las regatas internacionales de más alto nivel, crearon el sindicato New York Yacht Club American Magic con la intención de recuperar el trofeo, el más antiguo del deporte mundial, para el club que primero lo ganó en 1851 y después lo puso en marcha como competición estable en 1870.
El equipo compitió en la 36ª America’s Cup, en el 2021, en Auckland y tuvo una actuación destacada en las primeras fases, en las que incluso fue el único contendiente que se apuntó una victoria contra el Defensor, el Team New Zealand, en las regatas preliminares.
Todo cambió en una de las regatas de semifinales contra el Luna Rossa Prada Pirelli, cuando protagonizó un aparatoso vuelco y sufrió daños importantes en el casco de su AC75 Patriot. Tras el accidente, el velero quedó seriamente afectado y la pérdida de velocidad fue tan grande que los resultados ya no volvieron a ser positivos.
El equipo estadounidense encajó el revés con suma deportividad y elegancia y siguió compitiendo con un Patriot remendado hasta ser finalmente eliminado por su rival italiano.
Para esta 37ª edición de Barcelona 2024, el NYYC American Magic ha realizado uno de los grandes fichajes de la America’s Cup con Tom Slingsby, oro olímpico y campeón del mundo de la clase Moth, en la que también se compite con barcos voladores sobre foils.
Slingsby, elegido mejor regatista del año 2021, está considerado como uno de los mejores timonels de veleros con foils de la actualidad. El otro timonel es Paul Goodison, también medallista de oro y ex campeón igualmente de la clase Moth, de manera que el nivel del equipo en el pilotaje del velero es de los más altos.
El presidente de las operaciones de navegación es Terry Hutchinson, ganador, como timonel o como táctico, de las más importantes regatas del mundo. Y fuera del agua el equipo está dirigido por Mike Cazer, apoyado por Tyson Lamond como director de operaciones. El veterano Scott Ferguson, con nueve participaciones en la Copa del América y dos veces miembro del equipo de diseño ganador con el Oracle Team USA, en 2010 y 2013, es el coordinador de diseño.
El American Magic fue el primer equipo que introdujo a los cyclors (los tripulantes que pedalean en el interior del velero para generar potencia hidráulica) en los entrenamientos en el agua. Desde entonces ha invertido mucho tiempo y medios en perfeccionar los sistemas que transmiten la potencia al ajuste de las velas y a distintas partes móviles del barco.
De hecho, el diseño del AC75 definitivo sitúa a los cyclors en una posición distinta a las de los otros barcos competidores, más hacia el interior del barco y mirando hacia popa, con la idea de que la aplicación de su fuerza resulte más eficiente en términos aerodinámicos y su peso esté mejor distribuido a bordo.
Todo para crear un monocasco de última generación que vuele lo suficientemente rápido como para devolver el legendario aguamanil de plata a la sede del New York Yacht Club, en la calle 33 Oeste de Manhattan.
Por: Suso Pérez – La Vanguardia