EDICIÓN IMPRESA – La persona detrás del personaje: Juan Kouyoumdjian
Una vida dedicada al diseño naval
Presentar a Juan Kouyoumdjian, de Juan Yacht Design SL, es una tarea fácil porque toda su fértil y exitosa trayectoria está de manifiesto.
Juan K es un ser tan, pero tan agradable que uno podría quedarse horas embelesado escuchándolo y compartiendo la claridad de sus conceptos.
Diseñador de America’s Cup, de la VOR, NautorSwan entre otros, tuvo la deferencia a través de Ferdi García Guevara de dedicarnos un tiempo de su nutrida agenda. Y es la persona accesible que tiene tanto el talento así como la humildad de un grande. Comparte sus pensamientos y sus sentimientos con la sencillez de un querido amigo que se presta a un ida y vuelta en las respuestas y que no tiene nada que ocultar de su vida.
Esta charla tuvo lugar a fines de noviembre en Manantiales, Punta del Este y las fechas deberán ser tomadas desde ese momento.
Pero hay tanto material que espero sepan disfrutar tanto como yo lo hice.
Barcos: Entrando en clima… la pregunta de rigor. ¿Dónde naciste y cuándo?
Juan K: Nací el 15 de julio del ’71 en Buenos Aires y viví en Argentina hasta el ’90. Llevo vivido afuera más tiempo del que estuve allá.
B: Vayamos a tus comienzos, ¿dónde estudiaste?
JK: Terminé mi bachillerato en Buenos Aires a los 17, me había inscripto en los cursos en Inglaterra que empezaban en septiembre del año siguiente. A raíz de esa diferencia de semestre que se da de hemisferio sur a norte, cursé timidamente en el ITBA de Puerto Madero y el primer semestre me fui a Inglaterra. Había hablado con Martín Billoch, con quien había trabajado en esos 6 meses del ITBA y me había acogido como aprendiz y me formó muy bien, ya que yo no sabía nada. El inicio de arquitectura naval lo hice con él y simultáneamente Santi Lange estaba haciendo los Optimist, entre muchas otras cosas. Él me informó lo que me esperaba de Inglaterra, “no son vacaciones, es muy duro”, porque al llegar fue como un shock, ¿qué es eso? Yo conocía el frío, pero no tanto frío, la lluvia pero no tanta, la comida mala, pero no tan mala…
B: ¿Por qué arquitectura naval? ¿Por qué esa carrera?
JK: Bueno, yo siempre navegué, mi padre tenia barco, hice el circuito de Optimist, siempre me apasionaron los barcos y pensé que podía combinar con lo técnico, que me interesaba mucho. Tal vez fuera ingeniería pero combinar la parte deportiva con el challenge de lo que es una regata con la parte técnica y científica me tentó, desde niño hacía maquetas con radio control. Nunca pensé que podría haber otra alternativa. Era la combinación de todo esto.
B: Tus estudios fueron en Inglaterra, ¿tuviste que trabajar para cubrir tus gastos?
JK: Mi padre me apoyó aun estando un poco en contra de que fuera a estudiar allá. Yo no era un alumno destacado, más bien siempre fui del medio, de pasar con lo justo y eso era lo que le preocupaba, ese cambio de exigencia en el estudio y lo ponía nervioso que me pudiera adaptar, ya que tanto él como mi Abuelo, que era inglés habían estudiado allá. Tenía razón pero lo superé. Tuve su apoyo económico que me permitió no trabajar, con la ventaja de poder concentrarme bien en la carrera.
B: Terminaste la carrera, ¿cómo fue que te metiste en este mundo de diseño de barcos de regata?
JK: Como fui al Liceo Francés en Argentina por mi ascendencia francesa (mi abuelo inglés y su mujer francesa, una buena mezcla, origen armenio, argentino emigrado a Inglaterra) casi al final de la carrera, un verano había ido a hacer una pasantía en el estudio de un francés llamado Philippe Briand que era muy conocido en esa época. El hecho de que hablara francés y tuviera pasaporte francés me ayudaba a hacer carrera. Entre mi primero y segundo año de universidad trabajé con él en La Rochelle, Francia; nos llevamos muy bien, aprendí mucho. Se lanza equipo de Francia de America’s Cup en el ’95 del que Briand era jefe técnico, me llama en el último año de universidad para ofrecerme un trabajo, pero era “ya” y yo tenía que terminar de cursar mis finales, así que me negué. Quedé un poco nervioso porque pensé que tal vez me perdía “la oportunidad de mi vida”. Justo antes de los exámenes finales en junio lo llamé para avisarle que estaba por rendir y me dijo que el trabajo seguía siendo mío, pero que tendría que viajar “ya”. Y así fue, con tanta suerte que mi primer trabajo fue la America’s Cup. Eso fue el inicio. Recuerdo que me senté en un estudio en el ’93 junto a la gente de la America’s Cup y estaba como en el paraíso.
B: Menudo comienzo…
JK: Me fui haciendo de experiencia, con más responsabilidades y al final de ese proyecto tan importante del ’95, que no nos fue muy bien, decidí ponerme por mi cuenta. Le dije que hasta ahí llegábamos y que iba a empezar a hacer barcos abriendo mi estudio. No tenía clientes y apenas lo hice vinieron a verme 2 que habían sido “sus clientes”. Uno de ellos es con quien hicimos el Crazy Coyote, un barco revolucionario y con el que competimos en la Admiral’s Cup del ’99, un barco sin crucetas y sin obenques. ¡Era el primer barco firmado por mí, no bajo la tutela de Briand!. El barco iba muy bien, tenía un excelente rating, ganamos 3 de las primeras regatas preparatorias, pero a raíz de ese éxito nos quisieron penalizar con un nuevo rating. El propietario no lo aceptó y fue la última Admiral’s. Ahí fue donde la gente se preguntó “quién es este tipo” y fue con la llegada de Patricio Bertelli que acababa de terminar su primera campaña de Luna Rossa con Germán Frers como diseñador. Habían llegado a la final y tenia todo el entusiasmo de hacer otra campaña ganadora, por lo que acepté inmediatamente unirme al equipo. Esa Copa America la ganó Alinghi quien la llevó a Valencia, donde trabajé con Oracle, el equipo norteamericano al que le hicimos 2 campañas.
Cuando estaba focalizado con Oracle en Valencia, en la VOR hubo un cambio de reglas. Se dejaron de usar los Whitebread 60 y se empezaron a usar unos Volvo 70 que tenían canting keel. Un equipo holandés, ABN Amro quería hacer una campaña muy importante y hablaron con Bruce Farr. Me convocaron como alternativa y me contrataron para diseñar dos barcos que entraron en la Volvo Ocean Race que ganamos fácilmente en el año 2005/6 y fue mi confirmación. Ya no era este chico que en la Admiral’s revolucionó, después America’s Cup y el diseño que gana la VOR, ahí empecé a tener otro peso y seguí con America’s Cup, haciendo ese proyecto y uno más, solamente. No me daba la cabeza para tanto.
B: Claro, tenías un ritmo de trabajo infernal
JK: Trabajaba 15 horas por día, tenía un ritmo feroz, había formado un equipo muy bueno, éramos unos 15 en la oficina. Creo que fue una característica mía desde la inconsciencia, cuando me pusieron delante de la gente de ABN Amro que es el banco más importante de Holanda y un buen banco mundial y ¡a los 29 años me hablaban de un proyecto de 60 millones de dólares!
Ganamos la primera VOR y luego la segunda con Ericsson y enseguida nos contrataron para la tercera que iba a ser un nuevo proyecto de Ericsson. Pero Volvo decidió no permitir más que hubiera contratos de exclusividad porque se quedaban sin competidores. Al ser un gran proyecto de marketing, tenían que existir competidores y querían obligarme a aceptar diseñar para ellos. Tuvimos una reunión muy dura, porque Volvo no aceptaba un tercer barco nuestro en exclusividad y Ericsson no quería hacer barcos que no fueran conmigo. Si yo no lo aceptaba, cambiaban las reglas para que así fuera. Lo hicieron y Ericsson se retiró. Me quedé con el acuerdo de aceptar a más de un cliente y fueron Puma, Telefónica y Groupama, que fue el ganador. Todos los barcos fueron diferentes y tuve que crear divisiones en la oficina para que no se vieran unos a otros, esa era la condición. El único que estaba al tanto de los detalles de los 3 proyectos era yo. Cuando corrieron, los barcos estaban 1º, 2º y 3º hasta las últimas horas de regata y decidieron eliminarme de la VOR. Le pidieron a Farr de hacer un prototipo, estaban obsesionados con el marketing y me veían como un enemigo. Volvo financia la regata y le vende a diferentes puertos el hecho de que los barcos paren ahí en diferentes períodos, y esa ciudad lo compensa con dinero. La llegada de la regata tiene un valor superior. Con ABN Amro habíamos ganado la regata 4 etapas antes del final, entonces los puertos que habían pagado las últimas etapas estaban furiosos porque ya se sabían los resultados. Cuando hicimos la segunda con Ericsson, ganó la etapa anterior (en Estocolmo de donde era oriundo) a la final, que era en St. Petersburg y esta ciudad se enojó. El festejo entonces fue en Estocolmo. Los barcos no podían ganar antes de la final fue la condición. Yo tenía un rol técnico pero me vi implicado en todos estos temas porque estaba en el medio, y no fue trivial ya que hubo amenazas con causas de mucho dinero, abogados de por medio. Mi certeza era que estaba haciendo bien mi trabajo y mis clientes muy contentos…
B: ¡Wow! Y mientras todo esto pasaba y hasta tanto se resolviera, ¿seguías con otros trabajos o estabas paralizado?
JK: Mientras tanto me dediqué al Speedboat un barco muy grande de Maxi IRC 100’ que ganó la Sydney Hobart, Fastnet, Caribe 600, la Newport Bermuda, en fin, tuvo bastante éxito. Seguí en America’s Cup con el Artemis, en San Francisco 2013 junto a Santiago Lange donde hubo un accidente donde murió un amigo y quedé muy impactado. También estaba el Imoca 60, que hice entre dos America’s Cup.
No sé si queres que siga contándote, Artemis fue un proyecto muy duro…
B: Estoy más que impresionada, tantos proyectos ¿en cuánto tiempo?
JK: Cumplí 25 años en el estudio, llevo el mismo tiempo de trabajo que la edad en la que empecé… Recién ahora me estoy tranquilizando, lo hacía 15 horas diarias, sábado incluido hasta la pandemia que me encontró en Inglaterra y me relajé un poco.
B: ¿Cómo fue que te relacionaste con Nautor’s Swan?
JK: Es una historia muy linda. Ellos cumplian 50 años y Leonardo Ferragamo que es el dueño de Nautor’s Swan, y que a la vez está implicado en la moda querían festejar con un barco muy especial, muy innovador, llamativo, rápido y deportivo y así nació ClubSwan, El resultado es un barco más regata con un mínimo de crucero, con mucha performance. Hicieron un concurso donde nos presentamos cinco, entre ellos Germán (Frers) que es el diseñador de Nautor’s Swan en una división aparte. Ferragamo nos elige a Germán y a mí, le explica que íbamos a hacer este one design y que le gustaba su proyecto pero también le gustaba el mío, ¿cómo iban a hacer? Ahí fue que Germán estuvo muy bien, un Señor… no conozco los detalles de las conversaciones entre ellos dos, pero sé que sin el apoyo de German nunca me hubiesen dado este proyecto. Me abrieron esta posibilidad de hacer el primero de esta familia nueva, familia ClubSwan que son los barcos que complementan la línea primaria, la que hace German y esta línea nueva más de competición que son los que hago: el 50, 125 (Skorpios), 36 y el 80 que se botó este año que correrá toda esta temporada. Viene el 43 en el que estoy trabajando. También otro más chico. Un buen grupo.
B: El Skorpios, ¡qué barco!
JK: Skorpios es una “bestia” de barco. Es una lástima que a raíz de todo lo que pasa en Ucrania el propietario no pueda utilizarlo. Debería resolverse pronto porque World Sailing, que es el ente que tiene jurisprudencia en el yachting mundial ha restringido a los navegantes rusos. Como había varios integrantes de la tripulación rusos, están imposibilitados de navegar. Luego de participar y ganar en la Caribe 600 en febrero, volviendo del Caribe hacia Europa, les informaron del ban. Los barcos de hi profile de propietarios rusos les Barcelona que es el puerto de origen, como los estaban esperando para confiscar el barco se fueron a Montenegro. Ahora ya se resolvió y el barco está en Barcelona, su puerto de origen. Iban a correr la Rolex Middle Sea Race pero no les levantaron la restricción, que esperamos sea levantada el año que viene. Es una tontería porque qué culpa tiene un navegante de tener esa nacionalidad.
B: Contanos qué es el Argos
JK: El Argos es un 54m de aluminio, y son dos los que están en construcción, con mucho interior, muy completos y pesados. Y también vamos con el 44m. Se hacen en Holanda, one off pero de crucero, superyates.
También estamos en medio un proyecto de Jules Verne, de vuelta al mundo que hay que hacerlo en menos de 40 días, muy grande.
B: ¿Y no incursionaste en los cruceros a motor?
JK: Justamente los estamos haciendo en Grecia donde se fabrican en serie, ya han vendido como 20 barcos. Es un muy buen astillero nuevo que lanza una serie que da origen a otras esloras. Y en el 2024/5 tienen pensado el lanzamiento de barcos a vela.
B: ¿Te resulta fácil adentrarte en el terreno de los cruceros a motor?
JK: Es que para mí, el crucero a motor tiene mucho más sentido que el crucero a vela. Creo que la vela tiene un contexto deportivo y si no es deportivo en término regata tiene que ser deportivo en una performance que uno se auto impone, pero para ir de crucero, el motor es mucho mejor: no tiene quillote, va mucho más rápido, te podes acercar a la playa. La gente que va de crucero a vela casi “caravana flotante” no la entiendo. Nunca haré un buen crucero a vela porque hay que entender la filosofía de los barcos para hacerlos bien. Beneteau me propuso hacer unos veleros de crucero pero no sé hacerlos, interpreto lo que a ellos podría satisfacerlos pero va en contra de mi ADN. No le encuentro la lógica.
B: Es que pones todo en tus diseños…
JK: La performance es fundamental, estuve a punto de trabajar para Beneteau, de hecho hicimos uno chico en el 2010, un segundo proyecto del First 30 de los que se vendieron unas 300 unidades. El primero fue un proyecto de Finot. Me ofrecieron hacer los Oceanis, hicimos anteproyectos, reuniones, etc. pero ellos querían, por ejemplo la ubicación del mástil en función de la mesa interior y nunca pude aceptar adaptar la performance de un barco con la mesa de comer y desistí.
B: ¿Tenés alguien que organice tu agenda?
JK: Tengo dos secretarias, no podría si no fuera así. Y sobre todo mi hermano Gonzalo, cuyo rol entre tantas cosas es maximizar mi tiempo de diseño. Lo que no esté vinculado a esto, lo carga sobre su espalda. Todo lo que se refiere a management, legales, contratos, gestión financiera, sin ese soporte yo no podría. El es ingeniero industrial posgraduado en business. En la oficina, él es el jefe y yo soy el jefe técnico. Fundamental también es Rodrigo Quesada, egresado de la UNQ que es mi brazo derecho técnico, yo creo y él lo ejecuta. Somos los tres pilares. Cada proyecto tiene un project leader y él es el jefe de los líderes, está en la ejecución de todos. La parte analítica de los análisis de ingeniería que hay que hacer para confirmar y desarrollar un concepto, es un grupo que lidero en la parte conceptual de cinco personas. Y en marketing, nuevos clientes, promociones, trabaja Philippe Oulhen, que fue quien creó North Sails en Francia. No quisiera dejar de mencionar a los argentinos que forman parte del equipo además de Rodrigo: Adrián Handoztok, Tomás Ballestrin, Jeremías Speranza, Lucas Suar, Agustin Palladini, brillantes ingenieros sin quienes no podríamos hacer lo que hacemos.
B: Comentaste que estás viajando en dos semanas…
JK: Sí, la mayor parte de mi tiempo es la parte creativa, lo conceptual, pero tengo a la vez que implicarme en la parte ejecutiva, cada 5 o 6 semanas dedico 2 o 3 semanas con Rodrigo en ese sector.
B: Trabajando con barcos todos los días, ¿navegas?
JK: Sí, navego en Star, navegué en Optimist de chico y pasé por un montón de clases. Pero Star siempre fue mi preferido, mítico. Navegué hasta el ’88 y dejé de hacerlo hasta el 2001, retomé y corrí todos los mundiales, salvo 3 o 4. Voy a correr el Sudamericano en Buenos Aires, cuando la revista esté en imprenta. Se corre en Dársena Norte, organizado por el YCA y Cristian Frers será el chairman.
B: Siendo una máquina de diseñar, sin parar, ¿tenés un cable a tierra o directamente el diseño es pasión y relax a la vez?
JK: Yo me casé por primera vez con una mujer inglesa. En el 2008 nació mi hijo y mi ex mujer bajó un cambio y al ver que yo, no sólo no cambiaba sino que aceleraba fue cuando dijo “basta”. Después de mucha terapia (de la que soy un gran defensor) se pudo recomponer la relación también con mi hijo. Mi familia pagó el precio. Por suerte últimamente lo he minimizado, estoy teniendo una buena relación con mi ex mujer y con mi hijo. Ella sufrió las consecuencias de esta tensión, de esta presión constante. Lo que yo asumí que era una vida normal, ahora me doy cuenta de que era una locura. También la gente que trabaja conmigo, es gente súper dedicada, muy focalizada en un objetivo. Éramos un grupo que nos motivábamos constantemente y seguimos completamente obsesionados, con la diferencia que ahora nos dimos cuenta que existía el alrededor. Cuando me remonto a aquellas épocas, sí, era una locura. Pero al mismo tiempo me enorgullece que no hay un solo equipo de Copa America hoy en día donde no trabaje al menos 1 ingeniero que fuera parte de nuestro equipo, mismo el gran Juan Garay de North Sails me lo recuerda cada vez que hablamos…
B: ¿Y te tomas vacaciones?
JK: No trabajar, para mí no existe, desconectar completamente, imposible, no puedo y no quiero, no sé cuál es la causa y cual la consecuencia. Hace unos años te hubiese dicho no quiero, ahora es no puedo. Las últimas vacaciones que me tomé fueron por mi hijo, por un tema complicado pero sólo trabajaba 3 horas por día, me relajé. Tengo un equipo tan bueno que me sabían en vacaciones y lo respetaban. Estoy bajando el ritmo pero no la eficiencia. Trabajo desde casa, tengo un equipo en Valencia, otro en Buenos Aires hago sesiones, pero gracias a tantos años de trabajar con ingenieros muy buenos, valiosos y brillantes casi todos argentinos egresados de la UNQ que constituyen un equipo sólido es que puedo hacerlo. Al haber hecho 25 años tan intensos, de los cuales la mayoría con las 3 o 4 personas más importante del equipo, ellos pueden llevar el ritmo solos y yo me concentro más en el tablero. Tenemos una oficina importante en Valencia, mi hermano trabaja allí. Teníamos una en Buenos Aires y finalmente decidimos que cada uno lo hiciera en su lugar, independiente.
B: Vamos a lo personal. Contame de tu “proyecto Serena”
JK: Mi mujer, Serena es norteamericana pero vive en Punta del Este, ciudadana uruguaya, pasa algún tiempo en Argentina también. Con Serena nos conocemos desde chiquitos, vivíamos en el mismo edificio, en Buenos Aires ella en el 9º y yo en el 6º, nuestras madres eran amigas y ella bajaba mucho a casa. Es 5 años menor que yo, y en esa época era como mi hermanita, los años de diferencia se notaban. Cuando me fui a estudiar, yo tenía 17 y ella 12. Se casó, tuvo hijos, yo hice lo propio también. Ya separados los dos y justo antes de la pandemia la vine a ver, pasamos navidad juntos y hubo algo que venía desde hace mucho tiempo, lo empezamos a hablar. Llegó la pandemia y hablamos mucho, fui a verla a Buenos Aires, nos enamoramos y decidimos compartir nuestra vida. Me mudé a Punta del Este. El 30 de diciembre nos casamos y vendrán muchos amigos, no todos los que quisiera porque viven en distintas partes del mundo como Australia y Nueva Zelanda no sólo es una fecha difícil sino que es muy costoso.
B: ¿Por qué elegiste Punta del Este para vivir?
JK: Primero, porque mi mujer vive acá y no concibo mi vida sin ella y segundo, porque es un país que me encanta y me sorprende, al que yo quería venir a vivir como una muy buena alternativa por considerarlo uno de los últimos países libres del mundo y por eso no dudé y tercero, porque me ofrecieron una vacación fiscal que es extraordinaria como la “frutilla del postre”. A Uruguay no sólo emigraron argentinos sino muchos extranjeros también, mucha gente de Suecia, Bélgica, Francia, sobre todo con la deriva socio-política que está teniendo Europa.
B: ¿Cómo es tu día acá?
JK: Me levanto muy temprano porque trabajo en el horario europeo, entre las 5 y las 6, ahora con 4 horas de diferencia, justo cuando empieza el trabajo en Valencia; me conecto a las 10/10.30 de ellos y hago la jornada y a las 4 o 5 de la tarde de acá me empiezo a calmar. Descubrí un mundo extraordinario que no había concebido fuera de la oficina. Me doy cuenta que hay un montón de cosas lindas para hacer y aprovechando el último sol del día. Hago surf, nado o me quedo en la terraza mirando el cielo, descubriendo algo nuevo. Estoy muy contento con este nuevo formato, se lo debo a Serena. Al principio me costó mucho porque me sentía culpable al no trabajar tantas horas como antes, pero ahora me doy cuenta que soy más eficaz de esta forma. Trabajo dos tercios del tiempo de antes pero con mucha más eficiencia. A mi edad, más de 10 horas por día empieza a ser complicado.
B: Juan, te agradezco tanto el espacio en tu agenda para darnos esta rica entrevista que no tiene desperdicio y ¡muchísimas felicidades para los dos en este nuevo estado civil!
JK: Me gustó mucho este tiempo, fue como una especie de terapia el repaso de toda mi carrera. Yo tengo en revistas dos grandes amores, una es la revista Barcos que mi padre recibía y que yo leía también y la otra es Seahorse, que me confirmó cuál era mi camino a seguir.
Barcos forma parte del yachting argentino que es fantástico y que le debemos a Germán Frers Senior.