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EDICIÓN IMPRESA – Construcción de Embarcaciones Deportivas en Argentina

¿Qué, quienes, cuándo y dónde?

PARTE II

Seguimos conociendo juntos las estadísticas de nuestra industria naval liviana en todo el territorio. El análisis dará como resultado interesantes conclusiones que, en algunos casos serán reveladoras.

Con el compromiso asumido en el número anterior, vamos a introducirnos dentro del ADN de la industria nacional de embarcaciones de placer; dicho sea de paso, sostengo que el término “placer” implica una “satisfacción o sensación agradable producida por algo”. Ese “algo” es el placer de navegar. Las leyendas urbanas, la economía y la política toda de nuestro territorio entiende por “embarcaciones de placer” a un conjunto de adinerados que posee suntuosas embarcaciones. Nada más lejano a la realidad: se navega con un kayak, con un bote a remos, un dinghy, un optimist, una lancha, un bote, un velero, un motovelero o un yate motor: distintos barcos, distintas condiciones, distintos presupuestos. Todos navegan el mismo río, se queman con el mismo sol y se mojan con la misma agua. Hay embarcaciones de todos los precios. Tener un departamento en la costa, o dos autos, a veces es más oneroso que tener una embarcación intermedia. Valga este prefacio espontáneo para mucha gente ignorante o maliciosa que opina sin saber, argumentando elitismo. Y también que sepa que hay Industria, de gente que labura desde hace más de cien años haciendo barcos. Ya está, estaba atragantado. Sigamos con la estadística.
El total de las matriculaciones generadas tienen en primer lugar dos grandes divisiones: registradas en las diferentes zonas de Prefectura Naval Argentina (denominadas Jurisdiccionales) y las inscriptas en el Registro Especial de Yates (REY), también de Prefectura. Son jurisdiccionales aquellas embarcaciones pequeñas, cuyo numeral de arqueo sea menor a 1. Ejemplo: Bote motor de 4,3 mts de eslora, 1,84 mts. de manga y 0.85 mts de puntal tiene un numeral cúbico de 6.72 (producto de la multiplicación de las tres dimensiones y dividir por 5) resultando 1.34. Siempre que el número final no supere el 1.47/1.48, el arqueo total será 1 y deberá inscribirse en una Jurisdicción Prefecturiana (Olivos, Tigre, Rosario etc) y tendrán las siglas de esa Dependencia: ejemplo, San Fernando es SFER acompañado por el número que corresponda de expediente.


Si la cuenta obtiene un resultado superior a 1.50, el arqueo total envía la matriculación al Registro Especial de Yates. A partir de allí, se pueden desglosar entre embarcaciones “chicas” y grandes (hasta 24 metros de eslora máxima).
Ahora bien; esta división inicial es independiente a la segunda: análisis por Regiones. Las regiones abarcan varias provincias, dejando a Buenos Aires-CABA como una sola región (por ser la de mayor densidad poblacional). Para finalizar, la tercera división es computar las embarcaciones registradas por Provincias.
De cualquier manera, todos los datos son relevantes, y nos ponen en contexto general y en particular. Antes del dato duro (resumido, por supuesto), van algunos detalles a tener en cuenta: canoas, kayaks, botes inflables y todos los veleros de categorías monotipo, nacionales o internacionales NO se matriculan, es decir, un importante número de embarcaciones quedan excluidas de estos parámetros. Embarcaciones importadas están incluidas dentro de la estadística, incluso motos de agua. Hubo años de importaciones más destacados que otros, pero podríamos afirmar que, del total, puede estimarse entre un dos a tres por ciento son equipos foráneos.

Mercado por Región

Para ser muy explícito, tomé la estadística final de matriculaciones totales de 2018, divididas por regiones. Analicemos el gráfico número 1. El 52% de las embarcaciones registradas se distribuyeron en la región Litoral, comprendida por la Mesopotamia y provincias lindantes. Buenos Aires-CABA tiene un 39% de embarcaciones inscriptas en ese año. Le sigue la zona Sur (del país) con un 6% de registros (en ascenso), Córdoba el 1.23% (con una particularidad), 1% la región Norte del país y Cuyo, el 0.25% del total de matriculaciones.
Esta torta refleja claramente donde se encuentra el grueso del mercado, siendo Cuyo una región de poca actividad náutica, al igual que el Norte, y la región litoral la que demanda el mayor porcentaje de embarcaciones del país, superando a Buenos Aires-CABA.
Córdoba merece un capítulo especial, ya que en la provincia mediterránea la Prefectura no tiene jurisdicción, siendo entonces las matriculaciones del 1.23% de cordobeses que registran sus barcos en otras provincias.


La zona Litoral siempre ha sido el motor de la industria naval, el gran consumidor de embarcaciones, por supuesto, junto a Buenos Aires. La prodigiosa Mesopotamia argentina y sus costas vecinas son verdaderos paraísos de la pesca y el relax. Sus habitantes ribereños y de muchos kilómetros tierra adentro, poseen algún tipo de embarcación, mayoritariamente lanchas, botes y trackers de esloras no superiores a seis metros promedio y potencias bajas, promedio 40/50 hp. Esa es la media elegida para navegar en zonas de islas vírgenes, con mínimos servicios básicos de guarderías, sin surtidores al pie del río, rampas y varaderos, servicios existentes sólo en las ciudades más importantes.
Desde siempre los habitantes del litoral viven el río a pleno; es su refugio, su lugar de esparcimiento, donde la práctica de la pesca deportiva tiene alcance internacional (gogleen Fiesta del Surubí, Goya, Corrientes, y verán más de mil lanchas lanzarse en busca del mejor pez). Por esa razón, a mi entender, una buena parte de la industria de embarcaciones ha nacido, crecido y mantenido a lo largo del tiempo: para abastecer al mercado litoraleño quienes, por razones que mezclan idiosincrasia, necesidad y sentimiento nacionalista, consumen embarcaciones de producción nacional con fanático rigor. Merece la pena destacarlo, y agradecerles. Tener un “bote” como suelen decir en todo el litoral, ”es tan necesario como tener un auto. El río es parte de nuestra cultura, es el día a día”, me comentaba un conocido de la zona del alto Paraná. El litoral fue el mayor consumidor de embarcaciones deportivas nacionales en los 90, la década de mayor importación de embarcaciones en la historia.
Por otro lado, Buenos Aires es la provincia donde se encuentra el mayor porcentaje de la actividad constructiva y recreativa del país, donde existen numerosas guarderías, marinas, servicios extendidos desde la ciudad de La Plata hasta kilómetros arriba de San Nicolás, con epicentro en las ciudades de Tigre y San Fernando. Buenos Aires y su 39% difiere del tipo de embarcación comparada con las del litoral; motos de agua, semirrígidos, veleros, cruceros y lanchas de todas las esloras, con mayores potencias. La razón es de simple entender: más población concentrada, acceso directo a astilleros, una gran estructura de servicios, diferentes tipos de navegación en el delta (todo tipo de embarcaciones), Río de la Plata para el 95% de la actividad de vela, cruceros para navegar hacia los puertos uruguayos, lanchas de pesca, paseo, práctica de deportes náuticos, kayaks etc., etc. La pluralidad de diseños y modelos es inmensa, pero en definitiva Buenos Aires posee menos matriculaciones pero en cuanto a esloras y tipos de barcos superan a los equipos vendidos en el litoral. Respecto a la región Sur, la zona de los grandes lagos es la de mayor concentración de embarcaciones, en su mayoría cabinadas y semirrígidos. Si miramos la costa marítima argentina, no tiene niveles importantes de barcos registrados, debido a su extensa geografía y un mar pocas veces benévolo para navegar.

Mercado por provincias

Siguiendo abriendo los números de 2018, Buenos Aires- CABA mantiene el mayor número de embarcaciones anotadas (1458 unidades); Santa Fe le sigue de cerca con 1342, manteniendo históricamente el segundo lugar, siempre en crecimiento.
Si separamos Buenos Aires de CABA, Santa Fe es la provincia que más equipos registró (1342), seguido por Buenos Aires con (1253), Entre Ríos (496), Corrientes (346) y CABA (205). Todas lecturas interesantes para entender cómo se mueve la economía en el mundo de la náutica.
Así, con una idea generalizada de la presencia en el territorio de nuestra industria nacional, cerramos este informe destacando la importancia de la industria naval liviana argentina que, además de hacer barcos para la recreación, provee cientos de embarcaciones anuales para trabajo, apoyo, rescate, patrullaje, pesca comercial, batimetría y boyado, pasaje, practicaje y avistamiento.
No todo es placer señores… también aportamos trabajo y soberanía en cada rincón del país.

POR: GUSTAVO REVEL

FUENTE: CACEL

barcos@barcosmagazine.com

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