Se acerca la fecha de inicio de los Juegos Olímpicos y tiembla Japón
Se ciernen de todos lados problemas insalvables, se buscan salidas de última hora, complicaciones impensadas y realidades difíciles de evaluar en el tiempo por llegar que resulta de incierto análisis en razón de la variabilidad del virus que muta y se transforma.
La población deportiva de elite ha continuado con determinación la preparación y entrenamiento pero un imponderable tan grande como impensable acecha y ya estuvo sobre el tapete que la cuestión de si las Olimpiadas de 2020 en 2021 deberían o no organizarse.
Pero una pequeña pero creciente minoría en el deporte está cada vez más de acuerdo con el hecho de que un evento internacional de superdifusión como los Juegos Olímpicos simplemente tiene que cancelarse, ya que el mundo todavía lidia con un virus en constante mutación.
Por otra parte esta organización se vio obligada a crear burbujas para cada representación y para cada una de las disciplinas en que compite, a programar ingestas solitarias de los equipos y a dejar de lado todo contacto personal con otras delegaciones o deportistas, incluyendo a los de la misma disciplina. Los JJOO han sido siempre un evento social a gran escala y un encuentro íntimo y expansivo de las tensiones que resultan de competir al más alto nivel.
Ese es el equilibrio natural de actitudes dentro de una comunidad deportiva entusiasta. Pero dentro de la población local, en general, la situación ya es muy diferente, con el 90% de la población en desacuerdo en el país anfitrión, Japón, en contra de la idea de que los Juegos se celebren en julio. Cabe recordar que sólo el 1% de la población está vacunada y al menos cuarenta municipios japoneses, que en años anteriores de Olimpiadas habían acogido generosamente a equipos nacionales, han indicado que en julio de 2021, dichos equipos ya no serán bienvenidos.
El programa ha borrado el tradicional Desfile Olímpico de apertura.
Tampoco habrá espectadores.
La aparición de éste y otros hechos, que introdujeron un alto grado de tristeza, busca ser compensado con la aceptación de lo impensable: que los Juegos Olímpicos de 2020 pospuestos no sucederán en 2021 y, por lo tanto, ¿vale la pena pensar en un tercer intento de organizarlos en Japón en 2022, cuando París 2024 ya está en agenda?
A principios de junio se iniciará la vacunación de todos los equipos japoneses para recibir su primera dosis de la vacuna Pfizer si aún no la habían recibido, o si estaban recibiendo alguna otra vacuna. Pfizer parece haber surgido como el estándar de oro, ya que proporciona un 95% de inmunidad, mientras que algunas de las otras, aunque siguen siendo efectivas, brindan una protección significativamente menor. Pero la evidencia anecdótica de experiencias personales sugiere que la Pfizer, en dos dosis, no deja ninguna duda de que el cuerpo ha pasado por una experiencia bioquímica bastante importante. Hay una brecha de cuatro semanas entre las dos inyecciones de Pfizer, y no debería esperarse un retorno total a la normalidad hasta aproximadamente quince días después del segundo pinchazo, aunque las últimas investigaciones sugieren que habrá logrado una inmunidad prácticamente completa en una semana después del segundo pinchazo. La inmunidad total y una sensación de bienestar general son dos estados psicofísicos muy diferentes y, por lo tanto, es realista pensar que un atleta olímpico que recibe el tratamiento completo de Pfizer necesitaría tener un período claro de ocho semanas después del primer pinchazo, antes de que lograra alcanzar volver a esa condición muy finamente ajustada que es la preparación para el rendimiento óptimo y tiene más componentes físicos y mentales de los que cree posible.
Pero en lo que va de la semana, no hemos podido confirmar ninguna evidencia de que el programa de vacunación para los atletas olímpicos, ampliamente bien recibido, haya seguido adelante, y ese aparente no evento, además de los anuncios de «No bienvenida» de los municipios japoneses, sugieren que estamos en presencia de un efecto dominó, al final del cual encontraremos la cancelación de los Juegos Olímpicos de 2021.
El parate de la vacunación surgió de protestas de los profesionales médicos resentidos por el tratamiento especial dado a los deportistas que reciben un tratamiento de élite cuando el mundo clama por la vacunación. Sin duda, los verdaderos héroes que merecen la vacunación inmediata han sido los trabajadores sanitarios de primera línea.
Negros nubarrones sobre Tokio.
Por Juan Carlos Soneyra